Capitulo 30

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Domingo

Luisa
Me visto como se me pidió, tenis negros, pantalón negro, blusa de cuello, y una chamarra negra de Leonardo (para que me quedara grande y fuera más fácil guardar el reloj sin que se notara)

Ayer Camila pensó en pedirle a Gumaro un chaleco antibalas, sin embargo sería muy raro para Edward y su padre el hecho de que yo lo trajera, y podrían cambiar de opinión.



Llego a la dirección acordada a las 6:58 a.m y estamos entrando al otoño, y plena mañana así que hay un leve viento helado, que no me incómoda, Aunque estoy nerviosa en cómo estará Lindsay, con esa bruja no hay que confiarse.

Toco la puerta y me abre Edward y me mira de arriba a abajo, y viendo vengo sola. Le tuerzo los ojos. Cuando termina de examinarme y no ve nada raro (gracias a dios, no me intenta revisar) me sonríe.

—Pasa preciosa.

—Gracias

Entro a la oficina y veo papeles por todos lados, Bruce solo agarra un orden para poder entrar al lugar y una pistola y le otra a Edward y pienso que me va a dar una a mi pero no lo hace.

—Vámonos—dice Bruce

—Deja voy al baño un momento—dice Edward

—Okey—cuando Edward se va, El señor Mars incómodo dice que va a encender el auto, que lo espere un momento.

Yo aprovecho el momento en el que salen para agarrar un arma y guardarla en mi chamarra

Y sale Edward del baño, le explicó y nos vamos al sitió el cual es un edificio de dos pisos abandonado.

Bajamos del vehículo, y ambos me piden silencio, lentamente abrimos la puerta y caminamos lo más lento posible, el lugar se ve como si no se hubiese limpiado en años, está lleno de tierra y telarañas, huele a humedad, y esta frio veo que Edward y su padre caminan sigilosamente y yo los imitó.

Llegamos a un cuarto con dos sillas, y veo a una muchacha de cabello negro amarrada y encorvada, sucia y con el cabello mal amarrado, y suelto un chillido cuando me doy cuenta de que es Lindsay.

Edward me dice que guarde silencio pero es muy tarde ya que veo a Sonia del otro lado apuntándonos.

—Luisa, que sorpresa, vaya que te ves diferente sin maquillaje y con esa ropa.

Lindsay despierta y le tira una mirada de odio a Edward y luego me mira a mí y abre más los ojos y más cuando me ve sola.

Va a decir algo pero Sonia la calla de un revés y a mí me arde la sangre, estoy a punto de lanzármele encima, cuando Edward me sostiene muy fuerte.

—Muy bien Eduardito

—Ya te he dicho que no me digas así, mamá

— ¡MAMÁ!

¡QUÉ DEMONIOS!

Entonces Edward se comienza a reír, y luego pará abruptamente y entre él y su padre me intentan sentar en la silla al lado de Lindsay, lo logran pero no sin antes ganarse algunas patadas y arañazos de mí parte. Me amordazan como a Lindsay y yo finjo tener frío y me meto las manos a la chaqueta y oprimo el botón y comienzo a grabar.

The Twins WhiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora