And I love her [Editando] (Un Fanfic De BEETLEJUICE)

El Señor Del Callejón

Y ahí estaba nuestra rubia, enfrente de la entrada de un callejón, llegaba a donde Hari le había dicho que le dieron la caja y quería buscar al señor Katona, el hombre misterioso que le había dado el objeto a su amigo. Camino por el callejón hasta toparse con una puerta de lado derecho, el lugar parecía viejo y ni siquiera estaba pintado, la puerta era de una madera ya deteriorada por el tiempo.
La sensación que le causaba este lugar a Belladona no era nada bonita, entre nervios y ansiedad, su respiración cambió a una más agitada, y eso le encantó por alguna razón, tocó la puerta dos veces y espero un buen rato, al ver que nadie contestaba a su llamado decidió que la mejor idea sería irse pero un poco antes de dar la media vuelta y caminar de nuevo a su departamento se escuchó como la puerta se abría lentamente, Belladona entonces presenció a un señor alto y delgado, su cabello y barba estaban llenos de canas y tenía un traje sucio
—¿Qué tal hermosa señorita?— dijo el anciano con una voz suave pero escalofriante
—Hola, eh, ¿Es usted el señor Katona? — dijo nerviosa Bella
—Así es, ¿Puedo preguntar porqué tengo el gusto de presenciar a tan linda joven? —
— Oh, verá, mi amigo me regalo una caja que dijo que usted le había dado, la caja tenía una "B" de un
lado... —
— ¿El demonio ya te esta dando problemas? — interrumpió el caballero
— No, es solo que toda esta cuestión de los demonios y fantasmas— miró con exaltación Bella al señor que estaba enfrente de ella —No me la creo, no se si todo es un truco o... —
—Ya veo, una escéptica— suspendio nuevamente lo que iba decir Belladona — O no tanto, si no creyeras en los fantasmas no vendrías a buscarme hasta acá— dijo haciendo un ademán en sus manos
—Señor, he buscado sobre fantasmas y una manera de comunicarse con ellos desde hace años y todo lo que he conseguido son sólo bromas y trucos estúpidos—
—Pues joven niña, tienes en tus manos un fantasma auténtico, metafóricamente de carne y hueso— la sinceridad con la que se expresaba el señor hacia confundir más a Belladona, era probable que el señor estuviera loco si no fuera por tantas pruebas
—¿Qué es exactamente Beetlejuice? — preguntó con más confianza
—No digas la palabra con "B" otra vez cariño, no se me antoja verlo hoy— dijo poniendo un dedo en la boca de Bella y haciendo que esta abriera los ojos en forma de extrañeza —Nuestro amigo es un fantasma que trabajaba como funcionario público para Juno, pero acumuló tanto poder e hizo tanto alboroto que se convirtió en un demonio, tiempo después intento engañar al sistema del más allá y decidieron encarcelarlo en la caja que ahora posees— sonrió como si cada palabra que dijo fuera algo totalmente normal
—¿Juno?— comentó confundida Belladona
—Oh, realemnte no sabes nada del mundo de los
muertos—
—¿Cómo es que usted si? —
—Yo logre salir—
Bella estaba confundida con lo que acababa de decir Katona, justo iba lanzar otra pregunta cuando desde atrás surgió un ruido agudo, Bella volteó rápidamente a ver de que se trataba y lo único que encontro fue un gran gato negro con ojos amarillos que la vieron durante unos segundos, Bella no le presto importancia y volteó nuevamente a donde estaba el anciano pero cuando lo noto la puerta estaba nuevamente cerrada
–Okay... — dijo para si misma Belladona mientras caminaba extrañada a la salida.

Y ahi estaba ella, viendo la caja, sabia que no le parecía tan importante si no hubiera estado buscando una manera de encontrar fantasmas tiempo atrás para... Para encontrarse con sus padres y ahora estaba la prueba evidente de que podía hacerlo, tal vez el hombre-espectro podría ayudarle
—Beetlejuice, Beetlejuice... —apretó los puños fuertemente
—¡Beetlejuice! — grito Bella.
Nuevamente la caja se abrió, salió una bola de cristal que se empezó a agrietar y el humo que salió del objeto terminó siendo una silueta que finalmente se aclaró para mostrar a un hombre, ahora tenía un saco gris y una camisa roja, tenía un sombrero con la palabra "Guía" en el.
—Hola, hola, bebé— sonrió con seguridad el espíritu.