Camino por banquetas rotas y sucias. Uso burdos tenis y un rígido pantalón de mezclilla. Me acaban de echar del bar argumentando que me quedé dormido. No discutí, simplemete me levante y me fui. Camiones materialistas ahogan mis pensamientos bajo una nube de contaminación y ruido de motores. Las calles no tienen faroles, ni hay plantas en los edificios, ni las calles tienen nombres de pintores. No hay Jean, no hay K, no hay Mme. Vicky, no hay Frank, no hay detalles que destacar, no hay emociones que sentir.
Llego a lo que era mi casa, pues ahora es solo un sucio espacio de 9x12 tan vació que bien podría quemarse si fuera por mí. Me siento y de alguna manera, todo es oscuro y no precisamente porque afuera sean las dos de la madrugada.
No quiero pensar, no quiero echar de menos el mundo de las luces rojas porque no lo voy a lograr, simplemente no. Camino a la alacena y tomo una botella de tequila Herradura, la apuro en unos tragos y reprimo las ganas de vomitar, pues si no es con alcohol, no lograré dormir.
Me tiro en el sillón de la sala y cierro los ojos.
Duermo sin sueños.
Al día siguiente me levanto y me doy cuenta de algo. Todo ha sido un sueño, todo mi mundo y todas las personas que conocí en él fueron ilusiones y, como siento justo ahora, se empezarán a desvanecer con el tiempo. La cara de Jean, tan seguro anoche, ahora apenas puedo distinguirla. Entro en pánico y corro para salir de mi apartamento.
Trato de recordar los detalles de mis sueños y cada vez me cuesta más trabajo. Me duele sentir que olvido la cara de K, el sabor del Champagne, las luces de colores.
Es destino es cruel, pues como dijo Frank, solo te eleva para dejarte caer.
Entro a un centro comercial tan superficial y barato que me deprimo aun más. Tengo un plan. Camino a los bancos y encuentro a mi objetivo: un policía.
Camino discretamente a él y me pongo a su espalda. La gente con sus playeras de futbol holgadas y sus sandalias con calcetines pasan frente a nosotros con la indiferencia de esta era. Actuó rápido y sigiloso.
Desabrocho el seguro de su pistola y la jalo hacia arriba con todas mis fuerzas y la mayor rapidez posible. No me quedo para ver si se ha dado cuenta y llego a mi apartamento antes de que pueda recuperar el aliento.
Pronto estaré con Jean, con K, Con Mme. Vicky, con Liv. Mi vida no pudo haber terminado así sin más, estábamos montando un baile, acababa de conocer a Satine y Jean me amaba y yo a él y prometimos no separarnos.
Siento extraño al fantasear con un hombre pues ahora soy un chico de nuevo y eso me duele, me lastima sentir el peso de lo que la sociedad me manda a ser.
Me siento en el sillón y reviso la cámara de la Glock. Jalo la corredera y el arma está lista justo cuando escucho fuertes golpes en mi puerta seguido de un grito:
-¡Policía!
La tomo con la mano derecha y la pongo en mi sien. Después decido que no es el lugar correcto y la bajo, apuntándome al corazón.
Respiro
-¡Policía, vamos a derribar su puerta!
Exhalo
-¡Última advertencia!
-Jean…
Y con su nombre, la bala y la puerta de entrada salen disparadas al mismo tiempo. Un último destello de este vulgar mundo aparece en mis ojos. Los policías entran con armas automáticas, pero lo único que veo es algo detrás de ellos, algo que se extiende mucho más allá, nublando el horizonte.
Un cabaret.
Un cabaret con luces rojas.
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Rouge Fée
RomansaChris acaba de cortar con su novia y quiere olvidarse de todo, pero las cosas cambian cuando entra en un lugar desconocido por todos y lo intentan transformar en... una chica. ¿Chris luchará por ser chico de nuevo, o se sentirá mas cómodo con su nue...