Le Chat Noir.

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Despierto sintiendo frío. Mi cuarto a un huele a sexo y sudor así que abro la puerta y camino a la ducha. Dejó que el agua caliente llene la tina y me sumerjo en ella hasta que solo mis ojos se asoman encima del agua. El cuarto de baño huele levemente a lavanda y eso me relaja. Pierdo el sentido del tiempo en la calidez del agua hasta que mis dedos se arrugan, entonces salgo y me tomo mi tiempo para hacer todo, desde ponerme una toalla hasta abrir el pomo de puerta. Me siento feliz, tranquilo, sin ninguna presión sobre mis hombros; son estos momentos los que debes robarle a la vida, los que debes hacer durar.

Camino de regreso a mi cuarto y veo que alguien ya lo ha arreglado y perfumado. Mi ropa está pulcramente doblada sobre una silla y la cama hecha. Una larga sonrisa aparece en mi rostro y me siento sobre las esponjosas sábanas. Me visto con una modesta falda blanca y una sudadera negra, entonces salgo a buscar a K.

Los pasillos siguen iluminados por las pequeñas farolas pegadas a la pared. Mis pies se arrastran sobre la alfombra roja y debes en cuando hacen crujir una madera del suelo. Vagueo de un lado a otro, aquí parece que el tiempo no existe, que nunca se acaba y quizás eso es algo que me tranquiliza, no tengo que correr ni preocuparme cada que una manecilla alcanza un número. Las cosas se desarrollan a su tiempo, sin nadie que las deforme por apresurarlas.

Encuentro a K sentada en el borde de una ventana cerrada fumando un cigarrillo. Cuando me acerco ella se levanta y me abraza.-

-¿Qué tal las cosas anoche?-me pregunta guiñándome un ojo.

-Rudas, podría decirse.

-Vaya, eso es bueno, te gusta sentirte sometida.

-Podría decirse-respondo y suelto una risita.

-Me dijeron que ahora te haces llamar Roxanne, ¿es cierto?

-Lo es. Creí que, al adoptar mi nueva vida, debía adoptar un nuevo nombre también.

-Pues debo felicitarte. De verdad me enorgulleces, Rox. Nunca pensé que aceptarías tan bien todo esto, ni que te gustaría tanto tan rápido, pero así es-sus ojos se cristalizan, como si quisiera llorar-. Y, bueno, no sé. Yo veo toda tu transformación desde afuera y es como si fueras muy, muy rápido, y eso es bueno. Pero, me siento, como… una mamá que ve a su hija crecer y eso me hace sentir algo triste.

-Pero no debes de estarlo, aquí seguiré y tú serás la primera persona a la acuda cuando no sepa que hacer, lo juro-la abrazo y siento como unas tibias gotas caen de sus ojos a mi cuello.

-Lo sé, lo sé. Deben ser todas esas novelas que leo-su risa es fingida pero alivia la tensión-. Sólo que hace poco estabas escapándote y corriendo por todas partes, y ahora podrías llegar a ser el espectáculo principal.

No sé como sentirme con eso. Es demasiada responsabilidad, demasiado peso, pero las palabras de Mme. Vicky me asaltan por sorpresa: el empeño que pongas en las cosas te llevarán a dónde mereces, tú decides si te superas o te estancas en la mediocridad.

-Sí, todo ha sucedido muy rápido-respondo sin mucho ánimo.

-Pero bueno, cambiemos de tema. ¿Necesitabas algo?

-Sí, quería pedirte permiso para salir y tomar algo de aire fresco y caminar un poco.

-Claro, Roxy pequeña, ya no necesitas pedirme permiso.

-¿Segura?

-Claro, todo está bien.

-Bueno, gracias-respondo y comienzo a alejarme-, regresaré antes del anochecer.

K le da una calada al cigarrillo y expulsa el humo por la nariz y se despide de mí con la mano.

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