Quidditch
Cuando empezó el mes de noviembre, el tiempo se volvió muy frío. Las montañas cercanas al colegio adquirieron un tono gris de hielo y el lago parecía de acero congelado. Cada mañana, el parque aparecía cubierto de escarcha.
Por las ventanas de las clases de arriba, se podía vera Hagrid descongelando las escobas en el campo de quidditch, enfundado en un enorme abrigo de piel de topo, guantes de pelo de conejo y enormes botas de piel de castor.
Iba a comenzar la temporada de quidditch. Aquel sábado, se jugaba el primer partido: Gryffindor contra Slytherin. Si Gryffindor ganaba, pasarían a ser segundos en el campeonato de las casas. Casi nadie había visto jugar a Harry, porque Wood había decidido que sería su arma secreta. Harry también debía mantenerlo en secreto. Pero la noticia de que iba a jugar como buscador se había filtrado.
Yo seguía con mi rutina, pero el vendaje de mi brazo me frenaba a escribir todo lo rápido que quisiera. Parece que era más fácil extraer trozos de cristal bien enterrados y hacer que los trozos de carne se vuelvan a unir.
Me dirigí hacia el aula de profesores en busca del profesor Snape, no encontraba por ningún lado la reacción obtenida cuando demasiados pétalos de flor de fuego en el tónico de los dientes reversibles.
-¡POTTER!
Oí el grito de la persona que estaba buscando desde el otro lado del pasillo.
-Me preguntaba si me podía devolver mi libro -dijo.
-¡FUERA! ¡FUERA DE AQUÍ! -Harry se fue, antes de que Snape pudiera quitarle puntos para Gryffindor. Subió corriendo la escalera -Lo que me faltaba.
-Disculpe profesor -este se dio la vuelta topándose con mi cara de aburrimiento -¿tiene usted un minuto?, es sobre pociones.
-Por supuesto -se veía más relajado.
-Pero Severus su pierna...
-Cállate Filch -le espetó, yo bajé la mirada y fruncí el ceño -he dicho que...
-Está mal hecho -interrumpí. Profesor y celador me miraron con rostro interrogante- El vendaje digo.
Snape, cuando se dio cuenta de que seguía enseñando su pantorrilla, se bajó la túnica.
-No mientas niña -me espetó el viejo- yo le he puesto esa venda.
-Yo no he dicho lo contrario. Solamente que está mal puesta.
-No te creo -farfulló.
El señor Snape, por otra parte, levantó una ceja curioso.
-Entremos un momento en la sala.
El panorama era el siguiente: El señor Snape estaba sentado en una de las grandes mesas que había en la habitación mientras yo, a su lado, iba dando indicaciones a Filch sobre como vendar bien. Esto me permitió ver unas marcas de garras gravadas e la pierna baja.
-¿Lo ve? -pregunté a Filch- si pasa el vendaje utilizando el talón como apoyo, podrá inmovilizar el tobillo y dejar que cicatrice como es debida sin miedo a que el hueso quede en un lado incorrecto.
-Si, si -el viejo lobo observaba con los ojos entrecerrados su obra de arte mientras lanzaba una que otra pregunta- ¿y las vendas de abajo?
-Son las gasas que harán que la herida no se quede pegada a las vendas una vez que empiece a secarse.
-Claro, claro.
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Lilianne y la Piedra filosofal
FanfictionLilianne, confinada en unas cuatro paredes de lo que ha sido su hogar durante once años. Apartada por sus sucesos inexplicables hasta que un día, un hombre entrara en su infierno entregandole la libertad en forma de carta. Bienvenida a Ho...