• amba𝔯 • [Juliantina]

besos

Corrí sin parar por todo el campus en busca de ella, mis manos temblaban, el desespero indescriptible que sentí al ver como Valentina era lastimada...yo podía soportar todo pero ella...ella no lo merecía.

Gruñí totalmente frustrada, donde mierda se había metido, camine rápido por toda la parte de deportes, desde la cancha hasta los almacenes, estaba a punto de ir a buscar nuevamente al estacionamiento pero escuché algo que me llamo la atención.

Se oían quejidos contenidos dentro de una de las duchas de los vestidores, rápidamente y sin pensarlo me acerque donde provenía el sonido.

La siguiente que vi me partió el corazón.

Valentina estaba hecha una pequeña bola, se abrazaba a ella misma y sus ojos no paraban de desbordar lágrimas, sus hombros no dejaban de sacudirse bruscamente y su respiración estaba totalmente irregular, una de sus piernas no dejaba de temblar y estaba casi segura de que su labio estaba más que dañado por la fuerza con la que lo mordía.

— Valentina. — trate de acercarme rápido a su cuerpo pero al notar mi presencia ella solo se encogió aún más, totalmente aterrada. — Valentina, soy yo...soy Juliana— hablé bajo tratando de acercarme un poco más a su cuerpo. Toda esta situación me estaba matando. —por favor...respira.

Estaba totalmente segura de que estaba teniendo uno de esos ataques, lo único malo es que no tenía idea de que mierda hacer.

— por...fa..por favor— de forma entrecortada y suplicante empezó a balbucear una y otra vez aquellas palabras— por favor...no— pasó sus manos de forma rápida por su cabeza enredando con fuerza sus dedos en aquel largo cabello que tenía. — Lo sient...lo siento— Valentina parecía desesperada por estar tranquila, sin pensarlo mucho apoye ambas de mis manos en sus hombros, ella empezó a temblar aún más y mirando al piso empezó a tartamudear— Lo sien..lo siento tanto... —soltó un desgarrador sollozo de desesperación— me odio...me..me odio...lamento todo por favor...

—Valentina de que hablas...— mis ojos empezaron a cristalizarse al verla tan fuera de si, se veía tan agotada, no entendía de que se disculpaba...¿porque pedía perdón? Acaricié un poco sus brazos en busca de darle algo de seguridad.

— Lamentó...lamento...— sus manos se apretaban fuertemente — lamento no haber sido suficiente, debí ser más, debí cuidarte...lo siento tanto...lo siento...por favor— Valentina parecía estar dentro de un transe de pánico y yo solo no podía soportarlo.

Sin pensarlo más de dos segundos mi cuerpo se acercó rápido a ella y en un movimiento la envolví en mis brazos.

— Shh...bebé está bien— ella seguía sacudiendo con fuerza sus hombros, y los sollozos desesperados no paraban. Poco a poco y con mucho cuidado acerque mis labios a la parte de atrás de su oreja y deje un delicado beso ahí— Cálmate cariño...— baje un poco y deje otro pequeño beso en su mandíbula— Estoy aquí...—murmure cerca y deje otro beso en su mejilla, el cuerpo de Valentina se tensó al instante pero luego de una forma sutil los tartamudeos empezaron a disminuir— Respira bebé— bajé de forma suave mis labios, acariciadola delicadamente, seguí con su cuello, frente y mejillas. De alguna forma yo también había entrado en un transe, donde solo quería contenerla y amarla.

Poco a poco Valentina empezó a llorar pero de forma más calmada, su respiración en vez de acelerada se volvió pesada. Y yo no necesitaba más excusa para seguir repartiendo amorosos besos por su delicada piel.

Ella soltó un suspiro pesado y volteo su rostro logrando quedar así frente a mi, sus pestañas estaban empapadas y su cara estaba roja y algo golpeada, su cabello caía desordenado por su cara, cada cierto tiempo sus hombros se sacudían por un leve sollozo.

Se veía hermosa.

Acaricié aún más sus mejillas y acerque mi frente a la suya.

— Así es Val...respira, estoy acá— susurre bajo y deje un delicado beso en su pequeña nariz. Como si fuera un transe de sensaciones y emociones mi cuerpo de forma instintiva se acercó un poco más, haciendo que por último dejara un pequeño y tímido beso en sus suaves labios, no era una declaración ni mucho menos una intención de buscar respuestas a algo, fue solo un beso que nació de el instinto más puro.

Valentina se tensó pero luego solo se relajó de golpe, liberando la tensión que tenía en el cuerpo, yo por otro lado estaba solo cegada por el amor que sentía en ese momento. Sus ojos se levantaron para mirarme después de aquel beso pero ninguna dijo nada, ella solo escondió su rostro en mi cuello y se aferró a mi, aún llorando levemente. Sentía como ella se desvanecía entre mis brazos, pero sin importar que yo la cuidaría, siempre.

— No dejare que nada te pase, tu haz cuidado de mi y yo haré lo mismo, lo prometo Val, nadie te volverá a destruir así— asegure mientras acariciaba su espalda y dejaba besos sobre su hombro derecho.

Ninguna tuvo que decir nada pues la dos sabíamos bastante bien que el amor estaba ahí y que queramos o no nada haría que ese sentimiento cambie.