Emilio se encontraba frente a su casillero sacando su chaleco negro y su gafete para entrar a trabajar en su turno de mesero en el restaurante de su padre, tenia ya un año trabajando ahí y la verdad es que le encantaba su trabajo y no es por echarse flores el solo pero se le daba muy bien. Se puso el chaleco y cerró su casillero, se puso su gafete y salió disparado a la cocina para hacer el relevo de turno.
-Hola, Emi -lo saludó Sara, una de las cocineras del otro turno
-Qué onda, Sara -contestó alegremente Emilio mientras salia por la puerta de la cocina que daba con la sala principal del restaurante, solo habían tres mesas ocupadas así que dedujo que seria una tarde tranquila.
-Mailo, te dejo esas mesas porque acaban de llegar, a la dos y la cuatro ya les tomé la orden pero a la seis no ha pedido nada más que un refresco igual creo que está esperando a alguien -le informó Rodrigo, el mesero del otro turno
-Va, ¿sabes si está mi papá?
-Se fue hace 10 minutos con tu mamá
-Okay, ¿hubo mucha gente?
-Nah, hicimos 30 folios, nada fuera de lo normal
-Cool, ¿la nueva cajera no te dio problemas? -Rodrigo se rió
-A mí no pero Joaco está que revienta de estrés, creo que la chica la regó muy cabrón
-Valió madre, ojalá mi papá no la regañe
-No lo creo, Joaco lo arregló pero igual está muy estresado
-Siempre se estresa cuando tiene que enseñar a alguien
-Bueno, me voy ya que Maria me está esperando, nos vemos luego Mailo
-Va, me saludas a Maria, nos vemos Rodri -su compañero salió de la sala principal diciendo adiós con la mano.
Emilio quería ir a la recepción para ver a su amigo y hablar con él un rato ya que como Joaco es cajero del restaurante no se podía mover de ahí pero, tenia clientes así que se dedicó a atenderlos lo mejor que pudo con la esperanza de que le dejaran una buena propina y ya iría con su amigo cuando pagaran la cuenta alguna mesa.
Una hora después la mesa 6 pidió su cuenta y Emilio se la llevó, espero a que el cliente pusiera el dinero o la tarjeta en la carpeta y se encaminó hacía la recepción donde se encontró a su amigo tomando agua de su botella color azul.
-Hola, señor maestro de cajeros -Joaquin lo vio y sonrió
-Hola, señor maestro de dejar las carpetas en mi mostrador después de agarrar la propina en lugar de llevarselas a su lugar -Emilio se rió
-Voy llegando y ya me estás reclamando por algo, contigo no se puede Joaco -Emilio le entregó la carpeta y Joaquin la abrió
-Juan Emilio, pareces novato hijo mío
-¿Ahora por qué?
-¿Ya viste que tarjeta echó? -Emilio bajó la mirada a la carpeta y se dio cuenta de que efectivamente el cliente había puesto una tarjeta que no aceptaban
-Ups -Joaquin se rió y le devolvió la carpeta, Emilio fue de nuevo con el cliente y le dijo al señor que no aceptaban aquella tarjeta, segundos después Emilio volvió con otra tarjeta
-Nada más vienes conmigo y se te olvida como hacer tu jale -Emilio se rió
-Es que me distraes, mi amor -Joaquin se carcajeo
-Y luego te preguntas que de donde salió el chisme de que tú y yo somos novios -comentó Joaquin mientras cobraba la cuenta en la tarjeta del cliente
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Imaginación «One Shots Emiliaco»
Short Storyson historias cortas que se me han ocurrido escuchando alguna canción