Capítulo 12: ¡Qué hambre!

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Cuando terminó nos quedamos en silencio. No sabía qué decir. ¿Qué iba a decir después de que me contara todo aquello? Me sentía tan idiota por haberme quejado de mis ''problemas'' delante de ella. Pero había algo que aún no me quedaba claro.

―¿Qué pasó con ella?

No sabía si estaba bien preguntar porque me hacía una ligera idea, pero ella me miró dibujando una triste sonrisa.

―No pudo soportarlo. Pensaba que yo la estaba ayudando, pero nunca puedes saber la batalla que cada uno lleva consigo mismo.

Hubo otro silencio, aunque ella no parecía incómoda, solo...ausente. Al final suspiró y volvió a hablar.

―Te he contado todo esto porque...No quiero que te pase lo mismo. ―Iba a decirle que yo no tenía pensado suicidarme, pero preferí no hacerlo. No habría estado bien―. Quiero que te quedes conmigo, quiero ayudarte a que consigas la confianza suficiente.

Todo estaba girando de una forma muy extraña, aun no entendía bien por qué yo. Había dicho que la recordaba a ella, ¿era solo por eso?

―Se que suena egoísta, puedes decirme que no, vuelves a tu casa y todo queda como antes.

Negué con la cabeza. Esto era una locura y seguía sin comprender la razón, pero tenía claro que no quería volver a casa, y menos al instituto. Solo quedaban dos meses para que acabara el instituto, dijo que volvería para hacer los exámenes así que... ¿Qué más daba tomarme unas vacaciones adelantadas?

―No quiero volver...―dije en un hililo de voz.

Ella sonrió. Por un momento pensé en que ¿y si se estaba aprovechando de mí? Igualmente, no la conocía y todo eso que me ha contado era solo para que confiara en ella. El pensamiento de que todo esto era una trampa no se iba de mi cabeza, pero ¿sinceramente? Me daba igual. Con ella me iría hasta el mismísimo infierno.

Me ofreció su mano y yo se la cogí sin pensarlo. Volvimos a bajar para seguir bebiendo un poco más y bailar en la pista del bar. Nunca había bailado en público y seguramente seguiría sin haberlo hecho si no fuera por el alcohol.

Yo quería seguir bebiendo, pero hubo un punto en el que ella me lo prohibió. Supongo que a pesar de donde me estaba llevando, quería cuidar de mí y que no me pasara nada.



Era la segunda vez que me despertaba a su lado y, desde luego, estaba dispuesta a acostumbrarme a ello. Nunca había dormido con nadie aparte de ella. Pero sé que con ninguna otra persona sería lo mismo. Despertarme y notar sus brazos rodeándome en un suave abrazo. Un beso cálido en la cabeza y al abrir los ojos encontrármela con cara de recién levantada y con los ojos aun entrecerrados del sueño.

Dije que habría ido hasta el infierno con ella, pero había olvidado que, a su lado, cualquier sitio se convierte en el cielo.

―Venga, levanta que tienes que estudiar.

―¿Qué? ―Ella ya estaba de pie, solo llevaba una camiseta larga que le llegaba casi por las rodillas, aunque suponía que llevaba algo debajo.

―Te dije que ibas a seguir estudiando. No voy a permitir que suspendas.

Suspiré con resignación, aunque sabía que era lo mejor. Yo tampoco quería suspender, además, mis profesores pensarían que sería raro estar en un campamento de estudio y haber bajado el rendimiento.

Iba a coger ropa para vestirme, pero Yongsun me detuvo.

―Prefiero que te quedes así. Hoy Eric no puede, así que te ayudaré con lo que pueda. ―Eso me había dejado un poco bloqueada. ¿Por qué quería que me quedara en pijama?― Ve sacando las cosas, yo voy a ir a por algo de desayunar.

You're my doom [MOONSUN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora