Mi nombre es Moon Byul Yi. Estoy en el último curso de instituto y menos mal que es el último. Llevo desde que comencé deseando que terminara. No tengo ningún amigo aquí, aunque tampoco es que todos me caigan mal. Hay algunos que se salvan, pero sigo sin sentirme cómoda con ninguno de ellos.
Los primeros años intentaba juntarme con las chicas de clase en los recreos, pero me daba cuenta de que no teníamos nada en común. Aún así, para no sentirme tan rara, fingía que me interesaban sus conversaciones sobre cuál de los One Direction era más guapo. Cuando me preguntaban siempre decía cualquiera al azar o el que más le gustara a la mayoría, pero realmente no tenía opinión sobre esas cosas. Bueno, sobre los chicos más bien.
Comencé a darme cuenta de ello un par de años antes. Cuando estaba en el colegio también me sentía desplazada y que no conseguía encajar, era muy tímida y apenas hablaba, mientras que las demás chicas de mi colegio, por alguna razón, eran todo lo contrario. Aunque no estaba completamente sola, jugaba en ocasiones con una chica un año menor que yo, Ahn Hyejin, porque vivíamos prácticamente al lado. Era la única con la que tenía un mínimo de confianza y con la que conseguía hablar. Si las demás chicas me invitaban a jugar con ellas o a sus fiestas de cumpleaños, era gracias a ella.
Sin embargo, cuando entró al instituto nos distanciamos. Lo vi normal porque ella es muy extrovertida y en cuanto puso un pie en el instituto, todas y todos quisieron ser sus amigos. Básicamente desde el primer momento se convirtió en la chica más popular, aquella que todas querían ser. Eso hizo que la poca confianza que tenía con ella desapareciera, de hecho, ahora era de las que más incómoda me hacían sentir. No se burlaba de mí, como hacían otras chicas y chicos, pero sí que a veces se reía de algunas burlas.
Ah sí, os estaba hablando de mi cero interés en los chicos. Pues, precisamente comenzó por esta chica. Cuando estábamos en el colegio, la admiraba muchísimo, realmente, una parte de mí lo sigue haciendo, siempre he querido ser como ella. Más lanzada, directa, extrovertida, con un montón de amigos, que la gente se peleara por estar cerca de mí. Se que es una tontería, y que eso no es lo importante, pero siempre queremos justamente las cosas que no tenemos.
Bueno, pues esa admiración que sentía, con el paso de los años me fui dando cuenta de que no era exactamente admiración. A veces, me cruzaba una idea por la cabeza cuando la veía hablar de los chicos que le gustaban, un deseo: besarla.
Durante los años de instituto, me fui dando cuenta de lo que aquello significaba, pero lo aprendí de la peor forma posible.
―Aparta, maricón de mierda. ―Observé cómo un chico empujaba a otro, éste le devolvió el empujón encarándolo.
―A ver si el maricón vas a ser tú, que seguro que estás deseando comerme la polla. ―Todos los que estaban cerca empezaron a reírse y animar la pelea que los dos chicos estaban llevando a golpes.
Odiaba aquello. Aparte de que me hacía preguntarme qué veían las chicas en tíos como aquellos, me hacían sentir rara. No podía evitar verme reflejada en aquellas palabras que usaban a modo de insulto, y eso me hacía ver que había algo mal en mí.
No quería darles más motivos para que se burlaran de mí, querían pasar todo lo desapercibida posible. ''Aguanta hasta la universidad''. Aunque el peor año fue segundo. Intenté fuertemente encajar de alguna forma, acababa saltándome las clases y suspendiendo a posta para que la gente popular de clase no me viera como la empollona que pensaron que era en primero. Todo porque me sabía las respuestas a las preguntas que la profesora formulaba y me gustaba tener buenas notas. Quise parecer guay y lo único que conseguí fue llevarme una gran bronca por parte de mis padres y repetir curso. Lo peor es que siguieron viéndome como una rarita y un blanco fácil para las burlas. Así que aprendí que lo mejor era pasar desapercibida.
Estos últimos dos años no han sido tan malos, al menos las burlas han descendido bastante, supongo que la gente está empezando a madurar. De todas formas, no me junto con nadie, así que evito encontrarme con conversaciones incómodas. Igualmente me verán como esa chica rara y asocial que nunca dice nada. De todas formas, ya queda menos para salir de ese infierno. Solo quedan 4 meses.
―¿Vamos a preparar algo especial para la graduación?
La tutora nos había pedido que nos juntáramos todos para hablar de qué queríamos hacer para nuestra graduación. No me interesaba nada aquel tema, y el solo hecho de pensar en pasar una noche con aquella gente me daban arcadas.
―Lo único que necesitamos es mucho alcohol y un dispensador de condones.
Ugh, por qué los tíos tenían que ser tan desagradables. Sabía que no tooodos eran así, de hecho, me había hecho amiga a distancia de un chico con el que jugaba a juegos online. Habíamos charlado varias veces, y aunque no sentía la confianza suficiente como para hablar con él como un amigo al que le cuentas las cosas que te ocurren o en las que piensas, era muy divertido hablar de chorradas con él.
―No seas fantasma, si ninguna de estas preciosidades va a querer tocarte.
―Bueno, yo sé de una que sí. ―Dijo una de las chicas mirando de reojo a su amiga, la cual se puso roja al instante y le dio un fuerte golpe.
―¡Te quieres callar!
Todos empezaron a emitir un ''oooooohh''. Ugh, de verdad, por qué se habría tenido que ir la profesora.
―Venga, no actuéis como críos. ―Gracias a dios, un chico que tenía algo de conciencia.― Si aquí nadie es virgen.
Retiro lo dicho. ¿Es que no había nadie en aquella clase que tuviera otro tipo de temas de conversación? ¿No tenían nada más en la cabeza?
―Bueno, eso de todos...
Todos empezaron a reírse, aquello estaba siendo demasiado incómodo y, por si fuera poco, por un momento, vi que Hyejin me miraba. Genial, seguramente se estaría riendo por dentro sabiendo a la perfección que yo estaba dentro de esa excepción. Y seguramente hasta fuera la única.
Por suerte, la profesora llegó en ese momento preguntando si ya habíamos pensado propuestas. Gracias a aquella reunión o como se quisiera llamar, las clases acabaron antes. Podía volver antes, jugar un rato con Sandeul y olvidarme de todo.
Pero justo Sandeul me había avisado de que al día siguiente tenía un examen y tendría que quedarse estudiando. No quería sonar que necesitaba hablar con él para distraerme del instituto, porque de todas formas no éramos tan amigos. Pero a quién quería engañar, necesitaba alguien con quien distraerme. Muchas veces pensaba en contarle todo lo que pasa por mi mente, en compartir mis preocupaciones con él, pero me da miedo la forma en la que podría reaccionar y que eso rompiera la poca amistad que tenemos.
Así que por mucho que lo intentara, mis pensamientos no paraban de girar en torno a todos estos años. ''Aquí nadie es virgen'', ''mañana tendré una cita con él'', ''buah, tía qué suerte tienes, está tan bueno'' ''Eh, Moonbyul, ¿a ti no te gusta ningún chico?''.
Todos los recuerdos se amontonaban unos sobre otros mientras observaba el papel que tenía delante. Tras una rápida búsqueda por Internet había apuntado algo en aquel papel. Un número de teléfono. Pero...¿De verdad lo iba a hacer? ¿De verdad iba a pagar a una mujer para que se acostara conmigo?
Hola de nuevo. Esta idea surgió mientras escribía el anterior fanfic, allá por verano (cuando tenemos la mente más enferma). Realmente esta historia cuando surgió era solo...bueno, horny. Pero sin querer he creado una historia en torno a eso así que me apetecía escribirlo. Es la primera vez que voy a escribir algo +18 así que no se cómo va a salir. Tampoco se cuándo voy a poder ir actualizando porque estoy mala, pero espero que os vaya gustando esta historia.
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You're my doom [MOONSUN]
FanfictionMoonbyul siente que no encaja con el resto de chicos de su edad. Se siente rara, como si hubiera algo mal en ella y esa confusión y el querer descubrir quién es le llevan a contratar a una chica para acostarse con ella.