C A F É N.12

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Me encontraba en el parque con Rainbown y su novio, Damián

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Me encontraba en el parque con Rainbown y su novio, Damián. Llevaban poco tiempo saliendo, puesto que se conocieron de una manera muy complicada y aparte de eso rara; él tipo no me caía del todo bien. Había sacado la peor parte de mi hace unas semanas atrás ya que escondía algo muy grande a Bown. En fin, estamos tomando un pequeño paseo.

Y yo simplemente sobraba.

Ni siquiera sé porque acepté venir.

—¿Qué tal si vamos al Starbucks? — sugiero.

—Me parece bien —dice Damián y Bown lo secunda.

Quería ver a Kenay, lo de ayer me había dejado muy sorprendida y estupefacta, ¡llevarme café era como comprarme un carro! El mejor sentimiento. Aún trataba recordar lo que había sucedido en la última fiesta y pensándolo bien, también a la anterior a esa, en la Joya Dorada donde mágicamente aparecí en la casa de Kenay. Pero, nadie quería contarme nada como si fuera un pecado.

Por suerte estábamos muy cerca del café, así que en menos de diez minutos llegamos y nos instalamos en mi típica mesa del fondo.

Y el mesero no tardó en llegar.

Sonreí.

—Buenas tardes ¿Listos para ordenar?—dice él, con su típica cordialidad al ver que vengo con alguien. Él se fija más que todo en Damián, quien se encuentra entre Bown y yo, supongo que logra reconocerlo de la fiesta— Eres Josh ¿No?

Damián se pone algo nervioso y mira a Bown pidiendo ayuda.

—En realidad se llama Damián—habla mi amiga por él—Ese nombre sólo es un apodo.

Le lanzo una mirada asesina a la pareja y me propongo a ordenar.

—Trae tres cafés, dos marrones y uno negro—digo —No olvides las galletas— sonrío.

—¿De avena?— pregunta él.

—Me conoces.

—Ya vuelvo, permiso—dice Ken y se retira.

Volteo hacia la pareja que tengo al lado y los miro.

—Deberían coordinar mejor ambos— les regaño—Y tu, deberías saber que responder y no dejar que Bown hable por ti, Damián—digo mirando al chico quien me mira con algo de temor en sus ojos.

—Nolan, no seas dura—dice Rainbown.

Volteo a donde se encuentra Kenay y él ve la situación con una ceja alzada. Si, ya se dio cuenta de la tensión en la mesa y me quiero largar de aquí. Me hace una seña para que me acerque y sin avisarles al par de tortolos me levanto y me dirijo hacia él.

—¿Mala tarde?— cuestiona él.

—No, mala compañía—respondo — Necesito café en mi sistema con urgencia.

—Aquí lo tienes —dice y me lo pone al frente de la barra.

—Gracias —digo—me iría pero el café es lo único que me mantiene aquí.

—¿Lo único?—él alza una ceja y me regala una sonrisa ladeada.

—Tal vez haya algo más— sonrío coqueta y tomo un sorbo de mi café.







Un Café Más (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora