La mente está llena de recuerdos. Recuerdos que nos mantienen al tanto de las experiencias pasadas y nos ayedan a no pasar por algo de nuevo. Aveces ayudan a ponernos alegres, ya sea al recordar esa comida familiar en la que se rieron tanto que tu primo expulsó la gelatina de uva por las narices o aquel día en que tu profesor más estricto se resvalo en un charco de lodo. Aunque otras veces, nos hacen recordar lo triste.
Todos tenemos memorias felices, aunque sea una. Pero... Que pasa cuando esas mismas memorias felices, se convierten en obscuros paisajes de tu vida, causando que al recordarlas, sufras más. Bueno, eso mismo sucedía con el joven Quentin BeckEl joven Beck había tenido una vida muy dura. Fue criado en un orfanato, por ende debemos asimilar que el muchacho jamás conoció a sus verdaderos padres. A los 10 años lo adoptó el Señor Adam Beck, un hombre bien posicionado, que, tras no tener suerte con las mujeres, pero ancioso por tener un hijo, decidió adoptar a Quentin. Uno pensaría, que ese fue el comienzo de una nueva y feliz vida, pero no. El joven Quentin ahora tenía que estar en un internado, pues su padre adoptivo no tenía tiempo para cuidar de él, pero preocupado por su educación y modales, decide meterlo al internado para caballeros, era el más prestigioso de Inglaterra.
Quentin vivió ahí gran parte de su niñez y adolecensia, atrapado entre aquellas paredes. Justo a la mitad de su último año llegó un muchacho de nombre Enis. Enis era encantador con todo mundo, en especial con las chicas que pasaban por la escuela hacia la universidad cercana. El y quentin se hicieron grandes amigos, en muy poco tiempo, pero quentin lo veía con ojos diferentes, un día se lo confesó, Enis correspondío al sentimiento y estuvieron juntos, eso pasó durante las vacaciones, cuando muy pocos jóvenes estaban en el internado. Pará cuando los jóvenes llegaron Enis se volvió indiferente a los afectos del joven Beck, quien consternado por sus actos le reclamo. Aquel día discutieron y se pelearon, pelea que le costó la estancia a Enis. Pero para cuando el se fue, Quentin ya estaba destrozado. Su papá estaba furioso, así que en cuanto pudo hizo el examen de admisión a una universidad en Estados Unidos, al entrar estaba por su cuenta, así que consiguió un trabajo y decidió estudiar hasta cumplir su sueño. Por asares del destino una comvocatoria le cambiaría la vida por completo.Después de leer todo eso o más bien, menos más que eso Peter quedó muy perplejo, jamás hubiera imaginado que Tony pudiera conseguir información tan detallada de las personas, claro que en la información no había nada sobre su romance con Enis, eso luego lo descubriría Peter, pero, lo poco o mucho que descubro lo dejó mal. Alguna vez se han enterado de algo que no debiera importarles y aun así esto los afecta? Así estaba Peter, se la pasaba imaginando cuan solo se debió haber sentido quentin en aquellos cuartos de internado, por que tal vez el amor de su vida también haya sido huérfano, pero gracias a los Stark obtuvo cariño, amor, atención y sobre todo, una familia, disfuncional, pero familia. Por ello pasaba las noches en vela dando vueltas en su cama con solo un pensamiento "necesito cuidarle y protejerle".
La última noche antes de ver a quentin, estuvo muy nervioso, tan preocupado que la cama le quedaba pequeña para los múltiples movimientos que hacía, con tal de recuperar su añorado sueño. Su inquietud era tanta, que está vez despertó a Bucky
- Cariño... Que pasa? - preguntaba el mayor adormilado
- Nada, es solo el estrés - intento escusarse con una mentira pequeña
- Ven cariño - Bucky lo hacerco a su pecho y lo acurrucó para ver si así podía calmarlo y que logrará dormir. Afortunadamente así fue, Peter se acomodo en el fornido pecho de Bucky y le acarició un poco. Después de un rato logró consiliar el sueño.A la mañana siguiente Peter se puso algo muy casual para bajar a ver a Quentin.
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Ginebra Con Jengibre
Casualela vida es un va y viene de eventos sin explicación, todos se resumen como casualidades pero... Peter no las veía así, para el todas eran... causalidades