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Dormía plácidamente, recostada sobre uno de los hombros del muchacho, sin percatarse de ello. Y él no quedaba atrás, también estaba dormido.
Ya era la mañana siguiente, alrededor de las siete.
El brazo del albino, acurrucaba a la apellidada Hayashi en él. Aunque la posición no se viera tan cómoda, lo era. No se inmutaban por nada en su entorno.
Lentamente, los ojos rojos del joven hombre se fueron abriendo. Estar acostumbrado a levantarse a esas horas, provocaba eso. Luego de algunos segundos, se percató de la castaña aún dormida.
Una tierna sonrisa pintó sus labios para apoyar su cabeza sobre la de ella. Tenía que irse de allí antes de que despertara, o quizás intentaría alejarse más y más de él. Y que no se diga que Shu no conocía el plan de la bailarina.
El primer amor es el más difícil de olvidar, es el primer enamoramiento. Cuando eran pequeños, decir "te amo" el uno al otro no tenía significado, hasta su reencuentro. La distancia había provocado que su sentimiento creciera y verse, aún más.
Suavemente, depósito un beso en su frente. Con cuidado, se fue incorporando, mientras la acomodaba sobre el sillón, así seguía descansando mejor.
Como en la noche, su celular vibró. Rodó sus ojos con molestia para tomarlo y chequear un poco. Trece números nuevos. Soltando un pesado suspiro, les fue respondiendo lo siguiente : "Disculpa, pero tengo pareja".
Aunque faltara tiempo, ya sabía que lo confirmarían. Antes de volver a dejar el aparato tecnológico, recibió una notificación más. Otro número desconocido, pero esta vez se trataba de un gran empresario que lo invitaba a él, y a un acompañante, a asistir a una ceremonia de apertura.
Volteó en dirección en donde estaba _____ Hayashi. No se negaría por nada si ella estaba.
[...]
Observando de reojo al albino, quién se estaba encargando de preparar el almuerzo, aseguró que no la estuviera viendo. Con eso, aprovechó a extender una de sus manos hacia el celular del joven hombre. Sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, pero debía.
Lo desbloqueo, para su suerte, no tenía contraseña, e ingresó a la aplicación en la que le llegaban los mensajes. Ni siquiera a ella le escribían tantos números, pidiéndole una cita. Justo en esos momentos, llegó uno. Eso era bueno después de todo, ya que a los demás les había contestado algo.
En menos de cinco minutos, ya le había organizado una cita para esa noche y, tenía la excusa perfecta para sacarlo de allí.
Dejó todo de lado, tal y como estaba. Se incorporó con una sonrisa y se aproximó hacia la cocina.
—¿Necesitas ayuda?— preguntó sonriente, emocionada de su plan.
—No, pero gracias de todos modos— ocultó su confusión por su repentino cambió de actitud.
A pesar de lucir esa sonrisa, sentía que no le agradaba bastante lo que había hecho. Estaba a tiempo de cancelar esa salida, pero no estaba segura. Preferiría ir preparando las cosas desde ya.
—¿Quieres que veamos una película después del almuerzo?— preguntó Shu, antes de que ella pudiera abrir la boca.
—No...— negó cabizbaja, sentándose en una de las butacas altas del desayunador —. ¿Quieres que salgamos a cenar?
Su oferta, lo desconcertó.
Volteó a verla extrañado, mientras la veía pintar nuevamente, una mueca positiva, de oreja a oreja. Aunque no creía en lo que estaba sucediendo, decidió aceptar.
—Claro, ¿a dónde quieres ir?— interrogó, volviendo a hacer lo suyo, pensativo.
—Yo te llevo, tranquilo. Y quiero que estés preparado, ¿serás puntual?
—Ya sabes con quien hablas— sonrió tiernamente de lado.
—Sí, ni sé que digo—. Estaba nerviosa.
Él sacudió, ligeramente, su cabeza de un lado hacia otro, negando con diversión. Como la amaba.
_____ sentía que la tarde transcurría lentamente. Le molestaba un poco ese hecho, de la cita, pero debía hacerlo para olvidarlo por completo. En cambio, Shu no estaba demasiado seguro con eso. Algo debía estar tramando, y su actitud la delataba por completo. No podía ser que le confesara que aún lo quería, ¿cierto?
Eso solo, lo ilusionó, haciendo que esperara ansioso la noche.
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ERES MI VIDA |Shu Kurenai y tú|
De TodoEl tiempo, pasa. La distancia, se extiende. Las situaciones, suelen cambiar. Y el amor, sigue estando arrinconado. Ambos ya viven sus vidas como las podrían considerar normales. Él era el dueño de un famoso equipo de Beyblade y ella era una excelent...