I Can't Help Falling In Love With You [Terminada]

4. ¿Y Tu Quien Eres?

Pov Juliana

Lo bueno de hoy es que no trabajaba, lo malo es que no tengo nada que hacer, eran las 4 de la tarde, estoy sola en casa ya que Ruth había salido con Antonio. Las cosas con mi amiga habían mejorado estos 2 meses, y era genial ya que no me gustaba estar mal con ella, aunque a veces no soporto que me controle tanto.

En el bar solo me dedicaba a trabajar, aunque algunas chicas atractivas se me acercaban y si pasaba algo solo eran besos y una que otra caricia, pero nada más, no es que no haya querido tener sexo, solo que no he tenido ganas en este tiempo. Deborah aún seguía en New York, hablábamos de vez en cuando y en unas cuantas conversaciones por Skype terminábamos hablando cosas calientes y terminábamos masturbandonos mientras veíamos a la otra, era entretenido, pero no era lo mío, lo mío era tocar, morder, saborear la piel en vivo y en directo.

Ya aburrida en la casa decidí salir a beber algo, tomé las llaves del auto de Ruth, ya que ella se fue en el auto de su novio, era un Jeep, lo encendí y me fui. Estacione el auto frente al parque y atravece la calle para llegar al bar. Me senté en la barra y le pedí una cerveza negra al barman.

-¿Que haces hoy por aquí, Juliana, tanto nos extrañas? —me preguntó Carlos mientras me destapaba la cerveza. Carlos era el barman del bar los fin de semana, lo ayudaba Margarita que atendía mesas, en la semana el barman era Michael y yo era su compañera de trabajo.

—Estuve a punto de ir al bar de la esquina, pero aquí es más barato —le respondí dándole el primer sorbo a mi cerveza, el liquido en mi garganta se sentía muy bien  ¿Poco publico? —pregunté al girarme y ver a una docena de personas.

—Aún es temprano —contestó —Además el clima está algo loco, hace unos minutos alumbraba el sol y ahora se nubló —dijo, mire extrañada, si, tenía razón, estaba nublado y al parecer corría viento, seguramente iba a llover.

Y así fue, comenzó una lluvia no muy fuerte, salí del bar después de estar más o menos media hora, cruce hasta el parque para dirigirme al auto, pero cuando iba a mitad de camino vi algo en el parque que me extraño, la silueta de una persona en el puente, ya no había nadie en el lugar y además estaba lloviendo. ¿Que hacía una persona ahí? A cualquier otra persona no le importaría, pero algo me hizo caminar hasta ese lugar, no se que fue, era una fuerza que no podía controlar y que impulsaba mis pies y me llevó hasta el lugar, al estar ya cerca del puente pude darme cuenta que se trataba de una mujer, parecía estar parada en el fierro, cuando camine más me di cuenta de lo que realmente estaba haciendo esa mujer ahí, quedé helada.

—¿Que haces? —le pregunté, mi voz temblaba un poco, ella me miró, pero no pude ver bien su rostro ya que cuando se giro corrió un fuerte viento que movió su cabello tapandole la cara —No lo hagas — dije acercándome.

—No te acerques —me pidió nerviosa —Si te hacercas lo haré —amenazó —. Vete, por favor.

—No, no me iré —me acerque un poco más —Tal vez podemos conversar.

—Y-yo no t-te conozco —me dijo cortando las palabras, estaba haciendo frío y note que están tiritando —Ve-vete y déjame en paz —subió al segundo fierro de la baranda y cuando levantó la pierna para pasar al otro lado, no se que me impuso hacerlo pero corrí, la tomé de la cintura y caímos al suelo, ella quedó encima de mi —. Te dije que me dejaras sola —alzo la voz.

—¡No! —exclame cuando trato de levantarse, y ahí fue cuando la vi bien, con mis manos saque los mechones mojados de su cara y los vi, otra vez esos ojos azules, era ella, era Valentina, sus ojos y su nombre nunca se me olvidaron y nunca se me iban a olvidar después de lo que sucedió ese día.

—¿Valentina? —pregunté para estar segura, ella me miró.

—¿Como sabes mi nombre?

—Hace dos meses nos conocimos en la boda de tu hermano —respondí.