Desperté debido a que el sol caía en mi rostro y eso no me deja dormir en paz, ¿Acaso ayer no cerré la ventana?
Me moví hacia la izquierda, pero cuando acomodé mi brazo, me topé con un palo de metal. Abrí los ojos y lo primero que ví fue el rostro de Seal, quien estaba recostado en el asiento y profundamente dormido.
Extrañada miré a mi alrededor y caí en cuenta que estábamos en su auto, nos dormimos en su auto. Me intenté sentar, pero un fuerte dolor se coló en mi cintura, me quejé, pero eso no menguará el dolor.
— Seal — moví levemente su brazo —, oye, soldadito de guerra.
Se movió un poco y abrió levemente los ojos. — Dios — sacudió los brazos —, mi espalda — dijo entre un gemido.
— Mi cintura ¿Porque no me despertaste anoche?
— Estaba cansado, boluda — intentó sentarse, pero no lo logró — ¿Me das una mano?
— Yo que tú mejor me quedo donde estoy —el dolor era feo, bueno después de todo aquí no se duerme cómodo. — Ven aquí — acomodé el asiento para que pueda sentarse.
Gimió de forma estratosférica — La puta madre que los parió, che
—Si, definitivamente esa jerga cuadra con el asunto. —seguí acostada.
—¿Mi viejo no se dio cuenta que su inútil hijo no llegó a dormir? Qué irresponsable. —exclamó ya sentado.
—Yo creo que sí, aún no se da cuenta. —intentaba levantarme del asiento para ya sentarme. — Aparte ya eres un adulto y no estás enfermo.
—Tenés razón. Dios, tengo la espalda entumida y las piernas también.
Sonreí un poco burlona, aunque yo estaba igual. Abrí la puerta y bajé del carro, lo primero que hice fue estirarme, estirarme tanto que me sentí ligera. Bostecé un poco y volvi a ver a Seal.
—¿Ya te vas a bajar o seguirás ahí? —pregunté caminando a la puerta del copiloto.
—¿Esperas que me quede aquí? No me atendí como generalmente lo hago por las noches, seguro tengo la sonda hecha un desastre.
—Ya, ya, no reniegues — me miró molesto y yo saqué la silla de ruedas para que pueda bajar. —Deja te ayudo, no vaya a ser que me griten si te pasa algo mal.
Frunció el ceño —Preocúpate por lo que yo te puedo hacer, pelotuda — se movió a la silla con bastante agilidad.
—¿Qué puedes hacer tú, que no pueda evitarlo?
—No tenés idea, bolu, no tenés idea.
Cerré la puerta y comencé a empujar su silla hacia la casa —No te hagas el machito.
—¿Por qué dices vos eso? Podría matar a un insecto como vos con suma facilidad, no me provoca —abrí la puerta y seguimos hacia su habitación.
Me crucé de brazos —A ver, demuéstralo
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THIEF OF LOVE
Novela JuvenilUn malhumorado exmilitar discapacitado conocerá a su alterego en forma de mujer, una chica despreocupada y desordenada que, pese a que suene irónico, llegará a su vida a colocarle todo en su lugar. Después de sus intencionales descuidos cuyo fin er...