C E L E B R I T Y . NAM-JIN (YouTube #3)

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     Estaba nervioso, por supuesto, casi tanto como la primera vez que pisó ese lugar.

—Buenos días. —saludó el hombre detrás del recibidor, luciendo una increíblemente encantadora sonrisa, como sus compañeros, todos saludando de lejos a la pareja que entró con las manos entrelazadas. SeokJin se apegó a NamJoon luego de regresar el saludo, sintiendo al menor reír por la vibración que mandó por su cuerpo.

Trató de relajarle con un beso en la mejilla, uno que ayudó un poquito (quizá mucho en realidad). Los trabajadores de la compañía reconocían a la pareja y no hacían más que dedicar sonrisas y ligeras inclinaciones a modo de saludo. SeokJin recuerda que algunos años atrás fue la primera vez que pisó esa gran empresa del entretenimiento fue yendo tímidamente detrás de NamJoon, asustado porque le prohibieran completamente estar cerca del idol, o que le sometieran a condiciones extremas para que su relación. Tenía que admitir que pudo respirar con tranquilidad una vez y salieron de la reunión en aquel entonces, por supuesto que les pidieron que fueran extremadamente precavidos con su relación, algo que con el tiempo cambió ya que ambos lograron llegar a un acuerdo junto con la compañía de hacer pública su relación.

Fueron tiempos difíciles, ambos lo recuerdan muy bien, su relación se tambaleó mucho gracias a la presión. Su propósito había sido que pudieran dar esa imagen que Corea necesitaba, una pareja que sujetaba con fuerzas sus manos y gritaban al mundo entero con orgullo que estaban juntos, dispuestos a luchar por permanecer unidos, amándose. Ambos querían demostrar que tenían la libertad de amar a quien desearan, y que eso estaba condenadamente bien.

Quizás fue el tiempo en el que SeokJin pasó más tiempo entre las paredes de la empresa donde trabaja NamJoon, alistándose para entrevistas y juntas de prensa, todo siendo demasiado abrumador tanto que no dormía temiendo que en alguna ocasión respondiera algo incorrecto y le apartaran de NamJoon, o el mismo idol se alejara de él.

No eran buenos recuerdos.

Por ello no disfrutaba mucho de estar ahí.

—¿Y... qué crees que nos digan? —preguntó en un susurro cuando estuvieron dentro del elevador con otras tres personas, SeokJin no les miró, solo prestó atención en el perfil de su prometido y espero paciente a que respondiera. Necesitaba escuchar algo tranquilizador.

Notando su nerviosismo, NamJoon le apretó la mano y le dedicó una sonrisa esperando calmarle, aunque él tampoco podía estar seguro de qué les fueran a decir. Hubiera preferido venir solo, pero su jefe y manager fueron claros y específicos, querían tener una junta con la pareja sobre la noticia de su compromiso, quizás les dirían que fueran discretos y que quería que la boda se realizara en un lugar privado, lejos del ojos público. Pensar en ello le dio escalofríos, no se concentró en ello y levantó la vista fijándose en los números marcando el piso en el que se encontraban.

Las puertas se abrieron permitiendo a la pareja salir del elevador al piso con menos actividad de momento. Se veía todo muy calmado a simple vista, apenas unos cuantos empleados, pero se podía escuchar fuerte música desde algún salón de prácticas a la derecha. Sin soltar sus manos en todo su trayecto, se detuvieron frente a una puerta que NamJoon empujo sin tocar, encontrándose con un espacio amplio, una sala de juntas. El largo escritorio estaba en el centro, sillas colocadas a una distancia adecuada y en el techo, un proyector que apuntaba a la única pared blanca y limpia de adornos en ese cuarto.

—NamJoon, SeokJin, bienvenidos —les recibió el manager del idol, quien se encontraba en una de las esquinas del escritorio, sentado sobre la superficie de este junto a otro hombre se hallaba cómodo en una de las sillas acolchonadas, en su mano había un termo del que salía un poco de vapor por el caliente contenido. Quien habló se puso de pie, sonriendo ante la educada reverencia que hicieron los recién llegados— ¡Qué gusto verlos!