XVIII

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Las horas pasaron y por fin la tarde había llegado.

Todo estaba en silencio en la habitación, Chaeyoung había movido su silla al otro lado de la línea, pero se había posicionado lo más lejos que podía de la cama de Jennie.

Mientras la pelinegra escribía unas pequeñas anotaciones en su libreta, la castaña tomaba una siesta con el libro que leía sobre su cara.

En ese instante tocaron la puerta de hierro, ese sonido haciendo que la castaña pegara un pequeño salto en su cama y quitara el libro de su cara, dirigiendo su mirada a la de Chaeyoung, la cual se había levantando a abrir la puerta.

- ¿Quién es a estas horas de la noche?, intento dormir.- Habló Jennie girando su cuerpo para intentar seguir durmiendo.

- Despierta, es tu compañera de juegos.- Respondió la pelinegra antes de abrir la puerta.- Seulgi, Irene, pasen.- Habló al abrir la puerta, ambas chicas adentrándose en la habitación.

Chaeyoung despidió a los tres guardias que escoltaban a la prisionera, además de Seulgi obviamente, y por fin cerró la puerta.

- Wow, y yo me quejaba de de mi puesto de trabajo.- Dijo Seulgi con un poco de asco.- Esto es una pocilga Chaeyoung.- Concluyó, mirando a la chica detrás de ella.

Chaeyoung le dio una mirada rápida a Jennie, la cual le levantó una ceja, refiriéndose al comentario de la otra celadora. La pelinegra simplemente hizo una seña con su mano, indicando que lo dejara pasar.

- A mi me parece acogedor.- Irene acotó, cruzando la línea, sin ningún tipo de miedo. Se acercó a Jennie, hasta tenerla de frente, la castaña aun sentada en su cama, mirándola hacia arriba, sin bajar la guardia.- Mucho gusto, muda, no creo que nos hayan presentado antes, soy Irene.- Le tendió la mano.

Jennie miró su mano, luego volvió a mirar a la chica, la cual la miraba con una sonrisa que no pudo descifrar. Se contagió de la sonrisa y estrechó su mano.

Chaeyoung dejó salir un suspiro, ya habían pasado la parte difícil.

- Bien, la cosa será así, tendrán una hora, ni un minuto más.- Habló la pelinegra.- Seulgi y yo estaremos afuera, si necesitan algo, toquen la puerta.- Concluyó.

Jennie asintió, al igual que Irene, que ya estaba sentada en el suelo, armando su tablero de ajedrez portatil, la castaña sentándose justo frente a ella.

- Comportate.- Acotó, antes de abrir la puerta para salir, Jennie dándole una sonrisa pícara como respuesta.

En el momento en que la puerta de hierro se cerró, la tensión dentro de la habitación se hizo cada vez más grande.

Irene acomodaba las piezas, mientras Jennie simplemente tenía su mirada clavada sobre la chica frente a ella.

- ¿Te han dicho que tu mirada es extremadamente irritante?.- Habló la pelinegra, levantando la mirada un instante para ver a los ojos a la castaña.

Jennie simplemente se encogió de hombros.

- Ya sé lo que quieres saber, vamos a ahorrarnos un poco de tiempo.- Irene levantó la mirada del tablero al terminar de acomodar las piezas y hacer su primera jugada, movimiendo uno de los peones negros.

Jennie levantó una ceja, moviendo uno de los peones blancos del lado contrario al que la chica había movido.

- ¿La sargento confía en mi?, se lo puedo asegurar, ¿,tú confías en mi?, para nada, ¿deberías hacerlo?, no creo que seas tan idiota como para hacer eso.- Habló de nuevo, moviendo ahora otro peón.

La castaña haciendo un movimiento riesgoso, moviendo uno de sus caballos al frente.

Irene vio su jugada sorpresivamente, pero no dudó en contraatacar.

The Flip - ChaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora