Volver en el tiempo

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Nada reemplaza a una madre. Ni siquiera un gran amor. Y así fue como se le presentó la vida de Valentina. Nada ni nadie podría llevarla desde el fondo del pozo donde cayó, ya que la única persona que tendría el coraje de intentarlo fue la razón por la que se hundió.

- Perdón. Disculpame. Por favor discúlpame - Valentina habló, llorando, sin control de sus emociones, todavía acurrucada en una esquina del asiento del automóvil, sin mirarme, escondiendo su rostro y sosteniendo sus manos como si temiera que no se pudiera confiar en ellas.

Confieso que por unos segundos sentí ganas de salir corriendo del auto y alejarme de toda esta locura. Volver a ser la simple lenta Juliana y pero ya ni siquiera me importaba eso. Pero sería imposible olvidar todo lo que había sucedido. Ella ya estaba dentro de mí.

Todavía un poco mareada, traté de acercarme a Val para mostrarle que estaba bien, a pesar de que estaba sangrando. Tenía la cabeza pesada y estaba entrecerrando los ojos para sentirme menos mareada. Cuando estaba cerca de tocarla, escuché su voz baja y triste.

- No debería haber nacido. Y ella no merecía haber muerto. La maté, Juls. La maté Justo como te lastimé ahora. No te merezco.

Finalmente la toqué y la hice mirarme. Quería darle a esa chica en todo el mundo. No puedo imaginar el sufrimiento que fue su vida, pero quería entenderlo para poder ayudarla.

- Val, no quiero que te pongas más nerviosa. Yo estoy bien. No fue nada serio.

- ¿Pero y cuando si lo sea? No podía controlarme ahora. Justo como pasó esa noche ... - ella estaba empezando a tensionarse de nuevo y no podía permitir que ocurrieran más accidentes.

- Mírame, fija tu mirada en la mía. Cuando te conocí, me pediste que respirara y te mirara a los ojos, ¿recuerdas? Me sentí bienvenida. Entonces necesito que hagas lo mismo. Solo mírame.

Ella era muy hermosa. Podría pensar que es frágil, pero al mismo tiempo emanaba un poder que provenía de un lugar desconocido, un lugar de energías primitivas. Me hipnotizó y tragué por completo.

- Juliana, no puedo soportar que pase nada más, mucho menos a ti. Mi padre tiene razón. No debería verte más. - trató de contener desde el principio de la oración, una lágrima pesada que ahora caía libremente sobre mi rostro.

- Val, ¿olvidaste lo que vivimos hace una hora? No te abandonaré. Te lo prometí y quiero cumplirlo. Pero necesito que seas honesta conmigo. - pedí con tranquilidad, sin mostrar ningún nerviosismo o ansiedad de los que estaban habitando mi ser. Ella permaneció sin mostrar algún cambio en el comportamiento. Entonces, continué.

- Mírame, respirando tranquilamente y dime. ¿Qué le pasó a tu madre?

Respiró hondo sin cerrar los ojos, sin olvidar que estaba conmigo, permaneciendo en realidad y a mi lado.

- Durante mi episodio, que mi padre consideró un tipo de aceleración molecular, yo ... yo ...

- Respira. Sin prisa. - sostuve sus manos mientras inhalaba y nunca apartó sus ojos de mí.

- Cuando ella me abrazó, no pude controlar mi fuerza y ​​la velocidad de mi cuerpo. La empujé, Juls. La empujé con todo lo que tenía en mí.

Las lágrimas llegaron sin parar, pero ella se mantuvo firme, sin temblar, sin cerrar esos hermosos ojos azules. Pude ver el alma de esa chica a través de esos hipnotizantes ojos. Eran espejos tan claros que me mostraban su total pureza.

- Cuando comencé a salir del trance, volví a mi estado más normal, me di cuenta de que mi padre me estaba gritando y tratando de correr para ayudar a mi madre, quien se había golpeado la cabeza con fuerza en una mesa en la sala de estar. Me escapé, Juls. No pude lidiar con esa escena y me escapé del apartamento.

La decepción era visible. Además de lastimar a su madre, no se quedó para ayudarla. Se sentía como si fuera una cobarde. Valentina fue corroída por la culpa no solo de la muerte, sino también de su falta de coraje para enfrentar las consecuencias de sus acciones. No pude evitarlo y una lágrima terminó en mis ojos.

- Recuerdo cuando llegué a casa, después de pasar la noche llorando por la ciudad, mi padre me estaba esperando en la sala de estar. A mi madre ya se la habían llevado. Tan pronto como lo vi a la cara, él decidió mi futuro. - Valentina, mañana, serás llevada a una clínica y hasta nuevo aviso, no podrás salir. Temo por las personas que pueden tener contacto contigo y terminar como tu madre. De ahora en adelante, ya no eres mi hija. El dia de hoy, perdiste a tu familia.

***

Sentada en ese avión, la miré para tratar de comprender la emoción que estaba sintiendo. No tenía que explicarme que alguien había muerto, y mucho menos que era él, su padre, quien la había dejado para siempre. No es que él fuera una figura paterna ejemplar, pero era lo que ella todavía tenía que llamar a su familia, incluso de una manera retorcida. Ella ya no tenía a sus abuelos, y no podía decir primos, ya que fue privada de la vida social cuando era joven. En ese momento, cuando su padre finalmente la dejó, quería haber estado con ella, pensé sin sacar las palabras de mi boca.

- Lo siento, Val. No estoy segura de qué más decirte aparte de eso.

- No necesitas sentir mucho, de hecho no necesitas sentir nada. Incluso lo entendería si ya no sintieras nada sobre nuestra historia. - Dijo Valentina en voz baja, casi expresándose sobre lo que estaba pensando, sobre lo que realmente creía. Pero ella no podía estar más lejos de la verdad.

- Sabes que esto es imposible.

- Estaba tan mal contigo. Desearía poder retroceder en el tiempo y haberte contado todo desde el principio.

La miré, esperando que continuara y me dijera algo que aún no sabía, que probablemente era mucho, ya que cuando me abandonó, no dio explicaciones muy elaboradas. Este agujero en mi alma y en nuestra historia fue algo que me molestó, pero que traté de no pensar, porque cada vez que me preguntaba a mí misma, aparecía en mis sueños y todo mi cuerpo reaccionaba.

- ¿Sabes qué, Val? Estoy cansada.

- ¿Qué quieres decir, Juliana?

- Me cansé del discurso de la víctima y de perder el tiempo. ¿Por qué no intentamos iniciar un diálogo completo aquí y ahora? No tengo nada mejor que hacer que escucharte. ¡Entonces anda, dime!

Ella vio que ella se estaba poniendo nerviosa, se movió en su silla, abrió mucho los ojos y sus manos comenzaron a moverse. Ella sonrió nerviosamente, con la cabeza baja y alzada, como si se preguntara si lo haría o no, si realmente abriría la boca para contar todo o si era mejor intentar escapar. Pero ella no tenía a dónde correr.

- Cuando pensaba en contarte todo, llegué a la conclusión de que te perdería, pero te perdí de todos modos, ¿verdad?

- Ese día, el día que me dejaste atrás, después de esa noche, sí ... una parte de mí la perdiste para siempre. La parte más pura de mí. La que te había dado por completo. La que demostró que aquella Juliana se había ido.

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Las leo chicas 👀

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Ésta historia NO ES MÍA, todos los créditos son de Taikleisla23 que amablemente que me dejó traducirla al español.

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Lo que queda atrás | Juliantina I TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora