Capítulo XXIII

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[...]

—Estoy exhausto— dijo el albino, finalmente llegando a casa.

—Fue demasiado agotador estar allí, y más con estos zapatos— caminaba descalza, llevando en una de sus manos, con lo que había llevado en los pies toda la noche.

—¿Por qué no me lo dijiste para así cargarte?— volteó a verla.

—¿Enfrente de cadenas televisivas, revistas, paparazzis y demás? No gracias— los dejó a un lado, para tomar asiento en el sillón que utilizaba de cama, soltando un suspiro cansado.

—¿Entonces sin público?— con picardía, la seguía mirando.

—Aun menos— dijo tapando sus rostro entre sus manos, al tiempo en que apoyaba sus codos sobre sus rodillas.

El apellidado Kurenai soltó una pequeña risita, para seguir hablando.

—Ve a cambiarte para ir a dormir— le indicó para ir a su cuarto, y también ponerse su pijama.

Sin que la viera, asintió y fue hacia el otro baño, llevando consigo lo que se pondría.

Al salir, ordenó todo lo que tenía allí. Observó su celular que estaba sobre la mesita de centro. Lo tomó y marcó el número de su manager. Debía de contestar, allí eran casi las dos de la tarde.

—¿_____? ¿Qué ocurre?

—Necesito pedirte que me consigas un boleto para regresar mañana— dijo bajo.

—¿Por? ¿Ha sucedido algo?

—Mis padres necesitan verme y no sé porqué.

—Bien. Ya mismo te lo consigo; tú ve a dormir.

—Esta bien. Muchas gracias Madoka. Que tengas un buen día— sonrió con cansancio por la hora.

—Buenas noches— y colgó.

Volteó sobre sus talones para encontrarse con la figura masculina de Shu, que estaba parada en el marco del pasillo. Parecía recién llegado, y que no había escuchado nada al respecto, ya que le había regalado una dulce sonrisa.

—¿No te irás a dormir?

—Ya lo hacía— dejó escapar un bostezó, al tiempo en que se cubría un poco la boca.

Sin decir nada más y que hacer, él se acercó a donde estaba. La abrazo por la cintura, acercándola a su cuerpo y así besar su cabeza.

—Buenas noches— se separó y se retiró a descansar.

—Que descanses bien— respondió.

Eso lo había sorprendido un poco; era la primera vez en tiempo que le decía algo lindo. Y dibujó un tierna sonrisa.

Y ambos se fueron a dormir, supuestamente.

[...]

Abriendo lentamente sus ojos, vio lo que tenía enfrente de ella.

Recordaba a la perfección que, mientras que ella intentaba dormirse, el apellidado Kurenai se había encargado de alzarla y llevarla a su cama a seguir durmiendo. Aunque hubiera estado con algo de conciencia, no había puesto resistencia alguna.

Y lo que veía, era a un Shu dormido plácidamente, abrazándola con cuidado.

Una linda mueca positiva se curvo en sus labios. Ahí podía admitir sus sentimientos y todo, pero no. Con delicadeza, alzó una de sus manos para acariciar un costado del rostro del muchacho.

Lo detallaba con cuidado. Lograba ver la cicatriz que él, una vez, le había contado al respecto. Su pálida piel, sus pestañas, su nariz y sus labios.

Para retener el impulso de besarlo, se hizo un poco más arriba para abrazar con cautela su cabeza, apoyándola en su pecho, cerca de su cuello. A eso, el albino se removió. Sabía a la perfección que estaba de hacia un rato despierto, y la abrazó con un poco más de fuerza.

—Buenos días...— dijo recién despierto, con la voz ronca al tiempo en que sentía como el corazón de ella castaña se aceleraba.

—Buenos días— respondió, poniendose nerviosa por su pulso.

Y se mantuvieron así durante un tiempo. Creía que debía decirle que se marcharía, sino dejaría las cosas peor de lo que ya habían quedado alguna vez.

—Shu...— lo llamó suavemente.

—¿Qué ocurre?

—Hoy... regreso a Japón.

Sin darse cuenta en que momento, ya estaban un poco separados, pero aún sin deshacer el abrazo. Sus ojos estaban conectados, mostrando que no querían desconectarse pronto.

Pero algo que sorprendió más a la apellidada Hayashi, fue cuando sus labios estaban pegados, fundidos en un beso. Lo tomó mejor del rostro, profundizandolo un poco, mientras que Shu la acercaba más a él.

Lentamente, se separaron, con pequeños jadeos de por medio, a causa de la falta de aire.

—Esta vez, prometo dejarte ir— dijo serio el joven hombre, aún viendo sus ojos verdes.

Ella no dijo nada al respecto. No quería eso, pero debía aceptarlo.

Para la tarde, ya había tomado el avión que la llevaría devuelta a casa.

¡Últimos capítulos!

Besos ♥

ERES MI VIDA |Shu Kurenai y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora