Capítulo 1: Conoce mi infierno

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ADVERTENCIA ⚠️⚠️
La siguiente historia contiene violencia y contenido R18 (no en este capítulo, al menos el R18 no).

Si no te gusta...¡no leas está historia!

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Estaba dormido.

Profundamente dormido.

Su sueño era increíble. Estaba con sus padres, todos eran felices y se notaba su profundo amor.

Estaban cenando pacíficamente cuando tocaron la puerta. Era la pareja del Omega.

Cuando este abrió la puerta pudo ver un poco su rostro. Tenía los ojos carmín y una linda sonrisa.

Hasta ahí llegó todo. El ruido de su celular le despertó.

De vuelta a la triste realidad.

Miró su reloj y eran las 6:10 de la mañana. ¿Quién podría marcar a esa hora? Vivía solo así que solo podría ser alguien.

Contestó de inmediato y recibió un fuerte grito.

¡¿A qué hora piensas abrirme?! ¡Llevo esperando media hora!

Frotó sus ojos y se levantó de la cama. Aún faltaba mucho para la escuela pero normalmente ese chico quién llamaba llegaba muy temprano con la excusa de que solo le haría compañía.

— Lo siento. Iré de inmediato—

Colgó y fue rápido a la puerta, abriéndola de inmediato.

Ahí estaba.

Ya tenía su uniforme puesto y en su hombro colgaba su mochila de forma floja.

En verdad se veía molesto.

Sabes que puedo dejar de venir si mi presencia te molesta...

El castaño negó.

Me quede dormido. Eso es todo, lo siento

Vió como suspiró y solo entró en el apartamento, dejando su mochila en el sofá. Ahí, a un lado, se sentó.

Ven...

Indicó mientras palmeaba suave sus piernas.

El Omega no quería acercarse, pero si no lo hacía ocurriría lo peor, así que obedeció.

Se sentó en sus piernas, mirándolo de frente. Él contrario solo rodeó su cintura con sus brazos y empezó a olfatear el cuello del más bajito.

Vaya que se sentía incómodo.

Se acerca tu celo ¿verdad?

Un asentimiento le bastó.

¿Ya me dejarás marcarte? He estado esperando mucho como prometí pero no veo cambios en tu actitud. Pareces más distante—

Un suspiro leve escapó de los labios del castaño

Solo...no me siento listo para ello. Me da miedo—

Sintió como una mano subía y le tomaba del cabello, jalándolo sin piedad alguna.

¿Por qué tendrías miedo? Serás mi Omega quieras o no. Ahora ve a arreglarte

El chico se levantó así que por consecuencia el Omega cayó al suelo.

Se tuvo que levantar e ir rápido al baño.

Se duchó rápido y se colocó el mismo uniforme que el alfa, el cual seguía esperándole afuera.

Eso era todos los días.

Lo Mejor Siempre Viene Después (Actualizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora