Todo comenzó aquella noche, hace dos meses, aquella fiesta que arruino mi vida, aquel rumor que daño mi autoestima, aquel chico que lo invento y me destruyo.
-Ruggero, déjame.- Pedí con angustia al sentir sus cálidas manos al alrededor de mi cintura...
Ya es de noche y no sé qué ponerme, es difícil encontrar algo para lucirme antes los Pasquarelli.
De lo contrario mi madre se pondría furiosa conmigo,Lo peor es que Ruggero va a estar ahí, tiemblo de miedo de tan solo pensar que va a estar mirándome y acosándome en la cena.
Mi madre toca la puerta harta y grita,como siempre.
-¡Apúrate Karol, ni siquiera eso puedes hacer eres una inútil!.- ruedo los ojos con furia al escuchar eso.
Detesto vivir con mi madre, ella nunca me ha querido, siempre he sido una vergüenza para ella, ni si quiera puede fingir un poco de cariño hacia mí, no me importa en realidad ya que no tengo ningún sentimiento hacia ella...
Bajo las escaleras con un vestido blanco, una chaqueta tejida encima para ocultar mis recientes cortadas en las muñecas, no quiero pensar que haría Ruggero si descubriera todos mis cortes.
Seguramente se burlaría de mí y le contaría a todo el instituto, no quiero que eso ocurra,Mi madre me mira con desprecio y me examina de arriba para abajo para asegurarse de que este presentable para la cena.Lo que menos quiere es quedar mal.
Apenas llegamos a la casa de Ruggero, me bajo del auto junto a mi madre y nos dirigimos hacia la enorme casa de la familia Pasquarelli.
Al entrar la primera persona que me encuentro es Ruggero, recostado en el marco de la puerta principal, me recorre con la mirada y me sonríe arrogante.
Se dirigió a saludar a mi madre con un beso en la mejilla.Ella siempre ha dicho que Ruggero es todo un caballero, y que quisiera tener un hijo así.Si supiera como es el en realidad dudo mucho que lo quisiera como hijo.
-Buenas noches Karol.-me saluda cortésmente mientras agarra mi mano, frunzo el entrejeco confundida y lo miro con desprecio.
Me aprieta la muñeca fuertemente haciendo que tenga unas enormes ganas de gritar.En ese lugar me había cortado la noche anterior.-Más te vale que no digas nada Sevilla.- me susurra en el oído haciendo que el miedo se apodere de mí y asiento levemente.
-Buenas noches linda.- me dice Antonella, le sonrió cortésmente.
Los padres de Ruggero son muy amables y educados, todo lo contrario a él.
No entiendo como teniendo unas personas tan cariñosas como padres el puede tener esa actitud,nos dirigimos al comedor, me siento en una de las sillas mientras Ruggero toma asiento a mi lado.
No soporto tenerlo tan cerca,siento una mano acariciando mi pierna,me da asco que él me toque, lo miro con desprecio e intento sacar su mano pero me es imposible, es demasiado fuerte,En la cena no probé bocado, tan solo con ver la comida me provoco asco.
Ruggero me mira con ¿preocupación?.Creo que me estoy volviendo loca, el nunca sentiría eso por mí.Solo quiere hacer mi vida imposible o por lo menos lo poco que queda de ella.Luego de la incómoda situación en la cena, me dirijo al baño y no puedo contenerme, comienzo a llorar.
No me gusta que Ruggero me toque, me da repulsión con tan solo tenerlo cerca de mí.Por su culpa lloro todas las noches encerrada en mi habitación y me corto, sé que esa no es la mejor opción pero es lo único que me da alivio cuando me siento mal,luego de haber pasado un rato en el baño, me retoco el maquillaje para que no se note que he llorado.
Abro la puerta del baño y me encuentro con la persona que menos quiera toparme, Ruggero.
¿Me habrá escuchado llorar?.
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