Bonus

3.4K 460 101
                                    

03 de Junio.

Hinata caminaba entre la multitud, sosteniendo fuertemente su pequeño bolsillo. Su vestido beige, lograba resaltar con su blanquecina piel, haciendo relucir un poco más sus zapatillas blancas. Su cabello azabache, se mantenía suelto con pequeñas ondas, un poco más largo de lo que usualmente usaría. Pero él le mencionaba que le gustaba.

Rebuscó entre los cuerpos, encontrándolo de espaldas a ella. Caminó sigilosa, esperanzada que no la haya visto ya.

Dio unos ligeros pasos, sosteniéndose de puntas tratando de alcanzar a tapar sus ojos.

—Eres tú, Hinata— sonrió. Sostuvo las manos delgadas, intentando dar la vuelta para verla de frente.

—¡No es justo! Siempre sabes que soy yo—

—Nadie más trataría de hacer eso, Hinata. Solo tú— agarró sus caderas, abrazándola.—¿Cómo te fue con tu padre?—

Soltó su agarre, haciendo por acción sostener su mano para empezar a caminar.

—Digamos que, no lo tomó muy bien. Pero tampoco se negó— suspiró.

—Lo entiendo perfectamente. Después de todo yo también lo dudaría—

—¡No es así! Quiero decir, llevamos en una relación por más de dos años, tengo la edad suficiente para poder tomar mis decisiones— bufó.

—Cariño, es entendible. Aún así, tu padre aceptó que estuviéramos juntos, cuando al principio no lo sacaba de la idea de la denuncia—

—Te has ganado el cariño de Hanabi, y poco a poco la plática con Neji es más fluida. Padre solo necesita tiempo— suspiró, por segunda vez.

Las cosas habían mejorado desmesuradamente, pero su padre aún sostenía sus dudas. La edad era una de ellas; eran de sociedades totalmente diferentes. Sus amistades, ni mencionarlas. Aun después de haber conocido las facetas de Yama y Gai—haber comprobado que mentalmente son de su misma edad— eran excelentes seres. Tenían un día en especial donde se reunían a charlar en el departamento de Kakashi y intercambiaban variedad de temas.

Mientras que Ino y Temari no tenían salida con ellos, pero cada fin de semana se reunían a darse información nueva.

Hace más de dos años, las cosas con Kakashi habían mejorado. Desde su primer beso, su primera cita oficial y ahora, llegado el punto de vivir juntos.

Aún cuando había recibido comentarios positivos de su hermana y Neji, le preocupaba su padre. No sé había negado, pero tampoco aceptado. El primer año intentó hacer la relación imposible, terminando en pelea. Y poco después, comenzó a aceptarlo, derrotado.

—Tu padre lo aceptará con el tiempo, Hina— contestó.

La azabache, asintió.

—¿Yama y Gai irán en la noche? Escuché que tenían pensado hacer maratón de The Big Bang Theory— mencionó, intentando cambiar el tema.

Kakashi, volteo a mirarla. Hinata era una mujer hermosa. Tanto interior como exterior. Había dejado de importarle la diferencia de edades, desde hace unos años. Le gustaba. No, a decir verdad, creía amarla lo suficiente.

Había captado su corazón, y viceversa. Le había demostrado cuanto le quería. Aún cuando Hinata estuviera por terminar la carrera, le llevaba bentos de comida preparadas por ella. Cansada, le demostraba día por día que no era una chiquilla que lo dejaría, le demostraba que sentía lo mismo por él o hasta más.

Y actualmente, llegó a la conclusión que quería verla despertar, y dormir alado de él. Recibirla con buenos días, y llevarla con buenas noches. Que por cada día estresante en el Instituto, tener sus besos lo aligeran.

Eso no quitaban los celos diarios de la azabache.

Preguntándose cada día si no le gustaría alguna otra estudiante, por los regalos y cartas que le daban. Al llegar, las leía junto a ella para demostrarle que no le ocultaba nada. En realidad, apreciaba los obsequios. Le daban un buen recuerdo.

Terminado de revisarlos, la besaba. No llegaría jamás a querer a alguien como lo hace con ella, dejándole en claro que solo era Hinata, ella y nadie más.

—¿Qué sucede?— contestó Hinata, notando que llevaba algunos segundos sosteniendo su mirada en ella.

Sonrió, agachando su cuerpo para besarla. Pegaron sus labios en sintonía lenta, dejándose llevar por el dulce néctar de los contrarios. Al abrir su boca ligeramente, el peliplata aprovechó pasando su lengua dentro, saboreando el sabor a menta de esta. Separó sus labios, dejandolos pegados a los de ella.

—Hoy nadie irá al departamento. Esta noche estaremos solamente tú y yo, mi Hinata—

No habría más preocupaciones, más dudas. La quería. La amaba. Y eso era más que suficiente.

. . .

¡Lloraré!

Aquí termina lo que viene siendo "Sin remitente" una historia que eh hecho con mucho amor, sudor, estrés, lágrimas. Me encantó haber hecho este KakaHina y no lo lamento por nada del mundo.

Lo que si lamento tanto es haber tardado con este horripilante final (siendo sincera, NO me gusta como escribo y hay veces en las que borro y vuelvo a reescribir). Había tenido muchas cosas por hacer ya que estoy en mi tésis y mi servicio social :-(

¡Gracias muchas gracias a todos/as los que llegaron a leerme! Nos veremos pronto, en otro producto de mi alocada imaginación.

Sin Remitente || KakaHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora