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A través de la ventanilla, observaba como todos descansaban, saliendo de casa, ese sábado en la noche. Ella se encontraba vistiendo con el vestido que le había obsequiado el albino, y luciendo un delicado peinado simple. En cambio, el iba con un traje negro, con una corbata del mismo color y una camisa roja.
—¿Pasa algo?— se atrevió a preguntar para romper el hielo que había en el vehículo.
—Nada— y soltó un suspiro, para ver en dirección a la radio, en donde aparecía el nombre de la canción que estaban escuchando —. No sabía que supieras manejar— comentó de repente.
—Es una gran ciudad, y todos necesitan de un auto. Tuve que aprender. Es fácil, si no sabes, puedo enseñarte— se ofreció, pintando una pequeña sonrisa, sin despegar la mirada del frente.
—No, ya sé, pero gracias— respondió.
—Esta bien...— como siempre, llegando tarde en eso.
A los minutos, llegaron a un gran estadio. Era increíble, algo que sorprendía a la castaña.
El primero me bajarse, fue él para ir a abrirle la puerta la bailarina, pero esta misma lo había hecho. Sin más, estiró su mano para ayudarla a levantarse. Sin decir nada, la tomó y con un cuidadoso envión, terminó de pie.
Un empleado se acercó, a quien le entregó las llaves del vehículo para que lo fuera a estacionar.
—¿Lista?— preguntó el albino, bajando un poco su cabeza para verla.
La mirada verde de _____ se posó a varios metros de ellos, en dónde habían paparazzis, fotografiando a los que ingresaban al gran y nuevo edificio.
—Sí— asintió segura, tomando un brazo del apellidado Kurenai.
Y comenzaron a avanzar.
—¡Allá!— exclamó una de las muchas personas con una cámara ahí.
Todos giraron en donde se encontraban ambos. Sin aguardar un segundo más, comenzaron con las fotos y con algunas cuantas preguntas. Lo único que hacían ambos era sonreír, para no responder. Pero las que más se escuchaban eran: ¿son pareja? ¿Desde hace cuánto tiempo llevan saliendo? ¿Tienen planes para el futuro?
Aún no podía comprenderlo, ya que era la primera vez que lo veían con él. ¿Por qué lo preguntaban?
[...]
A la hora de que habían llegado, ya habían dado un discurso de lo que se esperaba de ese nuevo estadio y lo habían inaugurado con una batalla épica entre Shu Kurenai y el dueño del gran edificio. Aún así, no había sido un verdadero reto para el joven hombre. En la primera partida, ya había hecho un final explosivo.
Ahora se encontraban en uno de los salones más grandes del lugar, disfrutando de unos bocadillos y de la noche. _____ Hayashi, estaba parada a un lado de una de las mesas, mirando todo a su alrededor. Había quedado sola porque el blader debía saludar a algunos conocidos.
—¿Todo bien?— lo escuchó.
Alzó su mirada a verlo; se acercaba con una sonrisa.
—¿Planeas comerte todos estos bocadillos? ¿Acaso son más deliciosos que la comida que te hago?— estiró una de sus manos para tomar uno y comerlo, al tiempo en que su otra mano la abrazaba un poco.
—Oye— se quejó un poco, desviando sus ojos.
Él solamente soltó una risita.
—Viendolo bien, ya entiendo porqué elegiste ese vestido— comentó observándola de pies a cabeza. Rápidamente, se aproximó a uno de sus oídos —, combina con mis ojos— habló bajo.
El rostro de la bailarina se sonrojó un poco. Tenía razón, lo que llevaba puesto iba con los ojos rojos de Shu.
—No, lo elegí por el diseño— dio media vuelta, quedando de espaldas al joven hombre, quien la abrazo de esa forma.
—Tranquila— besó una de sus mejillas, para terminar viendo a través de la gran ventana que tenían enfrente, al igual que la castaña.
—Señor Kurenai.
Ambos voltearon a ver, aún estando en la misma pose.
—Tengo que seguir saludando— la soltó de lentamente —. En unos minutos vuelvo— indicó para terminar marchandose.
Ya volvía a sentirse sola.
—Vaya, debes ser la mujer más envidiada de todas.
Un voz la sorprendió. Giró sobre sus talones, encontrándose con un grupo de chicas, otras acompañantes o famosas.
—¿Qué?— interrogó para voltearse completamente. ¿Acaso intentaban molestarla?
—¿Cómo que qué? ¡Estás con Shu Kurenai! ¡Uno de los mejores blader del mundo y muy lindo!— exclamó otra.
—Solo lo acompaño— dijo un poco avergonzada.
—No intentes esconderlo, son pareja. Todo el mundo lo sabe. ¡Suertuda!— con una gran sonrisa, se acercó otra a ella, tomándola de las manos.
—Son muy románticos juntos.
—Hacen muy linda pareja.
—Ya es complicado encontrar chicos así en la actualidad.
Y siguieron comentando. _____ sonreía nerviosamente, ya no sabía que más contestarles, les había dicho la verdad.
De la nada, sintió como su celular, que estaba en su pequeño bolso, comenzaba a vibrar. Lo buscó para sacarlo y notar que era una llamada de su madre.
—Si me disculpan, debo atender esta llamada— aún igual, habló para retirarse a fuera de ese salón.
Al salir, soltó un suspiro aliviada. Y contestó.
—Hola cariño, ¡felicidades por ganar ayer!— exclamaron sus padres desde el otro lado de la línea.
—Gracias, los quiero— sonrió mientras se acomodaba un poco.
—Antes de hacer la llamada larga, iremos al punto— comenzó su mamá —. Necesitamos que vuelvas mañana a casa, ¿es mucho pedir?
—No, solo... ¿de qué se trata?— interrogó preocupada.
—Tranquila, no es nada grave, pero debemos verte en persona— continúo su papá.
—Claro.
—Bueno, te dejamos seguir en la fiesta. Adiós— y cortaron.
Eso la sorprendió. ¿Cómo sabían acerca de su paradero?
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ERES MI VIDA |Shu Kurenai y tú|
RandomEl tiempo, pasa. La distancia, se extiende. Las situaciones, suelen cambiar. Y el amor, sigue estando arrinconado. Ambos ya viven sus vidas como las podrían considerar normales. Él era el dueño de un famoso equipo de Beyblade y ella era una excelent...