Capítulo XX

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[...]

Y finalmente era su turno. Aún vistiendo y peinando igual, fue hacia el escenario, pero esta vez, con las luces apagadas, para darle un mejor efecto a la apertura del baile.

Tomó posición, al tiempo en que cerraba sus ojos, soltando un pequeño suspiro y logrando así, destensarse de los nervios.

Poco a poco, las luces fueron regresando al tiempo en que la música iniciaba.

La multitud gritaba al compás de la música, animando a su bailarina favorita. Aún estando en la posición final, respiraba un poco dificultosa por la emoción y los movimientos anteriormente realizados. Hizo su reverencia cuando acabó.

—¡Eso es!— gritó el blader, colocando sus manos alrededor de su boca, ocasionando que el público enloqueciera aún más.

Lo había llegado a escuchar. Una pequeña sonrisa surcó sus labios.

Antes de bajarse, el presentador la detuvo, después de todo, ya estaban los resultados. Eso la asustaba un poco; había sido escogido el ganador sin esperar a que lo debatieran bien.

Llamaron a los otros nueve bailarines al escenario. El de cabellera rubia se colocó a su lado, al tiempo en que la tomaba de su mano.

La castaña lo miró para volver a bajar la mirada. Comenzaba a ponerse nerviosa.

—En tercer lugar, se encuentra Madison White— el público aplaudió. En el segundo lugar, había quedado una bailarina que no conocía.

Agarrándose con fuerza a la mano de Miles, esperaba el último resultado.

—Y... ¿qué dice?— dijo haciéndose el bobo el hombre que hablaba.

Los espectadores, eufóricos, gritaban diversos nombres de los concursantes, pero el que más se oía era el de ella.

—Pero que mal estoy, necesito anteojos. ¡Es _____ Hayashi damas y caballeros!

Eso había sido suficiente para que sus ojos se humedecieran completamente, dejando escapar una lágrima. Todos, como era habitual, se aproximaron a abrazarla, provocando que rompiera en un llanto de emoción. Eso era increíble.

—Eso es ·····...— habló el albino, aplaudiendo con todas sus fuerzas.

[...]

A la hora de que el concurso acabara, siendo ya las nueve de la noche, Madoka había tomado un avión a Japón por asuntos de trabajo. Después de todo, a la castaña aún le quedaba una semana allí, como si fueran unas vacaciones.

Pasó por algunas entrevistas y una larga fila de fans. Mientras que la bailarina número uno se encargaba de autografiar y sacarse fotos, el blader estaba a lo lejos, observando en esa dirección con una dulce sonrisa y de brazos cruzados.

—Hola Shu...— escuchó una voz coqueta.

No podía creer que lo había visto.

—Hola— respondió viéndola fugazmente.

—¿Para cuando la segunda cita?— interrogó, apoyándose sobre uno de sus hombros, acercándose a su rostro.

—Para nunca. Espero a mi pareja.

Al comentario, quedó sin comprender.

—¿Quién? ¿_____ Hayashi? Esa chica es lo menos en este mundo, su familia es humilde...— fue interrumpida.

—Ella es mi vida y no te permitiré criticarla— mirándola amenazante, provocó que ella frunciera el ceño.

—Quiero ver si es verdad— se cruzó de brazos, con una sonrisa burlona. No le creía.

Como si hubiera sido llamada, la muchacha llegó.

—Felicitaciones amor— abriendo sus brazos a los costados, se aproximó a ella, abrazándola con fuerza —. Actúa por favor...— susurró.

Su vista se dirigió a Madison, que estaba detrás de él. Obviamente actuaría frente a esa chica tan arrogante.

—Gracias, osito— sonrió mientras que correspondía el abrazo.

—¿Quieres que vayamos a cenar como celebración?— propuso al tiempo en que la tomaba de los hombros.

—Claro— dijo risueña.

El joven hombre pasó uno de sus brazos por los hombros de la apellidada Hayashi, pasando a un lado de la nombrada Madison, quien los veía con la boca abierta.

[...]

—¿Y viste su cara?— reía _____, ya estando en un restaurante.

—No sabes cuan feliz me hace haberme librado por fin de ella— soltó un suspiro aliviado.

—Y como forma de disculpa por tu penosa cita, de nuevo, pago yo la cena de esta noche— dijo bajando la mirada, terminando de reír.

—¿Por qué? Yo lo haré...— fue interrumpido.

—No Kurenai, lo pago yo y punto. A parte, es un poco de dinero de la competencia.

—¿Cuánto fue?

—Como un millón— susurró, para que nadie se enterara.

—Vaya— estaba sorprendido.

—Así que pago yo— sonrió orgullosa de eso.

Él sonrió mientras tomaba las manos de la castaña por sobre la mesa, ocasionando que, confusa, las viera.

—Te amo— expresó.

Sintió como su corazón latía fuertemente, poniéndola nerviosa. Alzó la mirada para detallar cada parte de su rostro.

—Amm...— retiró con cuidado sus manos, apenada, a su regazo —. ¿Qué pedirás?— cambió de tema, intranquila.

La mueca del muchacho se fue borrando lentamente, hasta que tomó el menú para leerlo, con pesar. Y eso se había dado cuenta _____, haciéndola sentir mal.

ERES MI VIDA |Shu Kurenai y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora