Capítulo 11: My angel

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Aunque a Chungha le encantaba compartir cuarto conmigo, yo sentía que molestaba, y aunque no fuera así, necesitaba tener un poco más de intimidad. Así que comencé a ahorrar dinero para irme a mi propio apartamento. El padre de Chungha me aseguró que me pagaría el ingreso a la universidad, así que por eso no me tenía que preocupar aún. En ese momento también abrí una cuenta donde iba ingresando la mayor parte de mis ganancias, quería cumplir la promesa que le hice a mi madre, conseguiría el dinero suficiente como para salvarla de aquel hombre. Le pedí a Chungha que vigilara ella la cuenta, y que, cuando llegara a la cifra que le dije me avisara, de esta forma no me obsesionaría mirando continuamente los ingresos.

Recuerdo que ese fin de semana estaba libre, así que Chungha y yo teníamos planeado pasarlo juntas, viendo películas y disfrutando como las adolescentes que realmente éramos. Sin embargo, no podía despegarse del móvil de su trabajo, así que de vez en cuando teníamos que parar para que ella lo cogiera y avisara a las demás chicas y cuadrar citas.

Ese día realmente no estaba recibiendo muchas, pero hubo una en concreto que le cambió un poco la expresión. Sospeché lo que venía cuando, tras colgar, vi que se me quedó mirando en vez de avisar a una de las demás chicas.

―Lo siento, te va a tocar trabajar.

Suspiré resignada. Yo acababa de cumplir 17 años, solo quería hacer lo que cualquier chica de esa edad hacía, pero no podía quejarme delante de Chungha, sabía que si no era por ella a saber dónde estaría en ese momento. Además, no quería ver a Chungha preocupada o triste por mí, así que me obligaba a mostrar que aquello no me molestaba.

―No pasa nada, ¿es para hoy? ―Chungha asintió―. Bueno, aún nos queda mañana, podemos preparar galletitas o algo así.

Chungha volvió a sonreír y solo eso ya me motivaba a seguir.

―¡Sería genial, buscaré alguna receta!

Me parecía tan tierna que a veces se me olvidaba que ayudaba a su padre en este horrible negocio.


Me preparé y me dirigí hacia el hotel que Chungha me había indicado. Al parecer se trataba de una chica, como la mayoría de mis citas sexuales. Sin embargo, antes de que me marchara, Chungha me paró preocupada y me dijo ''había algo en su voz...No sé explicarlo, solo ten cuidado''. Mentiría si no dijera que aquello me asustó un poco, no sería la primera vez que me topaba con algún o alguna psicópata.

Sin embargo, lo que me encontré no era lo que esperaba. La chica había llegado antes que yo y estaba sobre la cama, abrazándose las piernas, con la cabeza escondida sobre éstas. No pareció escucharme entrar, por lo que solo levantó la cabeza cuando saludé.

Chungha tenía razón, había algo un poco raro, pero no porque pudiera atacarme o hacerme algo raro, sino que parecía pasarle algo a ella. Por sus ojos se notaba que había estado llorando. También me fijé en otra cosa.

―No tienes 18, ¿verdad? ―le pregunté. Podía ser que me equivocara, pero esa chica parecía menor que yo, o como mucho de mi edad.

Como esperaba negó con la cabeza. Suspiré.

―Bueno, yo tampoco así que me callaré para que ninguna tengamos problemas, pero no vuelvas a hacerlo.

Se separó más de sus rodillas, estirándolas sobre la cama y se me quedó mirando. Mientras, yo me iba quitando la chaqueta y los zapatos. Cuando acabé vi que ella estaba exactamente igual. Me acerqué a la cama y trepé a ella hasta quedar encima de aquella chica. Ella me seguía observando sin moverse, parecía un poco confusa. Agarré la parte de su sudadera con la intención de quitársela cuando me detuvo.

You're my doom [MOONSUN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora