-¿Padre?
Un niño de cabello rizado acompañado de una niña un poco más pequeña que él también de cabello rizado hasta los hombros caminaron lentamente hasta la cama donde sus padres estaban acostados.
Ellos sabían que tenían prohibido pasear por el castillo sin supervisión de sus padres o de algún sirviente del lugar pero Ana, la niña más pequeña había tenido una pesadilla y había despertado a su hermano Tomás diciéndole que fueran con sus padres porque tenía mucho miedo de estar ahí sola pues ella decía que sus padres eran las personas más valientes y protectoras que a conocido.
Tomás como buen hermano mayor, la tomó de la mano y la condujo hasta la alcoba de sus padres, abrió la puerta lentamente y la cerró del mismo modo. Ana apretaba la mano de su hermano con fuerza porque la oscuridad le daba miedo, su hermano prendió la lámpara que estaba en el buró de a lado de la cama de sus padres para calmar un poco a su hermana pequeña.
Movió ligeramente el hombro de su padre después de llamarlo, segundos después el hombre comenzó a moverse y se giró para encontrarse a su hija con ojos temerosos y a su hijo ligeramente apenado, se sentó correctamente en su cama y les dijo:
—¿Qué pasa? —su voz sonaba ligeramente ronca, miró directamente a su hija quién bajó la mirada un momento y suspiró
—He tenido una pesadilla, padre, le pedí a Tomás que me trajera porque tenía mucho miedo y quería estar con ustedes. —la niña hablaba en un susurro que si no fuera porque el castillo está en completo silencio, no la hubieran escuchado
—Ana, levanta la cabeza, una princesa no puede bajar la cabeza porque la Corona se le caería, ya te lo hemos dicho —la niña levantó la cabeza de golpe y miró directo a los ojos de su padre, éste sonrió complacido
A lado del hombre de cabello rizado y ojos negros como la noche, una figura comenzó a removerse hasta que giró hacía su esposo y se percató cuando entré abrió los ojos de que sus hijos estaban ahí y su esposo los miraba. Lentamente se sentó también en su cama.
—¿Qué pasa? ¿pesadillas de nuevo, Ana? —su esposo lo miró con claras interrogativas en sus ojos así que procedió a explicarse— Cuando te fuiste a cerrar negocios con el Rey del Valle Del Bosque, mi princesa comenzó a tener pesadillas, creímos que se detendría cuando llegarás pero al parecer, nos equivocamos.
—¿Está bien que la haya traído, padre? —preguntó tímidamente Tomás
—Claro que está bien, papá Joaquín no te va a regañar por algo como eso, tranquilo —le contestó el recién despertado a lo que Joaquín asintió regalándole una sonrisa tranquilizadora a su hijo
—Está bien, Tomás, hiciste lo correcto.
—¿Podemos dormir con ustedes esta noche? —preguntó la pequeña, sus padres se miraron el uno el otro hablando se con la mirada hasta que Joaquín suspiró y asintió despacio
—Pero sólo será hoy, ¿entendido? —los dos niños asintieron emocionados mientras se subían a la cama con sus padres.
Ambos se colocaron en medio de los dos adultos y se taparon con las gruesas cobijas que sus padres usaban, Joaquín se disponía a apagar la lámpara pero su hija lo detuvo
—¿Nos puedes contar un cuento? —la pequeña de 6 años miró a su padre con ojos esperanzados, tenía mucho que él no les contaba un cuento porque ha estado muy ocupado con el reino, casi no los veía y realmente extrañaba a sus pequeños, así que le sonrió a su princesa y asintió
—Está bien, ¿qué cuento quieren?
—Uno de amor —la niña suspiró mirando al techo a lo que su padre lo miró con el ceño fruncido
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Imaginación «One Shots Emiliaco»
Short Storyson historias cortas que se me han ocurrido escuchando alguna canción