Capítulo 18: Peter

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Los caminos ahora estaban dibididos. Cuando Peter fue por sus cosas para regresar encontró la nota, la cual al leer el principio, decidió guardarla y retirarse, esa nota viajaría en el bolsillo junto con su pañuelo auque no la leyera.

Regresó a la torre sólo, no dijo nada, no contestó preguntas, sólo entró a su cuarto. En las noches seguía con sus experimentos, hacía cuentas y rebisaba papeles, antes de que amaneciera lloraba en la cama que había compartido con él amor de su vida. Hasta que dormía. No comía, se bañaba una vez a la semana, en flaco y se lleno de ojeras, no aceptaba la idea de vivir sin el amor de su vida, lo cual lo estaba consumiendo poco a poco.

Muchas veces intento llamarlo, pero a la mitad del número sólo arrojaba el teléfono.

Había pasado un mes y medio de esta manera, muchos negocios se cerraban y el proyecto de Peter avanzaba a pasos agigantados, sin envargo, su salud empeoraba, cosa que preocupaba a Tony quien hacía una semana regresó de su viaje con Steve.

- Muchacho - hizo una seña y las cortinas se abrieron
- No no no, por que, el sol me lastima Tony - se tapó con las sábanas
- Muchacho, esto no puede seguir así, tengo... 100 mensajes de Quentin, 100! - Le arrojó el teléfono - Tienes que decirme que te tiene asi
- Quieres saber? En el cajón hay una carta que escribió Bucky el día que lo despedí, eso responderá tu pregunta - Sacó una mano la cual movía sin ganas indicando el lugar de la carta. Tony la leye y con asombro suspiro
- Muchacho... Yo no sabia, pero aun así no es el fin del mundo, eres joven, tienes inteligencia, dinero y eres guapo, sal y conoce gente, seduce a alguna persona y llevártela a la cama, come y has ejercicio para mantener tu mente ocupada y recuerda una vez más, que no es el fin del mundo
- Pero si el fin de MI!! mundo - el muchacho se destapó y levantó la voz
- Peter... - La voz se le corto a ambos, los ojos de Peter estaba inchados y ojerosos, su cabello había crecido y se veía pálido. Y aún así, tenía la fuerza para llorar aún. Tony le abrazo
- Que voy a hacer sin el - lloraba en los brazos de tony
- Lo mismo que has echo siempre niño... Seguir adelante, si no, me veré forzado a llevarte con tu tía - Peter balbuceo
- No, no, ella no debe verme así
- Entonces calma y corrige esto a tiempo, a ella no le gustaría ver que el corazón que cuido con mucho esfuerzo, lo rompan en segundos
- Pero yo...
- Se lo que dirás, pero piensa un poco. Quentin me a preguntado tanto por ti, por qué no sales con el, o por qué no sales a conocer más personas.
- Tal vez...
- Animo hombre, la empresa va muy bien gracias a que no olvidas tus responsabilidades, regresemos a la normalidad, quieres donas y café para desayunar? - le tomo por los hombros
- Si, Tony, les quiero mucho - sonrió en un esfuerzo y le mero con cariño
- Y nosotros a ti, ahora date un baño y yo le hablo a Steve. STEVE SAL POR EL AUTO!! - Tony salió y Peter le obedeció, se quito el poco bigote que comenzaba a salirle, se dio un baño, se peinó y salió con un pants y una sudadera.

En los laboratorios Quentin escucho el elevador e inmediatamente lo pidió para su planta con la esperanza de ver a Tony. Pará su fortuna quien iba en el elevador era Peter. Quentin le vio con asombro y lo abrazo de inmediadiato

- Yo también te extrañe Beck - le abrazo Peter
- Por que estas tan delgado?
- Yo... Enferme un poco -
- Un poco, Dios... Peter - no lo soltaba. Peter se sintió aliviado en sus brazos, pero si a caso era la mitad de lo que sentía con Bucky - Y vas a doctor?
- No, Steve y Tony me van a llevar por donas para el desayuno
- Genial, sería bueno que comiera algo así hombre, cuidate mucho y por favor llamame cuando regreses o pasa a verme de vez en cuando
- Ja... Lo intentare - le dedico una ligera sonrisa con la que se debía conformar quentin
- Esta bien, no te presionare - le dio un beso en la mejilla - faltan 2 pisos para el estacionamiento así que me bajare aquí para que no me vea Tony contigo
- Asustado Beck?
- No, solo apenado, no sabes cuántos mensajes le e dejado para saber de ti
- Solo para no molestarle más, me reportarte cuando pueda.

Tony y Steve hicieron que Peter recuperará los ánimos, así que poco a poco recuperó su ritmo de vida, dormía poco, pero lo suficiente para no estar mal, hacía ejercicio más seguido, trabajaba con los científicos de las industrias para avanzar más en su proyecto. Pronto recuperaría su peso y figura, incluso luciendo más atractivo que antes. Pero aún se sentía sólo. Aquella cama que alguna vez se quedaba corta ante las necesidades de los caballeros, ahora tenía espacio de sobra. La habitación carecía de perfume y su piel blanca le recordaba los besos firmados alguna vez en ella, que ahora, estaban desbanecidos por el tiempo. Tal era ese sentimiento de necesidad que para poder dormir tomaba ginebra con jengibre, solo para recordar el aroma del amor entre aquel hombre mayor y el.

Las cosas en las noches parecían duras, por lo que Peter cansado de su soledad comenzó a conocer más gente. Su primera víctima en la lista fue la señorita Carol Danvers. Una mujer rubia de peculear belleza y evidentemente más grande a la cual vio en una fiesta de sociedad.

- Buenas noches señorita, esta ocupado el lugar? - le habló amablemente
- No, no, adelante - la mujer no tenía idea de lo que se venía
- Disculpe el atrevimiento señorita, pero como es que una mujer tan hermosa, puede estar sola en una noche tan especial? - tuvo mucho cuidado con su tono de voz y postura para poder convencer a la mujer de su genuino interés
- Pues, es común, hay más mujeres doblemente bellas y jóvenes en esta fiesta joven - Peter le miró fijamente
- Señorita, la edad es esporádica, tan solo tiempo y no hay nada más cambiante que este, por lo cual no es una característica - la mujer se sonrojo con tales palabras que la llenaron de felicidad en el momento

Continuaron platicando un rato más hasta que Peter creyó prondente atacar y tomar el tiempo de silencio que quedó en medio de sus risas

- Disculpa por lo que digo pero... No me provoques - Carol lo miro extrañada
- A que te refieres?
- No lo ve, no me provoques que tu eres muy bonita y se te va a notar. No frunzas esos labios, si no los podré besar. No lo hagas por que... Despertó un deseo, así que tenga piedad.
- Peter... Yo estoy casada - la mujer se apena a cada vez más y no podía evitar sentir esa felicidad de pensar en que de alguna manera, había seducido a un joven tan guapo, inteligente y galante
- Pues... Lastima cuanto daría por uir de aquí, para abrazarte y llevarte así, al fin del mundo. Lástima, quien fuera ese que a tu lado va, quizá algún día pueda en alguna otra vida. Pero entonces no me sigas provocando, no me castigues así - le tomo la mano
- Peter... En verdad eso crees?
- Solo un tonto no lo creeria
- Yo... Soy casada, pero... Hoy puedo hacer una excepción - la mujer le sonrió de manera pícara.
- Señora mía... - se levantó y le ofreció su brazo - le parece salir por detrás para que no la vean conmigo?
- Adelante joven - se lebanto y salieron de ahí.

Peter la llevó a un hotel, con tiernos besos despojo a la mujer de aquel abrigo blanco que llevaba puesto. El olor a jengibre seducia a Carol quien hacía mucho tiempo no se sentía tan deseada. Peter la cargo hasta la cama en donde las horas se hacían cortas al igual que las prendas de los individuos. Peter la volvía loca con sus sabes toques. Ella pedía cada vez más mientras recorría aquel cuerpo definido y joven de Peter.
Su encuentro fue un desahogo para Carol quien hace años no la hacían sentir así. Mientras que para Peter fue un excelente sustituto aquella noche.

Por la mañana Peter despertó con el cuello lleno de labial y la espalda marcada por los rasguños de la divina mujer. Sabía que debía irse, pero a pesar de sólo usarla, sabía que debía sacar ventaja. Salió del hotel a comprar una rosa y regresó justo antes de que despertará.

Tomó la rosa y la dejó en el buro junto a una nota que decía:

" Es increíble que ni la rosa más bonita y fresca pueda opacar su belleza, la noche de ayer fue tan hermosa que se quedara en mi mente. De ahora en adelante disimulare cada que le vea, haciendo como si no pasara nada, solo para no arriesgarla. Estoy consiente de que me regalo una noche, por lo que no la llamaré más, pero... No por ello significa que cuando la vea no la besare en mi mente, solo para no hacer una locura"

Peter se vistió y salió de aquella habitación. Pagó la cuenta y se dirigió a su rutina de diario.

Aquella sería la primera de múltiples aventuras.

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