Eran las 6. ___ se levantó con el despertador, se metió en la ducha y se vistió con unos vaqueros y una blusa a rayas. Se calzó los tacones y se peinó. Tomó una fruta y observó su pequeño domicilio: un estar, una pequeña cocina, un dormitorio y un baño. El mobiliario era escaso ya que venía con el apartamento, y no había ni televisión ni microondas ni teléfono. Lo único en lo que ___ se había permitido gastar era un sofá de dos plazas y un celular por cualquier emergencia.
Ya llevaba un mes viviendo allí, pero no lo sentía como su hogar.
Sus pensamientos volvían a ese pequeño país ignorado por muchas personas, con sus pequeñas ciudades y sus ondulantes colinas y sus simpáticas personas y sus comidas tradicionales y sus costumbres heredadas de África y de sus propios indígenas. Ese pequeño país, su hogar, no se parecía en nada a Inglaterra, que siempre tenía humo o niebla en sus calles, que sus personas eran antipáticas, que sus comidas eran siempre iguales.
Terminado su frugal desayuno, ___ tendió su cama y, luego de cerrar con llave el apartamento, se dirigió a una cafetería cercana en busca de empleo.
Al entrar, la golpeó en la cara el penetrante aroma a café y el calor de un recinto repleto de personas. Buscó con al mirada a algún empleado al que preguntar por el gerente, y fue llevada a una puerta cerrada. El hombre estaba en una reunión, por lo que le pidieron que esperara un momento.
Se entendían las voces del otro lado de la puerta, y ___ se vio obligada a escuchar la conversación que era llevada a cabo entre el jefe y, presumiblemente, una empleada. Él estaba acalorado y levantaba la voz; ella lloriqueaba y repetía una y otra vez que ella no había sido. Al final, él gritó: "¡Despedida!", y una joven con la cara hinchada salió entre sollozos de la oficina. Al momento la hizo pasar y comenzó a interrogarla.
-Nombre.
-___ Bonilla.
-Origen.
-Uruguay.
El hombre quedó en silencio un momento, y luego prosiguió.
-Experiencia laboral.
-Negocio propio a los 15 años.
-Me gusta. Contratada.
___ se levantó y salió de la oficina. Una chica alta y morena se le acercó con su nuevo uniforme, y le contó acerca de su jefe y su trabajo.
-Es un hombre amargado, pero bueno cuando quiere. Se llama Pete. Tus turnos serán de 7 a 5 de lunes a viernes, y de 10 a 6 los sábados. Tienes que hacerte cargo de cocinar los dulces como muffins y tortas. Sabes hacerlo, ¿no? - esperó a que yo asintiera, y continuó - y sus respectivas decoraciones.
___ fue dejada en la cocina con órdenes flexibles, y pronto se encontró cocinando muy a gusto. También en la cocina había un chico haciendo lo mismo que ella, y otro lavando lo que ensuciaban y fregando los pisos. Al entrar ella, la saludaron con una inclinación de cabeza y siguieron con lo suyo. ___ no se esperaba más de londinenses.
Luego de dos horas de trabajo, escuchó más gritos de la oficina del jefe, y más llantos por parte de otra chica.
A los pocos segundos Pete entró en la cocina y la apuntó con un dedo.
-Cambio de planes: también vas a atender las mesas.
La misma chica de antes le dio a ___ libreta y bolígrafo, y le indicó qué numero de mesas debía atender cuando tuvieran gente.
Se dirigió a la más cercana y tomó la orden de dos hombres de traje que parecían apurados. Llevó la orden al mostrador, cargó su bandeja y la depositó en su respectiva meas, y caminó a otra ocupada por una madre y su hija. Ellas no se decidían por qué tomar, y ___ escuchó la puerta abrirse y unos pasos dirigirse a la mesa detrás de ella. Sintió la necesidad de girarse y atender al nuevo cliente, pero las mujeres seguían indecisas. Al final les tomó la orden y se apresuró a dejarla.
....................
Niall Horan, miembro de la famosa boyband One Direction, se levantó como cualquier otro chico: en ropa interior y completamente despistado.Luego de bañarse y vestirse, se dirigió al estudio de grabación, pero antes pasó por la cafetería que estaba de camino. Se sentó detrás de la camarera, y esperó a que lo atendiera. Notó su tensión, probablemente fuera nueva.
Todo pensamiento coherente se evaporó al darse vuelta ella. Parecía salida de una pintura, con sus cabellos anudados en un moño, sus ojos preocupados y su delicado cuerpo. Al acercarse más a su mesa, se retorcía las maños, señal de que estaba nerviosa.
-Tardaste mucho - señaló él antes de que ella pudiera decir una palabra -. Quiero un café negro y un muffin de moras.
Mirándola más de cerca, era notoria su poca semejanza con una pintura. Su moño estaba desarreglado, habían ojeras debajo de sus ojos, su uniforme estaba arrugado. Niall hizo una mueca de disgusto y dirigió su mirada a la pantalla del teléfono que acababa de sacar de su bolsillo, dando a entender a ___ que no tenía nada más que hacer allí.
Se había concentrado tanto que no vio cuando le dejó su orden con suma delicadeza, ni cuando negó con la decepción de una niña a la que le dicen que Papá Noel no existe.
Al terminar su desayuno, Niall pagó la cuenta y se fue de la cafetería sin dejarle propina a la tardada camarera. Por su parte, ___ ignoró este hecho lo mejor que pudo y mantuvo una falsa sonrisa durante el resto de su jornada.
Pasadas las 7, cuando llegó a su casa, se dirigió sin vacilar a la cama, y en sus últimos momentos de lucidez, decidió que había sido juzgada por el lindo chico de ojos celestes.
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La sociedad juzga a los ángeles [Niall & tu] ~Terminada~
RomanceHola tú, posible nueva (y fiel) lectora te voy a contar un poco sobre la novela. ___ va a ser una de las tantas personas que se mudan buscando un mejor trabajo (en realidad es su madre, pero es lo mismo), y debido a eso conoce a One Direction en una...