Para Kim Taehyung todo el mundo es una porquería. Sufriendo el abandono de uno de sus padres y más traumas pasados, sigue sonriendo por la única persona la cual lo hace feliz, su pequeño novio, Min YoonGi.
Todo se vuelve diferente con la llegada de...
─ Qué tal si vamos a mi lugar secreto, hyung?─ Una sonrisa enorme había en la cara del menor, no pensó que Taehyung terminaría aceptando ir con él.
Había insistido demasiado en clase y los descansos, irritando un poco al mayor, el cual en su cabeza pensaba que si aceptaba salir con él al lugar que quisiera, ya no molestaría. Después de clase, con la excusa de Kim ''no tengo nada más que hacer'', ambos comenzaron a caminar por las desoladas calles de Seúl.
Por su parte, Kim no podría ver por unos días a YoonGi debido a su celo e ir a su casa no era una opción, prefería mantenerse al margen en toda la situación de su hogar. Le aburriría estar horas encerrado en su habitación y sabía que hasta la madrugada su padre no estaría; después de todo sí le vendría bien tomar aire.
─ Mi única condición es no estar rodeado de mucha gente.─ Siguió al pelinegro que se encontraba a su lado, el cual asintió con frenesí. Sin más, el mayor escuchaba todas las cosas que Jungkook decía, encontraba interesante hablar de las películas que le gustaban, mas no hablaba mucho sobre él.
De repente, el menor dejó de caminar, observando con asombro a la persona que caminaba al otro lado de la calle. Una joven chica morena de pelo corto y negro que, por su olor, era una Omega. Ella vió al Alfa pelinegro, por lo que cruzó inmediatamente para dirigirse a ellos.
─ Jungkook!!─ Ante el llamado, la mente del menor se puso en blanco, atinando a tomar de la mano al mayor y comenzar a correr a pesar de sus quejas por haberlo tocado.
La pelinegra sólo observó callada la escena, sabiendo que algo como eso iba a suceder; ¿Qué esperaba luego de lo que ocurrió años atrás?
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─ Eun-Ho, voy a salir, dentro de un rato regreso.─ Se puso su abrigo junto a un gorro, hacia frío afuera y no quería congelarse.
─ No puedo dejarlo ir, joven YoonGi. Tengo ordenes estrictas de su padre.─ Vió el ceño del pálido fruncirse, estando en su celo no podía arriesgarse a salir por obvias razones.
─ Ya tomé la pastilla y me puse un poco de crema, sé cuidarme perfectamente... Además, sólo veré a un amigo.─ Abrió la puerta y estuvo a punto de cerrarla si no fuera por un zapato que se interpuso en el camino.
─ Lo llevaré en el auto, pero no puedo dejarlo ir solo.─ El menor rodó los ojos y accedió, abriendo la puerta y dejando que Lee pasara.
Iba a ir a encontrarse con Jimin, el nuevo estudiante que a través de Instagram y whatsapp pudo conocer más. Le cayó bastante bien en esas escasas horas en las que estuvieron hablando. Sin embargo, todavía no había podido hablar con él personalmente por estar casi todo el tiempo con Tae, sumando que estaba en celo y había empezado a faltar al instituto.
Ante esto, al Omega rubio se le ocurrió la magnifica idea de salir a comer a un local de comida que conocía para poder hablar cara a cara y divertirse. Hasta ese momento, YoonGi nunca mencionó lo que había ocurrido ese día en el salón de teatro cuando lo vió bailar de manera tan sorprendente.