Victoria.

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-Está bien tú, ganas dijo mi madre resignada.- Lucia cansada, tenía ojeras y llevaba el cabello recogido en una coleta alta, sus ojos verdes lucían apagados, llevaba una camisa blanca de papá  y unos vaqueros rotos. Desde que enferme, mi madre no vive para ella. Vive para atenderme a mí, antes de que yo enfermara, trabaja en un gran despacho de abogados y ahora se la vive anchas camisetas, con una taza de café en mano, llamando a médicos, pero igual se ve tan guapa así como es ella: alta y delgada, sus ojos verdes y grandes es lo que me hubiera encantado que me heredara, en cambio yo soy de estatura media, ojos grandes café claros, mi cabello es corto y muy claro, supongo que me parezco más papá...

-Vale, cierra la puerta, te amo.- Dije sonriéndole cansada, como la voy a extrañar.

-Yo también te amo Angelique. Dijo mientras cerraba la puerta.

Necesito un buen baño y llamarle a Vico, necesito asegurarme de que la tonta no se allá echado para atrás.

 Vico y yo hemos sido amigas desde que teníamos nueve años, y en este caso, también ha sido mi única amiga ya que ella fue la única que no huyo de mí en el jardín de niños cuando yo explote cuando mi muñeca se rompió, ella también es la única que cree que no estoy loca. O quizá yo termine por enfermarla a ella. Y es que algo debe de haber mal en su cabeza, porque quien dejaría una vida asegurada en negocios internacionales solo por cumplirle el deseo a su amiga demente de salir en busca de un lugar que ella no está si segura si existe ¿o no? Ella no sabe, sin embargo yo sé que es real.

Supongo que ella esta consiente que no me queda mucho tiempo aquí.

Angelique Adam's conoce al Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora