Salida del hospital

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Pedro: (al fin ya llegué al hospital y la doctora me dejó pasar sin ningún problema ya que anteriormente yo había ido de visita por Ita, estoy muy feliz de que hoy le den de alta...)
Itatí: (Recién acaba de salir la doctora, me había ayudado a quitarme la bata y me costo muchísimo trabajo moverme, espero poder mantenerme de pie cuando llegue el momento ya que de lo contrario estaré en silla de ruedas y no quiero. Estaba ida en mis pensamientos cuando de pronto veo que un caballero muy hermoso entro a la habitación) Hola mi príncipe hermoso, buenos días.
Pedro: Mi amor, buenos días (le da un beso en la frente), ¿Cómo estás? ¿Ya feliz de que hoy regresas a tu casa?
Itatí: Sí, gracias a Dios todo salió bien aunque tengo que andar con este collarín super incómodo y la férula.
Pedro: Pero es para tu bienestar...
*Entran los doctores*
Doctor: Buenos días señores, quería informar que pues después de una semana de estudios, radiografías, operaciones y toda la intensidad y presión que vivió acá ya se puede ir a su casa señora Cantoral.
Itatí: Maravilloso, se me hacía eterno el tiempo acá, hasta llegué a pensar que no iba a salir nunca.
*ingresa una enfermera con una silla de ruedas*
Itatí: No, ESO SI QUE NO, yo no voy a andar en una silla de ruedas.
Doctor: Pero señora usted aún no puede hacer ningún esfuerzo.
Itatí: No, no y no. Yo no voy a ser la maldita lisiada. (Exclamé con tono de enfado)
Pedro: (no pude evitar reírme ante lo que había mencionado Itatí, pero tenía que convencerla de alguna manera para que no insista en no usarla ya que si no es así su recuperación se atrasará) jajaja Itatí, mi querida Soraya Montenegro te has convertido en lo que juraste destruir pero es para que te recuperes pronto.
Itatí: No, me niego rotundamente.
Pedro: (Itatí seguía en plan negativo así que lo único que me ocurrió fue que intentará otra manera de solucionar su problema, a ver cómo resultaba) Muy bien, entonces, Soraya Montenegro, ¿Qué se le ocurre? Digo, tampoco es que ahora pueda salir caminando campante porque se va a lastimar.
Itatí: ¡qué chistosito! Pero fíjese que sí tengo una idea, ¡Puedo usar muletas! (Exclamé emocionada)
Pedro: Perfecto, que se las traigan.
Doctor: Pero señor Fernández, eso sería como negligencia médica.
Pedro: No se preocupe, yo sé lo que le digo.
Doctor: Bueno, (da la orden y de inmediato entra una enfermera con las muletas)
Pedro: Ahora si señora Cantoral, vamos!
(La ayuda a pararse y el doctor le da las muletas a Itatí)
Itatí: (Apenas me puse de pie y un dolor inmenso recorrió mi cuerpo, luego al intentar mantenerme de pie con las maletas sentí que me iba a caer, no me quedo de otra más que aceptar la silla, pero mi orgullo estaba primero ¿o no?)
Oh Pedro, ya lo pensé bien y seguiré sus órdenes del doctor, además así ayudará a recuperarme pronto.
Pedro: (Vi que el gesto de Itatí expresaba que su cuerpo le está doliendo, sentí pena porque yo acepté que ella hiciera un esfuerzo al ponerse de pie, pero fue la única manera para que desistiera de su idea)
Ah, así sí ¿verdad?
Itatí: (ya en la silla de ruedas) ¿Nos vamos a ir o no?
*Itatí y Pedro salieron del hospital, Pedro llevaba la silla junto a Ita y ella no había mencionado nada desde que salieron de la habitación así que él decidió hablar*
Pedro: Amor, no quiero que estés molesta por eso pero entiende que es por tu bien.
Itatí: (ya un poco más relajada) Pero es que, no sé, no me enoja, sabes qué, ya déjalo, ven, dame un besito.
Pedro: mi amor, aquí nos pueden ver y recuerda que no hay que levantar sospechas.
Itatí: ah, fíjese que suave, entonces ¿No me vas a dar mi besito? Estamos en un estacionamiento, nadie nos ve.
(Hace puchero)
Pedro: (no pude resistirme ante esa tierna carita y me agaché de manera que quede a la altura de Itatí y le empecé a dar besos suaves por todo su rostro, primero su frente, luego su Mejía, luego la otra, después cerca de sus labios y así hasta que mi boca se encontró con la suya y nos fundimos en un beso lento, ella me tomo del cuello y con sus manos empezó a acariciar los rizos de mi cabello, mientras yo apartaba sus mechones de cabello que se revolvían por el viento en nuestro rostro, todo era tan lindo, tan romántico cuando de pronto un grito nos trajo a la realidad)..

AHHHHHHH, NO PUEDE SER, ¿QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ?.....

EquivocadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora