Capítulo 5

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TW: menciones de secuestro, traumas y maltrato psicológico.

—6 de Noviembre—

Ya había pasado una semana desde la fiesta de Halloween. Entre Cass y yo ya no había ningún secreto, por fin esas sensaciones de asfixia y remordimiento habían desaparecido; ahora solo había confianza y complicidad entre las dos. Y desde entonces, las dos no nos habíamos quitado las pulseras de la amistad que hice.

Al día siguiente de que confesáramos todo lo que nos habíamos callado durante meses e hiciéramos las paces, ya no tenía por qué ocultar nada relacionado con Eugene, así que lo primero que hice fue ponerme de fondo de pantalla en el móvil una de las fotos que nos hicimos en el paseo marítimo. Cada vez que miraba el móvil se me escapaba una boba sonrisita pensando en todo lo que había pasado en la fiesta. Los siguientes días cuando fui a la cafetería a la hora del descanso fue como si nada hubiera cambiado, pero a la vez, como si de repente todo fuera completamente nuevo para nosotros. No sabía si era muy educado besar a Eugene delante de todos los clientes, pero sin pensarlo dos veces, nada más acercarme a la barra el lunes lo primero que hice fue saludarle con un beso que él correspondió con mucho gusto.

Así fue como supe que a él le importaba más bien poco que los clientes se enterasen de los avances en nuestra relación.

Pero aun así, todavía quedaba una pregunta que responder, ¿qué éramos?

Suponía que la etiqueta de «amigos» se nos había quedado pequeña. Tampoco habíamos tenido tiempo de poder hablar sobre ello en los descansos. Pero todas mis preocupaciones se disiparon al llegar a la residencia después de clase aquel viernes.

Mientras dejaba la mochila sobre la silla del escritorio y me quitaba la chaqueta, me llegó un mensaje de Eugene.

«¿Tienes planes para mañana?» Preguntó él.

Me senté en la cama y pensé en si tenía algo que hacer con Cass, pero no, tenía el día completamente libre.

«No, nada planeado. ¿Por?» Respondí.

«Porque tengo una sorpresa para ti, y quería saber si te apetecía que nos viéramos.» Respondió haciendo que me muriera de la intriga.

«¿Qué sorpresa?» Pregunté.

«Algo que empieza por "ci" y acaba en "ta", pero la sorpresa en sí no te la voy a decir ;)» Respondió, y al leer que se trataba de una cita, el corazón me dio un vuelco.

«¿Así que una cita? Mmm, entonces tendré que esperar a mañana para saber qué estás tramando.» Respondí sintiendo cómo cada vez sonreía más y más.

«Exacto ;) ¿Te paso a buscar a las 15:00?» Preguntó.

«¡Perfecto! Mañana nos vemos :D» Respondí.

«Hasta mañana, rayito de sol.» Respondió finalmente.

Bloqueé el móvil y me tumbé en la cama, sonriendo de oreja a oreja. Esta sería nuestra primera cita, una cita oficial. Quizá por fin hablaríamos sobre lo que ahora éramos. Sentía millones de mariposas revoloteando en mi estómago y una súbita sensación de querer levantarme a bailar como una boba. Por suerte Cassandra entró en la habitación en ese momento y yo evité hacer el ridículo delante de ella, aun así no podía quitarme aquella enorme sonrisa del rostro.

—Vaya, alguien está de muy buen humor hoy. ¿Qué ha hecho ya Fitzherbert para que estés así? —preguntó ella bromeando aunque tenía toda la razón.

I've got a dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora