Capítulo 2

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Leo vio sus maletas ya estaban casi llenas solo tenía trajes para su trabajo y un poco de ropa informal y unas que otras cosas de uso personal, ya solo le faltaba cerrarlas estaba un poco nervioso no sabía a donde lo iba a llevar su padre, solo le dijo que le rentaba una habitación, él tenía miedo de que fuera un lugar desagradable, aunque sabía que su madre no lo permitiría pero aun así, su madre no lo podía defenderlo mucho esta vez.

El analizó mucho la situación, podía empezar de cero, con ayuda de sus amigos y olvidarse del trato que tenía con su padre e independizarse, y le gustaba la idea por un segundo, pero él amaba su trabajo, y siempre supo que su destino era estar en esa oficina y llevarla a otro nivel, ama el café más que a nada en el mundo junto con los negocios, era algo que lo apasionaba y tenía que demostrar que él podría hacerlo. Pero para eso tenía que soportar un año de estar prácticamente como peón de su padre, y sabía que se lo merecía e iba a cumplir con su castigo.

Eran las siete de la mañana, se levantó, se arregló y sacó sus valijas del cuarto, entregó la habitación en recepción. Pasó a desayunar a uno de sus restaurantes favorito porque no sabía hasta cuándo podría pagarse esas comidas. Llegó a casa de su padre diez minutos antes de su hora acordada.

-buenos días, joven- le dijo la mucama que lo vio en la sala esperando a su padre.

-hola Juanita- se acercó la abrazo y le dio un beso en la mejilla.

-¿ya has sido anunciado? – le preguntó.

-no, pero quedé de ver a mi papá aquí a las 9 de la mañana.

-está bien, déjame ir avisarle que ya estás aquí.

-gracias, juanita- le contestó y regresó a sentarse.

Unos cinco minutos después su padre apareció vestido como siempre, con un traje a la medida e impecable que sabía perfectamente que su madre lo había elegido esa mañana para él. Leo y su padre eran muy parecidos lo único que los diferenciaba era la edad y la nariz ya que la de su padre era más gruesa, él tenía la de su madre, un poco más fina pero varonil.

-llegaste a tiempo.-dijo su padre viendo su reloj.

-Te dije que voy a cambiar- le contestó.

-ya desayunaste - le afirmó su papá.

-sí, ya estoy listo para trabajar- le respondió.

-perfecto, toma esto- le dio una tarjeta y un sobre- es la dirección donde vas a vivir, y el dinero de adelanto para que pagues tu renta y tu deposito del lugar, y a las 10:30 preséntate en recursos humanos en la oficina.

El tomó el papel y lo leyó se dio cuenta que conocía la dirección, levantó la vista y le dijo a su papá

-¿No es la casa de Mónica?-dijo Leo con los ojos entrecerrados y un poco confusos.

-Sí, te va a rentar su cuarto adicional, le dije que estarías nueve y cuarto así que no llegues tarde. – le dijo viendo su reloj nuevamente. –ah dame las llaves de tu auto.

Leo estaba confundido entre porque Mónica le rentaría el cuarto y por qué su padre le pedía las llaves del auto, ya que el contrato mencionaba un auto que estaba a su nombre, y el Audi estaba a su nombre.

-pero papá en el trato estaba un auto incluido- lo dijo en tono de berrinche.

-sí, lo está, es este- y le entregó otras llaves.

Sabía que no estaba en posición de hacer ningún reclamo así que intercambió las llaves con su padre, estaba a punto de irse cuando regresó a para decirle.

Cosas que nunca cambianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora