Un malhumorado exmilitar discapacitado conocerá a su alterego en forma de mujer, una chica despreocupada y desordenada que, pese a que suene irónico, llegará a su vida a colocarle todo en su lugar.
Después de sus intencionales descuidos cuyo fin er...
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—Tú no la necesitas, pero yo sí, disculpe, está un poco irritable por los síntomas, tuvo neumonía —explicó su padre.
Lo único que podía hacer era sonreír de la forma más agradable posible, porque si yo fuera su padre ahora mismo lo habría mandado a volar.
—No se preocupe señor Trevor —me pare firmemente ganando la mirada del muchacho —, ante todo buenos días, mi nombre es Emilia y desde hoy estaré trabajando aquí como tu... cuidadora.
«Niñera, es la palabra correcta»
—Sí, ajá —me miró mal y volvió a su habitación.
—Discúlpelo, a veces es muy malcriado, culpa de su madre, ella era argentina, por eso el acento, pero murió aquí, solo que se fue muy pequeño con ella a Buenos Aires, cuando ella murió y se enlistó en el ejército, se lesionó en combate, fue baja con honores, ha pasado poco más de un año, solo le pido que tenga paciencia con él ¿Hay algo más que deba saber de usted?
«Creo que ya se toda su historia y sin siquiera investigar.»
—Los sábados llegaré un poco tarde porque tengo asuntos personales —«como hacer limpieza en todo Phoenix». —Por otro lado, muchas gracias por la oportunidad señor Trevor.
Sonrió de manera amable —No hay de que, bueno, tengo que ir hacer un trabajo, por favor, no dejes que Sealy salga, aún tiene tos y puede recaer, es necio, pero creo que puedes manejarlo.
«Vamos a domar al león»
—Si, adelante —era la primera vez que cuidaría a alguien, no sabía de cuidados especiales, ni nada, pero puedo aprender.
💋 💋 💋
Después de unas horas el muchacho no había salido de su habitación, tampoco es como que quiera verlo, pero el humor que traía cuando conocí hizo que por poco quiera irme, no por miedo sino porque es irritante y yo detesto a ese tipo de personas, apenas podré aguantar su mal humor pero necesito un empleo bueno.
Caminaba de un lado a otro, pensando si era buena idea y entablar una conversación con él, pero vamos a ver si podemos congeniar y llevarnos bien.
—A la de Dios —susurre antes de tocar la puerta de su habitación —, solo vuelve a presentar y entablar una conversación con él, nada más, es sencillo, lo más fácil del mundo.
La puerta se abrió, revelando al muchacho quién me miró de pies a cabeza, quiero pensar que es porque soy mucho más alta que él, ya que está sentado.
—¿Te perdiste vos? —mis ojos se escaparon a su habitación, era amplia y con algunos cuadros de marines colgados, muy perfecta y ordenada. Chasqueó los dedos —¡Oye! —elevó el mentón —¿Asunto?
—Bueno, quería saber cómo estás y conocerte un poco, joven.
«Culpen a los nervios, porque pude haber dicho algo más inteligente que eso»
