17. Viva o muerta

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Capítulo nuevo, totalmente inédito, perteneciente a la versión re-acondicionada. Enero 2020.

Estaba alterada, mi corazón palpitaba con fuerza, sentía la adrenalina recorrer mi cuerpo

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Estaba alterada, mi corazón palpitaba con fuerza, sentía la adrenalina recorrer mi cuerpo. Me levanté y arranqué la alimentación intravenosa de mi brazo. Era idéntica a la que usaban en el comedor. No cabía duda, seguía entre seres desalmados.

Corrí hacia la puerta y la abrí ligeramente. Asomé la cabeza con cuidado para observar el exterior. No había nadie. Tomé aire y salí a un pasillo blanco muy amplio. Busqué en las paredes hasta encontrar lo que deseaba. Igual que un hospital cualquiera, las flechas verdes que señalaban la salida de emergencia estaban ahí. Las seguí.

Caminaba de prisa, mirando por detrás de mis hombros de vez en cuando. Vi un par de doctores andando de aquí allá, pero nadie parecía percatarse de que estaba escapando.

Estaba en alguna clase de edificio, lo sabía por el tipo de estructura cuadrangular, común de los rascacielos. Muy nerviosa, di la vuelta a una esquina hasta que encontré escaleras. Bajé un par de pisos, casi saltando los escalones, hasta que llegué a un control de seguridad. Había policías.

Me oculté detrás de un muro para observar, pensando en qué hacer. Todos a quienes había visto, hasta el momento, poseían esa maldita aura infernal.

—¿Quién eres? ¿Estás perdida?

Una voz habló detrás de mí. Pegué un salto y me giré. Quedé petrificada al ver una bata blanca. Los lentes cóncavos de un hombre anciano relucieron a la luz de las lámparas. Estaba ahí, mirándome con fijeza, esperando una respuesta.

¡El Cocinero!

Grité muy fuerte y corrí, corrí sin parar. Ya nada me importaba, el miedo me invadía, y sólo quería escapar. Escuché al Cocinero gritar que parase, que sólo quería ayudar, pero no iba a hacerlo. ¡No dejaría que me llevasen de nuevo a ese horrible lugar!

«¡Atención! ¡Código rojo! ¡Tenemos a una recién surgida escapando hacia el área pública por el quinto ascensor del piso 39! ¡Se requiere acción inmediata, repito, acción inmediata!».

Aquella voz hizo eco en mi interior, no se escuchaba, sino que vibraba en mis entrañas.

Seguí corriendo, no me detuve. Lo hacía rápido, más que nunca. Sentía mis piernas fuertes, sanas, listas para sacarme de dónde quiera que estuviera.

Alcancé el puesto de seguridad. Dos guardias me esperaban, pero me deslicé debajo del bloqueo, haciendo volar las mesas e instrumentos que lo conformaban.

—¡Deténganla!

Escuchaba gritos por detrás. No paré. Estaba llorando, la presión de escapar se apoderaba de mí.

Giré en una esquina y encontré más escaleras. Salté, arrojándome al piso siguiente sin apenas pensarlo. Caí con fuerza, sin sentir daño alguno. Juraría que incluso mi peso resquebrajó los escalones, pero no mis huesos. Nada importaba, estaba acostumbrada al dolor, y sólo quería huir.

Esclava de la Realidad: Legado del AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora