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— ¿Qué haces, Senku? — preguntó Taiju observando su raro comportamiento

— Hago parecer que enloquecimos por Tsukasa y huimos con la comida — respondió Senku

— Se dará cuenta — comento apoyada en una pared — no es tonto, lo notará. Debemos irnos rápido

— ¿De qué hablan? ¿Escaparemos?

— Es una actuación — respondió Senku sonriendo — si hacemos armas científicas antes de que lo sepa, ganaremos. Si lo descubre primero, perdemos. De eso se trata esta carrera.

En palabras del propio Senku "Iremos por materiales para las armas hacia Hakone, solo será una aventura de 80 kilómetros" ¡¿Solo será una aventura de 80 kilómetros?! Mi condición física no era especialmente mala ni especialmente buena, me conformaba con lo que mamá naturaleza me dio, aún así 80 kilómetros eran como un balde de agua fría a mi flojera.

— Dos maratones ¿eh? — dijo Taiju — Basta con cinco horas

— Eso para un musculoso como tú — respondió Senku mirándolo con indiferencia. También le van a costar estos 80 kilómetros, quizá más que a mí

Senku siempre ha sido malo en deportes, creo que nunca en mi vida lo he visto jugar con una pelota o algo parecido. De pequeño para defenderse de los brabucones creaba raros aparatos para mantenerlos alejados.

— Los cerezos se ven diferentes — comentó Yuzuriha

— Los cerezos de nuestra época "Prunus Yedoensis" no se fertilizaban solos — respondió Senku

— Debieron extinguirse — susurré para mí misma, pensar en cerezos me traía mucha nostalgia

Tras caminar aproximadamente una hora llegamos a un gran risco. Senku sacó un sextante. ¿Hace cuánto lo traía encima?

— ¿Qué es eso, Senku? — preguntó Taiju

— Un sextante — respondió con tranquilidad — han pasado 35,900 segundos desde el amanecer

— 35,790 — corregí — tonto

— ¿No acaban de decir algo increíble? — dijo Yuzuriha

— Un sextante debe determinar tu posición según la hora — explicó Senku con una cara de decepción — pero es ridículo lo poco preciso que es, aunque es nuestro unico GPS. Deberíamos estar por Kamakura

Al voltear logro divisar una estatua enorme a lo lejos, Yuzuriha también la notó. Cruzamos miradas y corremos en dirección a lo que creo es el Gran Buda.

Me paré en seco al observarlo, supongo que la nostalgia era inevitable. Se sentía irreal lo que estábamos pasando, como si nos hubieran puesto en una película de ciencia ficción.

Para ser francos no me sentía muy segura con respecto al plan de Senku digo, quiere reconstruir toda la civilización. Es algo que de por sí ya es complicado y ahora se volvió aun más complejo con un loco destruye estatuas persiguiéndonos.

— ¿Qué pasa Yuzuriha? — la voz de Taiju me distrajo — ¿Quién te hizo llorar? ¿Yo?

— ¡No! No es que esté llorando — respondió ella. También le había afectado ver al Gran Buda ahí — No es que llore. Acabo de despertar y nada se siente real pero, ver al Gran Buda de Kamakura me deja claro que estamos en Japón. Sí han pasado miles de años, empecé a pensar en papá, mamá y los demás

Senku comenzó a reír.

— No hay de qué preocuparse — dijo él — venceremos a Tsukasa y salvaremos a la humanidad

Yo me encontraba al costado de Senku. Lo abracé con todas las fuerzas que pude susurrándole un "gracias" en cierta forma él nos daba esperanza a todos. La esperanza de encontrar algún día a mis padres y que abran los ojos en un mundo tecnológico. Me dio risa su expresión de sorpresa al ver lo que había abrazado.

— ¡Sí, Yuzuriha! ¡_______! — exclamó Taiju — el Gran Buda nos mostró el camino. No se deshizo por miles de años, es todo un Dios

— Bueno, está hecho de bronce. Científicamente no se descompone — dijo Senku una vez me separé de él

— ¡Miren! ¡No hay nada verde creciendo alrededor! ¡Es como si quisiera que lo viéramos fácilmente! — comentó Taiju feliz

— Pues sí, echa muchos iones de cobre — respondí — es veneno para las plantas

— ¡Es bronce! ¡Podemos hacer espejos! ¡Hora de mejorar mi sextante basura! — exclamó Senku tirándose a la estatua para sacar algo del bronce

Taiju se lanzó en rescate de la estatua del Gran Buda. Yo volteé a ver a Yuzuriha, esos eran nuestros tontos.

Aunque conocía mucho menos a Yuzuriha de lo que conocía a Senku o Taiju se volvió una amiga muy cercana. Era bonito recordar el momento en el que Taiju nos la presentó, había hecho pequeñas manualidades de los cuatro y en cierta forma llegamos al espacio en un cohete a escala hecho por Senku y yo.

Llegar a Hakune nos tomó dos días y despetrificar el pie de Yuzuriha. Me llamó la atención que no nos dijera nada hasta que Taiju lo notó.

— Las grietas pequeñas se tapan cuando se revierte la petrificación — explicó Senku — ¿No ves que seguimos vivos aunque tenemos la cara partida?

No había notado ese detalle hasta que él lo mencionó. Veía la cara de Senku y Taiju así pero no me había preguntado si yo también tenía esas marcas. Pude notar un par de ellas en mi brazo pero nada más.

— Oye Senku — llamé su atención tirándole una pequeña roca que encontré

— ¿Qué quieres?

— ¿Yo también tengo eso en mi cara?

Se tomó un par de segundos para contestar — tu cara sigue siendo igual de horrorosa que siempre, segundona. Vamos a la meta si de verdad quieren un baño rejuvenecedor

Me limité a ignorarlo y seguir el camino hacia Hakune. Después me aseguraría tirarlo a un río o algo por el estilo, después de todo es malo nadando también. No estaría mal quedarme con el nuevo mundo científico, me aseguraré también de darme un premio nobel cuando restaure la civilización.

Luego de unas horas llegamos a las aguas termales de Hakune. Nunca en mi vida había amado tanto unas agua termales aunque a estas alturas apreciaría cualquier tipo de descanso por al menos unos momentos.

— Encárgate tú — le dije a Senku mientras yo me quitaba los zapatos y ponía mis pies en las aguas termales

Ay Dios. Me podría quedar a vivir aquí

— ¿Van a hacer esa arma de la ciencia? — preguntó Taiju

— El mayor invento en la historia de la humanidad — explicó Senku

— ¡¿Smartphones?! — exclamó Taiju. Eso me hizo reír

— Sí que te gustan, ¿no? — respondí metiéndome en la conversación — haremos pólvora — dije posicionando mis manos como si tuviera una pistola

— La era de piedra fue hace dos millones de años — dijo Senku — la pólvora apenas se inventó en el 700 d. C. Es decir que ahora saltaremos 1,998,700 años de civilización. Qué emocionante

En ese instante me percaté de que Senku hace una cara muy aterradora cuando se emociona por algo.

En ese instante me percaté de que Senku hace una cara muy aterradora cuando se emociona por algo

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A New World [Senku y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora