Con las palabras en la boca
Solo una mirada.
Con los ojos cargados de tristeza, nostalgia e impotencia, dirigida hacia Suga.
Eso fue lo único que hizo falta para voltearse, sintiendo un doloroso nudo en su sistema.
Quería vomitar, gritar, llorar, rogarle para que no se vaya, algo, pero solo pudo apretar con más fuerza el barandal, reprimiendo sus sollozos lastimeros mientras mordía su labio.
Luego de unos segundos, pudo escuchar el sonido del cierre de la maleta, el mayor se aproximó hacia él.
-Jimin...- dijo YoonGi, acercándose a él lentamente -tengo que irme... será lo mejor para los dos-
Park limpiaba sus lágrimas, sorbiendo su nariz, sin poder emitir algo coherente.
-si tu crees... que es bueno para ti, lo aceptaré- respondió, mirándolo mientras relamia los labios. -lo siento, todo esto es mi culpa... no te estarías yendo si no fuera por mí-
-no te culpes, fuimos los dos, fue algo tonto de mi parte pensar que todo podría salir bien- murmuró, el moreno pudo ver claramente las lágrimas que salían desde los ojos gatunos de Min, como dos perlas brillantes, desvaneciéndose al final de su mentón.
Su corazón se deshizo en miles de pedazos, solo viendo la expresión del mayor.
Quien lo cuido, lo quiso, le enseñó y le acompañó, llorando con una sonrisa amarga.
-¿te puedo dar un último abrazo?- preguntó el pálido, extendiendo sus brazos, White no podía decir nada, un nudo en la garganta le impedía hablar, así que solo asintió, acercándose.
Se dejó caer el los brazos de Min, con sus manos temblorosas lo rodeo, apretando con fuerza la remera negra de su compañero, sintiendose deleitar bajo el olor que llenaba sus fosas nasales, el tacto del palido sobre su espalda, la respiración que golpeaba contra su cuello.
Las piernas le temblaban, no podía controlarse ni quería hacerlo, deseaba que todo fuese un mal sueño, del cual pronto despertaría llorando, con el corazón en la boca, pero con Suga para calmarlo, diciéndole que todo iba a estar bien, que ambos lo estarían y que el nunca se iría.
Promesas falsas que ambos sabían no podían hacerse realidad, ¿a dónde los llevó eso?, a la separación más dolorosa que tuvieron en su corta vida.
Después de segundos que parecieron ser horas, tuvieron que separarse, sin decir nada más, YoonGi dio media vuelta, tomando su maleta mientras salía de la habitación.
Jimin quería decirlo, esas dos mágicas palabras que golpeaban contra su garganta, como una especia de vómito verbal que luchaba por salir.
"Me gustas" gritaba en su cabeza, pero no fue suficiente, no tenía el valor de confrontar la respuesta del mayor, así que solo lo vio irse, cerrando la puerta tras de si.
Park podia jurar como todo el mundo a su alrededor desaparecía, su cuerpo ligero caminó hasta su cuarto, sin creer lo que acababa de pasar.
Lo único que sentía era un dolor en su pecho tan profundo que resultaba desgarrador, las lágrimas bajabando por sus mejillas.
Estaba sentado en su cama, con la cabeza entre sus manos mientras los sollozos salían sin control alguno.
Había anhelado una efímera oportunidad donde YoonGi pudiera haberse quedado, pero le dolería más obligarlo a estar con él, que verlo partir.
Se quedó solo, llorando en su cama hasta que se quedó sin lágrimas, con un dolor inmenso en su cabeza y garganta, mas aún no era peor que el de su pecho.
El tiempo se le escurrió entre sus manos, sin darse cuenta los primeros rayos de sol se deslizaban desde el horizonte hacia su ventana.
Salió, siendo recibido por la fría brisa del que, para él, tal vez es el invierno más cruel que puede recordar.
Se sentó en la baranda, observando el alba con sus ojos apagados, no podía evitar recordar algunos buenos momentos.
Hubo una vez que YoonGi lo despertó en medio de la noche, Jimin no entendía a donde lo llevaba y estaba tan dormido que tampoco pudo hacer pregunta alguna mientras era arrastrado hacia afuera.
Volaron por algunos minutos, hasta que por fin terminaron en su destino, la cima de una montaña lejana.
Emocionado, Min le mostró el cielo, la tenue luz del sol hacia que sus parpados se entre cerraran.
Un destello iridiscente provocó que sus ojos brillaran en asombro.
Suga había aprendido un hechizo para crear auroras boreales, solo para él.
Su corazón se comprimia mientras recordaba la enorme sonrisa de YoonGi cuando vio la reacción del menor.
¿Como podría haber sabido que tipo de final les esperaría?, todo fue tan fugaz, abrumador y algo bizarro.
¿Que va a hacer la próxima vez que se vean?, al fin y al cabo ambos iban a la misma escuela.
En el silencio de la mañana, solo respirando el frío aire, nuevamente se largó a llorar.
Rápidamente limpió su cara, su cabeza dolía ya lo suficiente como para aguantar otro par de horas entre sollozos e hipo.
No paso mucho tiempo hasta que una vibración proveniente de su bolsillo derecho lo alertó.
Una llamada.
Apresuradamente la tomó, anhelando que fuese el de cuernos, pero el nombre que leyó en su pantalla lo desconcertó por completo, atendió llevando el aparato a su oreja.
-¿qué pasa, Jin?- preguntó, tratando de hacer que su voz parezca natural.
-¿por que estas llorando?- cuestionó el mayor, sorprendiendo a White.
-¿de que hablas?- indagó, nervioso.
-mira hacia abajo- ordenó, al instante Jimin obedeció, encontrándose con Kim, parado en el medio del patio, junto a la fuente.-voy a subir-
-No, espera...- tartamudeo, maldiciendo en voz baja mientras el mayor entraba al edificio.
-dije que voy a subir- interrumpió, sacándole un suspiro frustrado al moreno.
No pudo responder nada porque Kim ya había cortado la llamada, dejándolo con las palabras en la boca.
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Tengo como 4 versiones de un mismo capítulo de Asesino De Las Catacumbas, pero no sé cual publicar, así que prefiero subir esto y no dejarlos esperando más tiempo jsjsjs.Por cierto, el grupo de WhatsApp pronto estará en funcionamiento.
Saludos a...
♡AliWhells♡
♡Yami_Jim♡
♡7_ZERO_7♡Saludos, D.
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𝔅𝔢𝔴𝔦𝔠𝔥𝔱𝔢𝔡 𝔠𝔯𝔬𝔴𝔫𝔰 ||𝔜𝔬𝔬𝔫𝔐𝔦𝔫||
FantasyEn un mundo donde hijos e hijas sucesores de aquellos cuentos de hadas tan populares viven sus vidas diarias. Cada uno tiene un reino que gobernar, una meta que conseguir, un destino que cumplir. Entre las páginas de un libro sangrado se cuenta la...