Aizawa Type Of Boyfriend & One Shots

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Aizawa es el tipo de novio que se queda a cuidarte si enfermas terriblemente un día.

Llegaste a casa, con un paraguas pero muriendo de frío, no sabías cuánto más ibas a soportar, después de una extensa jornada te encontrabas empapada de pies a cabeza, no dejabas de temblar, la ropa se pegaba a tu piel y la fiebre ya estaba comenzando a subirse a tu cabeza.
Mirando el reloj de muro, advertiste que Shouta llegaría en dos horas, sintiendo otro dolor de cabeza al instante imaginándolo enojado, reprendiéndote por no seguir sus advertencias y encontrándote convaleciendo en la cama. Pero ya estaba hecho. Después de tomar unos medicamentos, te quitaste la ropa mojada con dificultad, tomaste un baño caliente y te metiste en la cama tambaleándote.

Sin poder pegar el ojo y con la respiración entrecortada, agradeciste mentalmente escuchar el pitido de la puerta abriéndose con la voz de tu chico haciéndose presente.

-¡Estoy en casa! - escuchaste el ruido de unas bolsas, seguido del maullido de su gata. La risa grave de Shouta resonó por el pasillo de la entrada y después sentiste sus pasos hasta llegar a la cocina.
-¿______?

No tenías fuerzas para contestar. Y es que se había encontrado con tus ropas del trabajo húmedas en el baño, y fue suficiente para escuchar un suspiro venir de él. Si, estaba molesto, pero evidentemente preocupado.

Te revolcaste en la cama con el rostro caliente, jadeando y emitiendo pequeños gemidos y murmullos. Shouta dejó las bolsas en la encimera de la cocina y caminó con calma hacia el cuarto, encendiendo la luz. La gata se subió a la cama, para recostarse a un lado de ti. No esperabas recibir ninguna sola palabra de Shouta, porque sabías que estaba molesto, y así fue, se sentó al lado y te echó un vistazo rápido mientras tocaba tu frente.
-Sh-Shouta...yo...
Buscó un termómetro en el cajón de su mesita de noche y lo puso bajo tu brazo. Salió de la recamara, y al cabo de 15 minutos regresó con los implementos necesarios para bajarte la fiebre: paños húmedos, medicamentos, y un cambio de ropa ligera, después de hacer las suyas contigo volvió a salir.

Preparó la cena y ordenó un poco la casa, después de que la sopa estuviera lista, la llevó hasta la cama para dártela como una niña pequeña. El resto de la noche se pasó cambiando los paños húmedos de tu frente, consiguiendo estabilizar tu temperatura, mientras paralelamente hacía algo de papeleo en el escritorio.

-Tú sabes lo que pienso sobre esto. -cerraste los ojos sintiéndote como una niña siendo regañada- sabes que tengo cosas que hacer, por supuesto que siempre voy a cuidar de ti, no supondrá un problema. Pero si puedes evitar este tipo de cosas, tal como te advertí toda la semana, debes hacer caso.

-Ummh - viste su rostro aburrido con un moño mal hecho tras su cabeza. Habías notado que su cara lucía más "limpia", esa mañana se había afeitado. Y recordaste que tenía una conferencia de prensa importante, así que estaba cansado. - lo siento. - te disculpaste con un tono honesto de arrepentimiento.

-Tranquila. -acarició tu cabeza- para eso estoy.

-Pero... - se levantó y recogió tus cosas para llevárselas.

-Voy a continuar, ahora debes descansar. Si necesitas otra cosa, llámame. - sin quedar convencida por sus palabras le miraste con una mueca de inseguridad. - si te hace sentir mejor, otro día puedes recompensármelo. - salió con una sonrisa del cuarto.

-c-creo que me volvió la fiebre