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Si te sedusco ¿Me castigarias? —Juvia.

Otro maldito día de trabajo...
No puede creer todos los artículos que tiene que supervisar, se va a volver loca.

¡Correción! Ya estaba loca, y ni siquiera tenía a Natsu suplicando deseo.

—Quiero esos documentos para las 12:30 —como siempre seria y mandona, todavía no entendía como había trabajado por años en esta empresa. Nadie se llevaba bien con ella.

Almenos eso creía.

—¿Qué? Pero si a esa hora es el almuerzo y...

—No te preguntaba, mocosa —la vieja mujer volvió a su oficina.

Juvia suspiro, y siguió mirando los documentos mientras los firmaba. Todos eran un permisos para la publicación de la revista, derechos de autor y ese tipo de cosas.

Después de una horas al fin había terminado con todo.
Miro la hora 11:45, aún tenía tiempo para ir donde Porliyusica y entregarlo.

Probablemente todos estarían almorzando así que busco en su bolso el bento. Sin darse cuenta que cierta persona entró a su oficina cerrandola en el acto.

—¿Qué tal estás, My Lady? —esa voz resonó en su cabeza, subió su mirada encontrándose con el rostro del hombre que siempre invadía sus pensamientos.

Se le escapó una sonrisa traviesa, el sabía que significaba. Esa chica era un libro abierto, le gustaba.

—Darling... ¿Qué estás haciendo aquí? Es la hora del almuerzo.

—En realidad... —rodeo sus brazos en su cintura apresandola a su cuerpo, obligándola a estar de pie frente a él. Ella dejó escapar un suspiro placentero por los besos que repartía por su cuello y sus hombros —Es la hora de mi postre.

Natsu bajo sus manos subiendo un poco su falda para acariciar una de sus piernas, la suavidad de su piel ocacionaba, una ola de emociones en su mente que solo proclamaban el nombre de su dama.

—Juvia se disculpa. —Dijo en un suave tono de voz, el dejo lo que hacía para mirarla a los ojos confundido y preocupado.

¿Se abría arrepentido de proponer el juego? Tan solo en pensar esa posibilidad se formó un nudo molesto en su garganta... No quería eso cuando aún no obtenía el corazón de su amada.

Estaba tan distraído en sus pensamientos temiendo lo peor, que Juvia aprovecho para tomarlo salvajemente de la corbata y sentarlo en su silla de trabajo.

Natsu parpadeo varias veces creyendo que era una de esas fantasías que tiene con Juvia. Sin embargo, se dio cuenta que era real cuando la peliazul con una rapidez increíble le quitó la corbata.

—My Lady que estás... —Fue callado por sus labios, ese sabor condenadamente adictivo. Solo pudo corresponder, y saborear el exquisito paladar de sus labios del cual no encontraba algo que fuera igual.

Quiso tocarla, pero Juvia tomo sus manos sin dejar de besarle, se distrajo tanto en ese momento que ella se aprovecho, posicionó las manos de él en la espalda y las ató con la misma corbata.

Ella se separó de sus labios, dejándolo con ganas de más. Natsu movió las manos y al fin se percató de lo que tramaba.

END GAME [Navia] [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora