26. Dolor

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Pov Valentina

Estaba en mi habitación acostada, con mi cabeza en el regazo de mi madre, ella estaba sentada y acariciando mi cabello, yo tenía los ojos cerrados, me ardían de haber llorado tanto, aun sollozaba pero con menos intensidad.

-¿Por qué duele tanto, mamá? —pregunté.

—Por qué te enamoraste y te desilusionaron —respondió —Pero pasará.

—¿Y si no? —pregunté mirándola a los ojos, ella me miraba con tristeza.

—Lo harás —esa era la voz de mi papá, estaba apoyado en el marco de la puerta — Eres fuerte, superaras esto —se acercó a mi —Conocerás a alguien más y te volverás a enamorar.

—Yo amo Juliana —le dije —Nunca sentiré por otra persona lo que siento por ella.

—No, hija, lo que tú sientes por ella es solo un capricho —dijo, yo puse los ojos en blanco —Y lograras olvidarla —acarició mi mejilla —Aún eres joven, conocerás a alguien más, alguien que si te amara y te hará feliz —le iba a decir algo, pero Chivis llegó y me interrumpió.

—¿Que sucede Silvina? —preguntó papá, parecía nerviosa.

—Abajo está la señorita Juliana —nos aviso, mi corazón se aceleró.

—¿Que hará aquí? —preguntó mi papá enojado, se levantó —Me encargaré de ella —dijo.

—Papá, espera —trate de detenerlo, pero ya había salido de mi habitación.

Pov Juliana

Caminaba de un lado a otro, le había pedido a Silvina que llamara a Val, necesitaba hablar con ella, en eso escucho que alguien bajaba y al parecer parecía enojado, al ver de quien se trataba me di cuenta que era Leon, se acercó a mí con fuiria.

—¿Que haces aquí? ¿No te basto con romperle el corazón a mi hija? —me pregunto enojado.

—Necesito aclarar las cosas con Val — conteste.

—No tenemos que aclarar nada —me dijo Val que venía atras de su padre, estaba pálida y los ojos hinchados —Te dije que no te quería ver.

—Val —me acerque a ella sin importar la fulminante mirada que medio su padre —Se que te dije que no recuerdo que pasó — tome aire para continuar —Se lo que viste, pero se que no pasó nada con ella, lo sé, por que lo siento aquí —toque donde estaba su corazón, sentí como latía aceleradamente, se corrió hacia atrás.

—Por favor vete Juliana —dijo con la voz a punto de quebrarse, lo que sí se quebró en ese momento fue mi corazón, no me creía.

—Val —susurre mis ojos se humedecieron.

—¡¡Vete!! —grito, sentí que una lagrima corría por mi mejilla, me aleje lentamente, sentí una punzada en el pecho, todos ahí me miraban.

—Esta bien, Val —le dije —Como tu digas, no me volverás a ver nunca más —no mire a nadie y salí de esa mansión para nunca regresar.

Eso creía.

                                                                

Había pasado más o menos una semana, en ese tiempo Ruth ya se había ido a vivir con su novio, ahora yo estaba sola, sin mi amiga, sin mi novia, bueno, ex novia, solo me acompañaba una sola amiga: la cerveza, al principio era una, luego eran dos o tres durante esa semana, comence a trabajar en el turno antiguo, salía a las 2 de la mañana, casi 3, ahí aprovechaba de beber un poco más. Una noche me puse a discutir con un tipo que le pegaba a su acompañante, traté de detenerlo, forcejeamos y terminamos a golpes y yo casi lo mate, si mi compañero no me detenía lo abría acabado con él, solo le rompí la nariz, mi jefe me llamó.

—¿¡Que carajos te pasa!? —preguntó enojado, mi cara tenía algunos cortes y un golpe en mi ojo izquierdo, me dolía y me pasarán un paño con hielo.

—Ese tipo estaba golpeando a esa mujer — respondí.

—Eso lo entiendo —me dijo —Pero una cosa es detenerlo y sacarlo del lugar y otra muy distinta es golpearlo como tu lo hiciste.

—Se lo merecía —comente —¿Me va a despedir? —le pregunté, el me analizó.

—No se lo que te sucede Juliana, estas muy cambiada —dije —Si tienes problemas debes decirme, tal vez yo pod... —no lo deje terminar.

—Si me va a despedir hágalo, no necesito un psicólogo que me de concejo...Sabe que... —me levante —renunció, ya estoy arta de usted y este maldito lugar.

—Juliana, espera, no te va...—cerré la puerta de un portazo, tome mis cosas y me fui.

Comencé a caminar, eran más o menos las 11 de la noche, camine unas cuadras y encontré un bar abierto, entre y pedí shot de Mezcal, cuando el mesero me lo trajo, le pedí que dejara la botella, el liquido quemaba mi garganta, era la primera vez que lo probaba, tomé hasta que me acostumbre a su sabor, revise mi teléfono y ya media mareada comencé a ver la galería de fotos, cada foto era peor; comencé aceptar que ya nunca más volvería a besar esa boca, que nunca más volvería a tocar su piel.

Me di cuenta que nunca más volvería a oír su risa.

Me di cuenta que nunca más volvería a ver esos hermosos ojos azules.

I Can't Help Falling In Love With You [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora