VII

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No podía evitar estar inquieta, es decir, ¿quién no lo estaría?, se llevaron a su prisionera sin decir absolutamente nada y ya había pasado más de tres horas.

No paraba de mover su pie contra el suelo a máxima velocidad en señal de nerviosismo, mientras miraba como las manesillas del reloj se movían lentamente.

Todas las celadoras a su al rededor la miraban completamente extrañadas, susurraban cosas a espaldas de ella. En resumen, Chaeyoung parecía haberse vuelto loca.

Jisoo suspiró antes de acercarse a la pelinegra la cual estaba sentada en uno de los sofás de la sala de descanso.

- Hey...- Dijo con delicadeza, Chaeyoung solamente dándole una mirada pequeña.- ¿pasó algo?.- Preguntó en voz baja, no quería que de repente la pelinegra explotara.

- ¿Sabes por qué se llevaron a Je- quiero decir a La Muda?, por lo que tengo entendido es muy peligrosa como para dejarla salir de esa celda.- La mirada de la pelinegra era curiosa, con el ceño fruncido, mirando fijamente esta vez a Jisoo frente a ella.

- Oh, es eso.- Respondió aliviada.- ¿Ya estamos en esas fechas?, uff el tiempo vuela aquí dentro.- Soltó seguido de una pequeña risa.

La pelinegra ladeó la cabeza aun más confundida.

- ¿A qué te refieres con "esas fechas"?.

- Oh, no lo sabes, cierto.- Se acomodó en su asiento para poder quedar frente a frente con la pelinegra, la otra haciendo lo mismo.- Bueno, dos veces al año La Muda tiene visitas.

- ¿Visitas, qué clase de visitas?.

- Déjame hablar.- Chaeyoung asintió.- Gente del ejercito viene a verla, nadie además de la Alcaide y su secretaria pueden entrar a la habitación en la que la tienen.

- ¿Por qué?.

- No sabemos con exactitud, pero tenemos especulaciones... La Muda siempre vuelve herida, muy herida, el año pasado llegó moribunda.- Hizo una mueca de asco.- Me da lástima por ella... Creemos que vienen a interrogarla, pero ella es muda, no dirá nada.

Chaeyoung asintió varias veces, procesando la información. Esa era la razón por la cual la mantenían con vida, estaba claro ahora.

Solo tenía que convencerla de que hablara, que le dijera su secreto.

- ¿Park Chaeyoung está aquí?.- Una exaltada enfermera entró por la puerta, buscando con la mirada a la nombrada.

- Esa soy yo.- Se levantó del sofá.

- Venga conmigo, la Alcaide la mandó a llamar.

No dijo nada, simplemente corrió detrás de la mujer por los pasillos, hasta llegar a la enfermería, entrando a la habitación principal.

Se quedó en silencio, recuperando el aire que había perdido al correr tan rápido.

- Pase lo que pase, no dejen que muera.- La orden de la Alcaide resonó en su cabeza.

Intercambió miradas con la mujer, completamente absorta de la situación.

- ¿Qué... qué pasó?.- Preguntó un poco más calmada.

- No es importante, te mandé a llamar para que cuides de ella, es tu trabajo de todos modos.

- Está herida, Alcaide, no creo que sea una amenaza para las enfermeras.- Soltó una pequeña risa.

La mujer levantó la ceja, aun seria. Chaeyoung se aclaró la garganta y se puso firme.

- Como usted diga, Alcaide.- Volvió a su tono serio.

The Flip - ChaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora