No hay vuelta a atrás.

44 1 0
                                    

Victoria reía descontroladamente, parecía que había perdido el juicio, pensé "santo cielo, estamos muertas" íbamos a un poco más 180 kilómetros por hora. 

-Victoria ¡Baja la velocidad o nos detendrán!-  Grite alarmada.

-¿Y quedarme a ver como tus padres van detrás de nosotras? ¡A la mierda Ann! ¡Que nos detengan!- Contestó mientras aceleraba un poco más.

Mis padres- pensé. 

Saque la cabeza por la ventana, y no pude reconocer ningún auto parecido al de mis padres. 

No nos siguieron, estamos a salvo. Por ahora.

-Victoria, no nos han seguido, estamos a salvo. Ahora baja la maldita velocidad o nos detendrán.- Repetí.

-Cállate, ya lo sé, vamos a las afueras de la cuidad, pasaremos la noche en cualquier hotelucho.- anuncio sin despegar la vista del camino.

No quería discutir con ella en ese momento, estaba muy molesta, la mire: Se le veía tan cansada, tenía los labios muy apretados en señal de ira, era increíblemente molesto como podía cambiar de humor, yo seguía asustada, mientras que ella estaba furiosa conmigo.

Me miro de reojo, sabia lo atemorizada que estaba, la odiaba y es que, de las dos ella siempre, sería la más fuerte.

-¿Tienes todo?-  Pregunte intentando establecer una conversación.

-Sí, e empacado dos cambios extra para cada una, metí todo tu medicamento y  todos tus escritos en la maleta y un blog de hojas, por lo de que necesitas escribir, también tome la nueva receta de la mesa, por si las cosas se complican.-Contestó.

Era completamente inteligente, sabía lo que necesitaba y se preparaba para todo, siempre sabía salirse con la suya, era lo opuesto a mí. Yo jamás tenía un plan.

-Deberías intentar dormir, Atlanta es grande y a este paso y con este tráfico nocturno podríamos tardar horas en salir de la ciudad.

Me relaje por fin en el asiento, y observe las luces de los edificios, pensé: “ya estamos afuera, no hay vuelta atrás”. Sabía que mis padres saldrían en mi busca, o tal vez no. Tal vez mama y papa aceptaron la idea de que 1) Voy a morir. 2) Soy una adolecente. 3) Estoy loca. 4) Y quiero vivir lo poco que me queda en grande. Pero claro, eso era poco probable. Pensé en el sacrificio que estaba haciendo Vico por mí, pensé en lo desorientada que estábamos y me dio un poco de gracia, no tenía ni idea de cómo íbamos a llegar a aquel lugar, claro, lo había dibujado y descrito miles de veces y cada vez con  más detalle, pero eso no significaba que existiera, me invadió el miedo. 

Cállate, lo vamos a encontrar- Me dije para mis adentros.


Y luego medite sobre lo que Judith me había dicho en su cuarto. Dylan y Priscila. ¿Cómo ella conocía a Aaron y porque nos había cambiado el nombre a ambos?  La idea de pensar que ella estuviera enferma o de que Aaron y ella ya se conocían, me aterraban. Desde que Judith nació, yo la ame. Y solo tenía 14 años, en cuanto la vi, la adore. Nunca me peso cuidarla o pasar tiempo con ella, jamás peleábamos y claro solo tiene cuatro años, no hay mucho porque discutir, pero siempre sentí una conexión muy fuerte con ella e imaginar que ella estaba enferma, formaba un nudo en mi garganta. Las mismas preguntas volvieron a surgir en mi mente.

¿Cómo pudo ver a Aaron? ¿Porque le había llamado Dylan?

Angelique Adam's conoce al Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora