Tras la máscara...

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★★★

Era un examen introspectivo. Algo que ocurrió en apenas unos segundos, pero que dentro de la mente de Karis, se tornó eterno.

Cuando se desea obtener poder, poco o nada importa el pasar de víctima a verdugo, muchas veces ese es el factor detonante. En momentos, la vista se le nubló y empezó a escuchar un susurro llamándole desde dentro suyo; cosa rara, porque aquella elucubracion no era el reflejo que todo ser vivo siente alguna vez, al oirse a sí mismo con su propia voz hablándose. Esto era algo distinto a aquellas experiencias.

-¿Quién eres?- la dama demoníaca preguntaba con insistencia, pero la única respuesta que recibía era el mismo susurro delicioso al oído llamando su nombre, arrastrando y pronunciando perfectamente cada sílaba de su nombre, en una tonalidad baja e hipnótica.

-Karis.

Parecía una visión, en ella, se notaba a si misma en un pasillo oscuro, en el que había una única puerta de piedra, entreabierta. De ella manaba un destello y no conteniendo su curiosidad, la abrió. El parpadeo luminoso del otro lado la cegó por un momento.

Luego, empezó el pandemonio.

Recuerdos que eran como pedazos de sueños añejos llegaron hasta ella, momentos de su niñez y su juventud.

Los demonios no son distintos a muchas especies, engendran vástagos a los que proveen de cuidados y educación, más sin embargo sucede que entre las ramas de las familias nobles, un puesto en el poder está casi garantizado, así como una vida libre de carencia. Pero para los estratos bajos las cosas son siempre distintas.

Todo lo que hizo falta para Karis fue un mal día.

Un día lleno de desesperación, podredumbre, hambre y hartazgo.

Ella tenía poder, era fuerte y ágil pero indisciplinada, un talento así de explotable puede usarse de muchas maneras, inapropiadas la mayoría de las veces. Para cuándo Luciela la descubrió y decidió reclutarla, Karis era joven, menos ingenua y arisca, sin embargo en el fondo ella siempre intentó llamar la atención de Luciela, a quien admiraba profundamente por sus modos para con ella.

Luciela era su referente.

No obstante, las ansias de poder y su meta, de asegurarse una posición importante para nunca volver a carecer de nada le cegaron, su amargura arraigó profundamente en su corazón, y pese a las enseñanzas de Lu, Karis eligió un camino pedregoso y aparentemente fácil que le permitiría hacerse con el trono.

¿Por qué una noble como Lu tendría derecho al trono? No, por mucho que fuera su comandante y tuviera unas maneras distintas, eso no cambiaba el hecho de que la joven Sourcream venía de una familia empoderada, nada como ella, que venía desde abajo, manchada de podredumbre y dolor. Si alguien noble quedaba encima de ella, nada cambiaría. Ni en el Inframundo, ni fuera de él.

Sólo alguien como ella podía cambiar las cosas, afuera en el mundo superficial había muchísimos más recursos, si erradicaba a los del mundo nadie nunca volvería a humillarlos, serían la especie dominante.

"Dominar significa que nunca más habrá que soportar el dolor, la carencia y el abuso".

Admiraba a Lu, más no confiaba ni lo admitiría. En Karis residía la duda permanente, y antes de que Lu pudiera disponer de ella como un simple peón en su lucha por el trono, Karis dió un paso adelante (aunque las intenciones de Luciela para con la joven Sucubo no iban por ahí).

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⏰ Última actualización: May 13, 2020 ⏰

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