VIII

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- ¡Chaeyoung, Chaeyoung vete!.

Sus gritos se mezclaban con el sonido de bombas y disparos por todas partes.

- ¡No te dejaré, no me iré!.

- ¡Lárgate maldita sea, vete de aquí!.

El sonido de un disparo más fuerte que los demás se hizo presente.

Se sentó lo más rápido que pudo en la cama, respirando agitadamente, con lágrimas en los ojos y completamente confundida de donde se encontraba.

Por la ventana se asomaba el amanecer, dando la señal de un nuevo día.

Sintió un fuerte dolor en el pecho , haciendo que se reclinara hacia delante, tomando ambas de sus piernas y pegándolas a su pecho, ocultando su cabeza en el hueco de separación de ambas, llorando desconsoladamente.

....

147... 148... 149... 150.

Se levantó del suelo, había terminado con su rutina de ejercicio diaria, terminando con dos series de 150 abdominales, mientras respiraba pesadamente.

Necesito una ducha.

Pensó mirándose al espejo.

Se dio la vuelta, mirando las cicatricez de su espalda ya casi curadas del todo, sonrió de medio lado, amaba que su cuerpo sanara rápidamente.

Habían pasado ya dos meses desde que llegó a la enfermería, y por fin ese sería el día que volvería a su celda.

Estaba harta de estar ahí encerrada, había mucha luz, mucho ruido, era muy pequeña y no podía hacer mucho, ya estaba empezando aburrirse ahí dentro, no tenía más nada que hacer que hablar con Chaeyoung.

Sonrió, esa mujer se hacía la difícil, pero eso le encantaba.

Decidió cambiarse, estaba harta de usar la bata asquerosa de hospital que cargaba puesta, extrañaba sus viejas ropas.

Tomó la ropa doblada sobre uno de los mesones y la olfateó, olía a recién lavado.

Se quitó la bata, colocándose el oberol respectivo para cada preso dentro de esa pocilga.

La prenda quedó colgando de la cintura para abajo, mientras se quitaba las vendas de sus brazos, su pecho, y las de su espalda.

- Buenos días, espero que estés lis- Chaeyoung se detuvo en la puerta, viendo desde su puesto a la castaña completamente desnuda de la cintura para arriba, quitando una venda de su brazo.

Se quedó ahí, mirando fijamente con los ojos bien abiertos.

- ¿Te gusta lo que ves?.- Rompió el silencio la castaña, mientras soltaba una pequeña risa.

La pelinegra reaccionó, negando varias veces la cabeza y dándose la vuelta para ocultar su sonrojo.

- ¡No te quedes ahí de pie, termina de vestirte, maldita sea!.- Se cruzó de brazos, aun volteada, no dejaría que la viera en ese estado.

Su corazón latiendo cada vez más rápido, ella sin saber por qué.

- Puedes darte la vuelta, no tengo nada que tú no tengas.- Se acercó a la chica, aun sin vestirse, quería jugar un poco con ella.- Es normal, somos mujeres... Al menos que de verdad te guste lo que ves.- Susurró a su oído.

Chaeyoung dio un paso para alejarse de la chica, su cabeza estaba en llamas, no estaba acostumbrada a ese tipo de cosas, pero no podía mostrarse débil.

The Flip - ChaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora