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EPÍLOGO

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EPÍLOGO.


30 Mayo 2021.

Gianella.

El silencio reina y observo cada detalle de lo que fue mi departamento también en un momento, ahora en los muebles se adornaba de fotos de mi hermana menor con amigas y su novio reciente con quién estaba hace cinco meses. No falta fotos conmigo y sonrío porque tenemos una linda relación de hermanas.

Durante el tiempo que pasó Ailín había madurado bastante y es dónde un poco la envidio.

Yo a su edad todavía seguía siendo una estúpida con un novio futbolista que me había costado mucho dejar, en cambio ella era lo contrario. Estuvo siempre para mí y por eso la amaba.

Regreso al sofá para volver a sentarme y pensar en lo que diría, mejor dicho cómo. Alejo esos pensamientos cuando del cuarto de Ailín sale ella y mamá.

—Se durmió. —anuncia mi mamá con una gran sonrisa, que hace que mi lágrimas peligren de salir.

Mamá no veía mucho a su nieto por lo que cada vez que podía venir yo, ella aprovechaba cada momento.

Ailín busca su cartera y acerca para abrazarme.

—¿Vas a estar bien? —cuestiona y sonrío estando segura de eso, esboza una sonrisa y me da dos besos—. Está bien, cualquier cosa llámame.

Asiento y saludo después a mamá, no hace falta acompañarlas porque salen sin más, se despiden en un grito y que Ailín termina reprendiendo por hacer mucho ruido.

Finalmente se van y me dejan sola. Ellas irían a cenar y yo tendría el tiempo suficiente para poder hacer lo que debía hacer. Aunque claro primero me tomo el tiempo de tranquilizarme y bajar un poco mi tensión.

Ingreso a la cocina y me encuentro con que mi hermana había cambiado de lugar la heladera. Me cargó agua en un vaso y vuelvo al living para volver a sentarme, sacar mi celular y entrar al chat de mi hermana para ver el número que me había mandado.

Tomo un trago de agua para dejar el vaso sobre la mesita y llamar al número de Domínguez.

Mi nerviosismo aumenta y también las sensaciones cuando me llevo el teléfono al oído, recuerdo cuando fui la última vez que hable con él, que fue por mensajes. Porque nunca más había escuchado su voz de nuestro último encuentro en este mismo departamento.

Después de aquella charla me recompuse y hablé con Franco fui completamente sincera, en todo, sobre mi embarazo inesperado y que era claro que no era suyo. Es difícil comprenderlo, pero siendo sincera no me quejo. Franco replanteo la idea de seguir juntos y tener al bebé, él se haría cargo como si fuera suyo.

¿Era demasiado lindo para ser real? , pero lo fue.

El pitido para ya que escuchó que pudieron llegar atender la llamada hasta que escuchó la voz.

Man child | Nicolas DomínguezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora