Capítulo 1

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Cerré mi tercera maleta llena de ropa, zapatos y productos cosméticos para levantarla y ponerla en el suelo. Abrí mi móvil para ver un mensaje de Denise.

“Ya estoy lista, te espero a bajo”

“Ok”

-¡German!-mi secretario personal tardó menos de 10 segundos en venir-Ya estoy, ¿te importa llevarlo hasta el coche?-señalé las tres maletas.

-Claro, señorita.

Le sonreí dulcemente. German era mi salvación. Desde pequeña trabaja para mí, y siento que es el único a quien realmente le importo y me va a echar de menos. Sí, tenía a mis padres, y no negaba que me compraban lo que quería, y me pagaban todo. Pero se pasaban todo el día trabajando, en las oficinas de mi padre, y nunca tenía tiempo de pasar con ellos. Simplemente, las pequeñas cosas que tienen todas las familias, ya sea cenar juntos, ir a dar una vuelta, o hacer un viaje. Nunca lo había vivido.

Bajé hacia el comedor, para ver a mis padres sentados en el salón.

-Bueno, creo que es la hora-sonreí muy contenta.

-Pórtate bien, te iremos a ver cuándo podamos. Y ten mucho cuidado, hija.

-Lo haré-rodé los ojos, como si les preocupara mucho.

-Te queremos-esta vez habló mi padre, no había dicho nada aún.

-Y yo a vosotros.

Los abracé y salí de casa, encontrándome con Denise a fuera. Cuando nos vimos chillamos y nos abrazamos.

-¿Hola? ¿Estamos en una clase de sueño?-chilló ella, emocionada.

-¡No Denise! ¡Esto es completamente real! ¡Nos vamos a Las Vegas!

Nos pasamos todo el viaje hasta el aeropuerto hablando de lo emocionante que iba a ser estudiar allí. Había sido una gran espera, y ahora que las dos teníamos 18 podíamos hacer lo que nos diera la gana. Llegamos a la zona donde teníamos el jet privado que nos había encargado mi padre. Bajé del coche dirigiéndome hacía el avión, mientras Denise se quedaba abajo haciendo a saber qué.

El corazón se me paró cuando había un gran charco de sangre en la entrada del avión. Tragué saliva, intentando pensar que no había pasado nada. Pero luego, le vi.

Me lo quedé mirando, sus ojos penetraban cada poro de mi piel, como si me estuviera escaneando. Su rostro era perfectamente esculpido, sus ojos era color miel, pero estaban oscuros. Muy oscuros. Me transmitían frío, y miedo. Sus labios rosados en una fuerte línea recta. Dos segundos después, giré mi cara para ver si estaba pasando algo, y cuando volví a mirar, ya no estaba. ¿¡QUE?!

-¡Espera!-corrí hacia la dirección de donde estaba, en su busca. Pero no había ningún rastro de él. Me quedé en estado de shock, recopilando todo lo que había pasado, desde que entré en el avión. No. Me negaba. Nada ni nadie iba a arruinar este viaje, así que lo mejor era actuar como si nunca hubiera visto a ese chico. Hacer como si aquí no hubiese pasado nada.   Intenté calmar mis nervios, y respirar hondo hasta que el corazón volvía a su rito normal.

Justo cuando estaba en condiciones para explicarle eso a Denise, me di cuenta de que no hacía falta. Su figura estaba plantada en la puerta del avión, observando la gran mancha de sangre. Poco a poco dirigió la mirada hacia mí, y yo le envié una mirada tranquilizante. Recé con fuerzas para que Germán siguiera allí, aunque estaba segura que no se iba a ir hasta que nos hubiéramos despedido. Corrí hacia el coche, haciendo que Denise me siguiera. Germán estaba llamando por teléfono, al parecer ya estaba informado de esto.

-Saldrá otro avión en media hora-informó mientras colgaba. Le abracé fuerte, en busca de algún gesto de cariño, al que recibí momentáneamente. Sus brazos rodeaban mi delgada cintura, como si me protegiera de todo. “Todo va a salir bien” susurró contra mi cabeza. Y lo sabía. Sabía que todo iba a salir bien, pero no se a que había venido esto. Me mentalicé de que había sido algo que ver con el piloto, y no con nosotros.

El otro jet privado ya estaba listo para marchar. Suspiré y abracé a mi secretario.

-Prométeme que no vas a ser mala.-dijo mientras sonreía.

-Si sabes que soy un ángel.-dije, y era cierto. Era una chica muy responsable, y sacaba buenas notas. No bebía, ni fumaba.  Hacía todo lo que iba a favor de la ley.

-Lo sé, pequeña.-me abrazó tirando de mi pequeño cuerpo mientras besaba mi frente.

-Te voy a echar de menos

-Y yo a ti.

Subí en el avión, y esta vez todo estaba bien. Suspiré de alivio, estirándome en el sofá.

-Por fin-dijo Denise.

El viaje era muy corto, pero me lo pasé leyendo.

Al llegar, bajé del avión inhalando aire.

-Cariño, estamos respirando aire de Las Vegas.-dije.

-Creo que estoy sufriendo un orgasmo-dijo ella. Las dos reímos y entramos en el taxi que nos esperaba a bajo.

Del aeropuerto al centro había más de 45 minutos. No podía estar más nerviosa para ver el nuevo apartamento que íbamos a vivir, en el centro de la ciudad. Vivir aquí había sido mi sueño desde pequeña, no por nada en especial, pero creo que esta ciudad de mantenía viva.  Miraba por la ventana, sin perderme detalle alguno. Sentía felicidad en mi interior. Una sonrisa no se quitaba de mi cara, aunque pasara el mayor disgusto de la vida.

El taxista paró, y nos sacó las maletas subiéndolas arriba. El edificio era muy moderno, y estábamos en una de las calles principales de la ciudad. Denise y yo nos miramos, impacientes para ver el resto. Entramos dentro. Vivíamos en la quinta planta. Entramos y al principio había un gran sala que supuse que era la entrada. Un mueble y sillones lo decoraban. Abrimos la puerta de esta, y nos encontramos con un largo pasillo, que te llevaba a un comedor enorme. Y no miento cuando digo enorme. Envés de pared, había un cristal que ocupaba toda la parte que daba a la calle. Desde allí se veía toda la ciudad.  Todo el edificio estaba decorado con unos muebles modernos, y con mucha clase. La cocina era bastante grande, aunque no creo que la fuéramos a utilizar mucho. El apartamento tenía cinco habitaciones. Dos para nosotras, y las otras para invitados. Aunque ya le dije a Denise que iba a ocupar una para mi piano de cola. Ella aceptó sin ningún problema, pues tampoco sabíamos que poner allí.

-¡Esta es mi habitación!-dijo Denise entrando en una. Era blanca y lila. Era muy bonita. Seguí caminando hasta que ponía mi nombre en la pared de una. Entré y me enamoré. Mis ojos se iluminaron. Una gran cama de matrimonio ocupaba el centro de la habitación. En la esquina había un largo escritorio blanco, bastante rustico, donde estudiaría.  Encima de este había un collage de fotos de Denise y mías, que pedí que pusieran. La mejor parte fue cuando abrí una puerta corredera de cristal, que estaba delante de la cama. Mi vestidor.

Una habitación llena de armarios, espejos y un sillón iba a ser mi armario. Esto estaba siendo lo mejor. Aunque faltaba colocar mi ropa, ya estaba bastante lleno el armario.

Una vez le dimos las gracias al taxista, se marchó. Nos instalamos y pedimos comida china, pues estábamos cansadas como para ponernos a cocinar. Aunque a Denise le encantara, y era una gran cocinera. Miramos una película hasta que llegamos a la conclusión  de que esta noche íbamos a salir de fiesta. Salir de fiesta por Las Vegas, sonaba tan tremendamente bien, que no podía esperar a que fuera de noche.

El resto de la tarde me lo pasé durmiendo.

Nigthmare- Zayn MalikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora