Pesadillas
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Las flamas brillantes danzaban sobre la madera quemada en la chimenea, dándole calor al pequeño Jimin de tan solo 10 años de edad.
Sus sollozos llenaban la fría habitación, que se encontraba vacía en su totalidad, estaba encerrado solo entre esas cuatro paredes, en las cuales su mente imaginaba terribles bestias saliendo de cada rincón, atormentándolo.
Pero bien sabía que no había peor monstruo que su madre.
Había pasado demasiadas noches allí, más de las que podía contar, siempre que hacía algo que desagradase a esa mujer era encerrado en ese sucio sotano por mucho tiempo; horas, días, incluso paso una semana entera, solo le traían cinco manzanas diariamente.
Al estar tanto tiempo, comenzó a tratar de hacer algo que leyó en un libro, un "hechizo" de control de sombras, estuvo bastante tratando de memorizarlo, y cuando por fin acumulo el coraje suficiente se atrevió a recitarlo.
-Molli Carmina nocturno... fri frigore hieme lucem spes desiderium tuum da... mihi potestatem et imperium tuum Tenebris to control et bestias miseri...cordiam et occultatum in ea- susurró, tartamudeando a veces mientras trataba tan bien como podía de decirlo correctamente.
Tenía sus ojos cerrados fuertemente, luego de unos segundos de silencio se animó a levantar un poco su parpado, viendo como nada en la habitación había cambiado, soltó un suspiro, las lágrimas hacían que su vista sea borrosa, restregó sus ojos mientras seguía sollozando.
De pronto, sintió como su mano era tocada, se asustó, gateando de espaldas rápidamente hasta chocar contra la pared, con la respiración agitada vio como había una silueta arrodillada frente a él, inclinando su cabeza como si estuviera extrañado.
Era como un niño, pero totalmente negro y algo borroso.
-¿y..yo te hice?- preguntó Park, tímidamente, la figura asintió, White se paró caminando a su alrededor tímidamente, examinándolo- ¿puedes jugar conmigo?, solo quiero un amigo...-
La silueta volvió a asentir, parándose, una enorme sonrisa se formó en el rostro de Jimin mientras terminaba de limpiar sus lágrimas.
Luego de horas de jugar, correr y divertirse, el moreno se sentó en el suelo, junto a su (recientemente denominado) sombramigo, dándole un mordisco a una manzana.
-...entonces Jin se cayo al agua, ¡pero la comadreja también!- exclamó, soltando una carcajada mientras apretaba su estomago.
A pesar de no recibir respuesta, le gustaba tener una compañía en ese oscuro lugar.
Pero su felicidad no podía durar mucho, la única puerta en la habitación fue abierta, el susto logró cancelar el hechizo, la sombra desapareció cuando su madre entro por ésta, con una expresión tan molesta que pudo fácilmente poner todos sus vellos de punta.
-¿con quién mierda estas hablando?- cuestionó, el menor se quedó sin habla, solo pudo bajar la cabeza mientras temblaba sin control alguno.
La madre chasqueo la lengua con molestia.
-un hijo inútil, loco y gordo, ¿Qué hice para merecer algo asi?- dijo, caminando lentamente por la habitación
-l...lo si...siento...madre- balbuceo con dificultad por el nudo en su garganta.
-creo que un poco de aire te vendría bien, cariño- habló la mujer, mirando a los guardias tras su hombro.
-¿qu...que?- susurró el menor, incapaz de creer que su madre lo dejaría salir.
Aunque obviamente, no podía ser nada bueno, poco iba a saber que los guardias lo iban a arrastrar por todo el castillo, hasta las profundidades del bosque, tirandolo en el barro.
Estaba lloviendo, muy fuerte, una gran tormenta.
Los hombres se fueron, dejándolo solo en el bosque, un niño asustado, sucio y llorando a todo pulmon.
No podía respirar, su garganta y cabeza dolían por tantos gritos, la respiración le fallaba y no se podía parar por el temblor en sus piernas.
El fuerte viento lo aturdía, no podía pensar, no podía moverse, estaba horrorizado.
Solo pudo hacerse un ovillo en el suelo, llorando a más no poder, hasta quedarse sin voz.
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-¡Jimin!- exclamó alguien, despertando lo de de pesadilla.
Tragó duro, con la respiración agitada, una fina capa de sudor cubría todo su cuerpo, miró a su alrededor, estaba en su habitación, YoonGi estaba con él.
-esta bien, todo está bien, estas bien, estoy aquí- dijo, acariciando su rostro, Jimin miró a los ojos del palido, con los ojos llenos de lágrimas.
-¿Yoon...?- susurró, tocando su rostro mientras soltaba la respiración contenida, mordiendo su labio mientras lo abrazaba -¿cómo...?-
-soy yo, no pasa nada, vi que estabas teniendo una pesadilla, volé lo más rápido que pude- respondió, correspondiendo al abrazo, acariciando la espalda de su compañero.
-tenia miedo... ella...en el bosque, no podía respirar... no sabía que hacer- masculló, dejando que las lágrimas bajaran sin control.
-ella no te hará daño nunca más Jimin, yo estaré contigo, siempre- prometió, meciendo sus cuerpos con suavidad, el menor apretaba con fuerza la ropa del de cuernos.
-gracias... muchas gracias- murmuró, sorbiendo su nariz, ambos se acostaron en la cama, el moreno no dejó de abrazar a su compañero, dejándo que él acaricie su cabeza.
-¿quieres hablar de lo que soñaste? - indagó, recibiendo una negativa por el menor.
Pasaron algunos minutos en los que Suga se quedó acariciando la cabeza de su compañero, hasta que su pesada respiración lleno el cuarto, Min creyó que estaba dormido, así que se levantó suavemente, pero se equivocó, White tomó su mano, mirándolo con sus ojos tristes.
-por favor no me dejes- pidió, el de cuernos volvió a acostarse -por lo menos hasta que me duerma, ¿puedes?-
-estare aquí todo lo que necesites- respondió, Jimin apoyo su frente en el mentón de Min.
-no entiendo porque haces todo esto por mi, no lo merezco- comentó el moreno, mientras las lágrimas caían por sus ojos, terminando el la almohada.
-te castigas demasiado, eres una buena persona, más de lo que crees, amable, divertido, defensor, por eso me gustas tanto- dijo, sacándole más sollozos al menor.
Maleficent levantó la cara de Park, limpiando sus lágrimas, se miraron por unos segundos, los cuales parecieron eternos.
Lentamente, ambos se acercaron el uno al otro, uniendo sus labios en un largo beso.
No se movían, solo disfrutaban el embriagador toque mutuo, fue el beso más cargado de confusiones, tristeza y alegría de su vida.
Era tan amargamente dulce.
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MARATON
5/5
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𝔅𝔢𝔴𝔦𝔠𝔥𝔱𝔢𝔡 𝔠𝔯𝔬𝔴𝔫𝔰 ||𝔜𝔬𝔬𝔫𝔐𝔦𝔫||
FantasyEn un mundo donde hijos e hijas sucesores de aquellos cuentos de hadas tan populares viven sus vidas diarias. Cada uno tiene un reino que gobernar, una meta que conseguir, un destino que cumplir. Entre las páginas de un libro sangrado se cuenta la...