Aquí vino SakuraK05 a sacarle el aburrimiento de la cuarentena, ¿a poco no?
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Nunca estás solo cuando te sientes de esta manera
El cuerpo de Jimin se movía levemente por el camino con pozos en el cual el carruaje estaba atravesando.
Miró por la ventana.
Finas capas de nueve que se deshacían con el calor del sol, que salió después de varios días de una interminable tormenta.
La escarcha derretida caía a gotas de las hojas de los árboles, un leve rocío cubría el césped, que estaba siendo inspeccionado por los animales que estaban familiarizandose con su entorno luego de aquella cruda tormenta.
-todavia no me dijiste a donde nos dirigimos - comentó el mayor, mirando a Kim a su lado.
-vamos a mi casa de verano, para que salgas de esa mugrosa habitacion, tenia olor a Otaku- bromeo, sacándole una risa breve a White.
-muchas gracias, Tae, realmente lo aprecio mucho, espero poder pedirle disculpas a Jin y Hobi por como los traté- habló, volviendo su vista al exterior.
-Hobi ni esta enojado y Jin ya comprendió que no era nada personal, así que no hay rencores- dijo, mientras recreaba algo en su teléfono.
-me alegra- suspiro, dándole un mordisco a una media luna que el menor le había dado, puesto que hace varios días que venía comiendo chatarra-¿si no están enojados, por que viniste tu solo?, es decir, ¿por qué no te acompañaron?-
El menor tardó unos momentos en responder, pero finalmente lo hizo.
-Por qué YoonGi me lo pidió- con esas palabras Park casi escupe su comida -te estuvo viendo con su cuervo, dijo que no soportaba más que estés así, me pidió que te ayudara, que sabia que yo podía contigo-
El mayor no tenía palabras.
-lo hubiera hecho de todas formas, si hubiera sabido que tan mal estabas- comentó, mirando como White tenia la cara escondida entre sus manos.
-dios, ¿por qué mierda no me di cuenta del puto cuervo?- gruño, comenzando a sonrojarse.
-¿ves que el se preocupa por ti?, a pesar de estar lejos deseaba seguir a tu lado- dijo, golpeándolo suavemente con su codo.
-ya, basta- exigió, restregando su cara con vergüenza.
Dios, Suga lo vio tirado en su cama llorando por días, quería enterrar su cabeza en el agujero más cercano y no ver nunca más la luz del sol.
Ese pensamiento rodaba su cabeza los minutos que estuvieron en silencio, hasta que un mensaje llegó a los celulares de ambos adolecentes.
Jimin revisó su teléfono, encontrándose con una noticia en su panel de notificaciones.
"Debido a la reciente mejora del clima, el festejo impuesto por la reina será anulado de su suspenso, dada como nueva fecha dentro de dos días, se espera la asistencia de todo aquel que habite la tierra del amanecer, saludos cordiales"
-¿te llego lo mismo?- preguntó el menor, recibiendo una afirmativa.
-tengo que pedirle al sastre que me dé mi ropa- recordó, buscando su contacto, llamándolo.
Después de unos segundos bajo el tono de espera, el anciano contesto.
-Principe White, buenas tardes, ¿en qué puedo servirle?- indagó, saludando cortésmente.
-buenas tardes señor, quería preguntarle cuando podría pasar a buscar mi traje- explicó, amablemente.
-Oh, por supuesto, ya lo tengo listo, pase cuando quiera, su amigo acaba de escribirme para confirmarme que buscara su traje por la tarde, para ir al baile- comentó, al Moreno casi se le va el oxígeno de los pulmones.-¿algún problema señor?- cuestionó el mayor después de unos segundos en silencio por parte de Park.
-E-Eh... un guardia pasara a buscar mi traje, m-muchas gracias Sastre- tartam
udeo torpemente, sin asimilar la información recibida.-un gusto señorito, nos vemos en la fiesta- se despidió, Jimin colgó la llamada, volteando a Tae, quien miraba al piso reprimiendo una risa, tratando de evitar que conectaran miradas.
-Hijo de puta, sabías que YoonGi iría- gruño, pellizcando el estómago de su amigo.
-culpable- rió, viendo la cara molesta del mayor.
-OH MIERDA, ¿qué voy a hacer?, no estoy listo para verlo, soy un desastre emocional- se quejó, restregando su rostro con frustración.
-para eso vinimos aquí, para que te despejes aunque sean dos días antes del gran encuentro- respondió, señalando por la ventana.
Ya habían llegado a su destino, la casa de TaeHyung.
Se bajó apenas pudo, aspirando el aire fresco del exterior.
El sol resplandeciente golpeaba sus ojos, haciendo que los entre cerrara mientras admiraba la altura de las copas de los pinos.
Como un niño descubriendo el mundo que lo rodeaba.
-¿no extrañabas el aire sin olor a tu suciedad?- bromeo el menor, provocando que Park lo golpee en el estómago.
-quitate el olor a gato asqueroso de encima y después hablamos- respondio burlon.
-por lo menos mi pareja se baña, la tuya parece un vagabundo de Nueva Zelanda- comentó entre risas.
-callate idiota- dijo, riendo, Kim le dió un par de golpes a la carroza y enseguida el conductor se fue sin decir una sola palabra.
-¿vamos a entrar o que?- preguntó Jimin, caminando hasta la puerta, colocándose su pesada mochila en su espalda.
-claro, espera que encuentre las llaves- pidió, rebuscando en su mochila, hasta que las sacó y abrió la puerta.
Una vez dentro, Jimin se sacó las botas llenas de barro y dejó la mochila en el piso.
-ven por aquí- ordenó TaeHyung, el mayor lo obedeció, siguiéndolo hasta lo que pareciera ser la sala de estar.
Kim abrió la puerta, mostrándole a su compañero quienes estaban adentro.
Los gemelos Cheshire se encontraban junto a la puerta, con una cesta de manzanas y un ramo de rosas negras en sus manos.
Jin, NamJoon, Alissa, la hija de rapunzel, Gisela, la hija de Mérida, todos ellos estaban parados en el centro de la habitación, con varios globos de colores en el piso y la mesa con comida chatarra.
Jimin no tenía palabras.
-tal vez seamos pocos, pero queríamos demostrarte que estamos para ti, pase lo que pase, por que eres un buen amigo que nunca nos da la espalda cuando lo necesitamos- explicó TaeHyung, viendo como los ojos del mayor se llenaban de lágrimas.
Por primera vez en mucho tiempo.
Y quizas por segunda vez en toda su vida.
Eran lágrimas de felicidad.
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MARATON 2/5
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𝔅𝔢𝔴𝔦𝔠𝔥𝔱𝔢𝔡 𝔠𝔯𝔬𝔴𝔫𝔰 ||𝔜𝔬𝔬𝔫𝔐𝔦𝔫||
FantasyEn un mundo donde hijos e hijas sucesores de aquellos cuentos de hadas tan populares viven sus vidas diarias. Cada uno tiene un reino que gobernar, una meta que conseguir, un destino que cumplir. Entre las páginas de un libro sangrado se cuenta la...