(Leer con la canción en bucle, por favor)
No somos lo que solíamos ser y es normal porque el ser humano evoluciona, cambia con el tiempo y no deberíamos de sorprendernos pero es que los cambios a veces son tan sutiles que ni siquiera te das cuenta.
Tal vez un día despiertes y ves una camisa color negra que un día antes amabas pero ese día la vez y la detestas tanto que ya no la vuelves a usar jamás, son cambios que tenemos como humanos, nuestros gustos cambian y también nuestros sentimientos.
Imagina que estás en una relación que va de maravilla pero de repente las cosas empiezan a ponerse raras, poco a poco sientes que la relación cambia, algo en ella cambia, ya no la sientes única si no monótona.
El irte a dormir con esa persona todos los días ya no es una maravilla, si no una cosa normal.
El sexo ya no se siente como si tocaras el cielo, las caricias, los besos, los apodos ya no te parecen tiernos ni llenos de amor, si no algo tradicional que se tiene que hacer porque tienes pareja.La costumbre es una de las dificultades más difíciles en una relación y es una verdadera odisea poder salir de ese hoyo que sin quererlo han hecho.
Hay pocas parejas que logran salir de ese bache, van a terapia, se conquistan de nuevo y recuerdan porque se aman tanto, vuelven a vivir felices y enamorados pero tristemente, para otras no.
Otras parejas están tan sumergidas en la costumbre que el amor se va, se les sigue llamando pareja pero ellos no son más que dos personas que solían amarse.
A Emilio y Joaquín les pasó eso, llevaban 10 años de casados y tristemente el amor había llegado a su fín.
No es que ellos no hubieran luchado para estar juntos porque vaya que lo habían hecho, habían intentado de todo pero simplemente ya no se sentía igual.A ambos les destrozada saber que ya no se amaban, que Joaquín ya no le brillaban los ojos cada que miraba a Emilio y que Emilio no sonreía cuando miraba a Joaquín sentado mientras leía un libro.
Les dolía saber que ya no se deseaban, ya no se dedicarían canciones, ya no suspiraban por el otro, ya su pulso no se aceleraba por un acercamiento, ya no escucharían un "te amo" de los labios del otro.
Y ahora aquí estaban, en la casa que solía ser de ambos y que venderían ya que cada quién se iría por su camino después de firmar los papeles del divorcio.
Estaban sentados en la sala, mirándose sin saber bien que decir aunque sabiendo bien lo que el otro sentía.
El abogado había traído los papeles y dijo que pasaría por ellos a la mañana del siguiente día, la carpeta negra estaba en la mesa del centro, ni siquiera había sido abierta y es que ambos estaban tan tristes de saber que con una sola firma darían fín a un noviazgo de 6 años y un matrimonio de 10 años en el cuál habían sido felices pero que ahora pasarían a ser historia, solo bastaba una firma.
Joaquín miraba su manos mientras jugaba con sus dedos, Emilio veía a su esposo y sabía que estaba nervioso, sabía que jugaba con sus manos cada que los nervios lo atacaban y quiso acercarse a él pero no lo hizo, no sabía si estaría bien.
Emilio miró la carpeta negra y tragó saliva con dificultad, cerró sus ojos y llevó sus manos al rostro y así taparlo, no quería que su esposo viera sus ojos llorosos.
Joaquín miró a Emilio y aunque su esposo se tapara sabía perfectamente que estaba a punto de llorar por que él estaba igual.
Son muchos años de estar juntos, de compartir cosas, de amarse tanto que ahora parece increíble que ese sentimiento ya no esté.Parece como si el Joaquín y el Emilio que están sonriendo afuera de la iglesia, fueran otras personas y no ellos, pareciera que esa foto que está en la mesa de centro donde mostraban a dos jóvenes dándose un beso en la playa donde fue su luna de miel, hubiera pasado en otra vida, una vida donde él era felíz y que desearía estar ahí, vivir en esa vida de nuevo.
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Imaginación «One Shots Emiliaco»
Short Storyson historias cortas que se me han ocurrido escuchando alguna canción