—2 de Septiembre—
El fin de semana intenté seguir ganándome la amistad de Cassandra. Creo que no me fue tan mal, fuimos juntas al supermercado a comprar patatas fritas y refrescos y nos pasamos la tarde y noche del sábado viendo películas. Ahora sabía que a ella le gustaban las películas de superhéroes, y gracias a eso, descubrí que a mí también, así que al menos por fin sabía algo que podíamos hacer juntas. Lo mejor de todo es que pudimos conocernos un poco más: me explicó que ella aparte de querer ser historiadora le interesaba heredar el puesto de trabajo de su padre, pero según ella, él nunca la había apoyado para conseguirlo. Así que finalmente decidió entrar a la universidad y estudiar algo que le apasionaba; la historia de Corona. También descubrí que le interesaba la cartografía, y me dijo que quizá algún día me enseñaría los mapas que había creado.
Yo a cambio le expliqué que aparte del arte y la literatura, lo que más me apasiona es la astronomía y que había estudiado de manera autodidacta el firmamento desde pequeña. Todavía no estaba preparada para revelarle mucho más sobre mi vida más allá de mis gustos y aficiones. Pero era normal, solo hacía un día que Cassandra y yo nos conocíamos, aun así, sentía que podía confiar en ella como si hubiéramos sido amigas durante toda la vida. Aunque no sabía si Cassandra me empezaba a considerar su amiga, supongo que de momento no éramos más que compañeras de habitación y nada más.
—3 de Septiembre—
El domingo se me ocurrió una idea que esperaba poder llevar a cabo a lo largo de la semana: una sorpresa para Cassandra. Aprovechando que Cassandra había quedado con unas compañeras de clase por la mañana e iba a quedarme sola durante unas horas, saqué mi libreta de dibujo y me puse a hacer un boceto de la idea que tenía en mente. El resto del domingo lo pasé leyendo e intentando no pensar en por qué tenía tantas ganas de volver a la cafetería de la universidad si tampoco me apetecía tomar algo, aun así cogí mi móvil y busqué en Google el horario de la cafetería, pero parecía que los domingos cerraban.
Me pregunté entonces, ¿qué haría Flynn Rider los domingos?
Sacudí la cabeza intentando no pensar en ello, y a la vez intentando averiguar por qué aquello me había venido a la mente. Estaba un poco confusa.
Cassandra llegó a media tarde cuando yo estaba a punto de terminar el libro que había comenzado por la mañana y que solo había soltado para ir a comer. Le sugerí si después de cenar le apetecía ver otra película, me dijo que no quería ver nada de manera un poco borde. Por alguna razón parecía estar de mal humor y yo no sabía qué decirle o si podía hacer algo para animarla. Así que seguí leyendo hasta que terminé el libro y fui a la sala común a cenar.
Al volver, me encontré a Cassandra sentada al borde de la cama esperando a que regresara a la habitación.
—Rapunzel, siento cómo te he contestado antes —comenzó a decir—. Antes de volver a la residencia me ha llamado mi padre y hemos acabado discutiendo.
Impulsivamente me acerqué hasta ella y cuando me senté a su lado le di un abrazo.
—Eeeh, no soy muy de dar abrazos. —dijo algo incómoda. Me aparté un poco para darle su espacio.
—Lo siento, en eso somos totalmente opuestas, me encanta dar abrazos. Si necesitas hablar sobre la discusión que has tenido con tu padre, puedes hablar conmigo. —me ofrecí. Ella por alguna razón, me dio la sensación de que durante un segundo me mirase como si yo hubiera tenido la culpa de la discusión, pero después pareció relajarse y su mirada se suavizó.
—Gracias, lo tendré en cuenta —dijo mientras se levantaba de la cama—, voy a bajar a cenar, nos vemos luego.
—Claro, hasta luego. —respondí.
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I've got a dream
Teen Fiction"Rapunzel quiere dejar atrás su tormentoso pasado y comenzar de nuevo con su vida, y eso lo conseguirá en la Universidad de Corona. Allí conocerá a Cassandra, su malhumorada compañera de habitación, y a Flynn Rider, el apuesto y coqueto barista de l...