Capítulo 7

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Narra Luli:

-Eu, ¿qué te pasa? -pregunté confundida, sintiendo como Mateo me jalaba lejos de Cacha y Zaina.

Hoy nos habíamos reunido todos en Santa Fé, para la siguiente jornada. Esta vez batallaría contra Replik, y estaba emocionada.

Traté de alejarme nuevamente, pero él continuó llevandome, con muchísima facilidad.

-¡Mateo! -volví a nombrarlo, ya cansada.

Él se da vuelta molesto, enfrentándome.

-¿Que qué me pasa? -me mira incrédulo.- Me mentiste, eso es lo que me pasa.- me regañó con la mirada.

Yo tragué en seco, nerviosa.

-No sé a qué te refieres.- solté desviando la mirada. Mi voz se puso repentinamente mas aguda, como me sucede cada vez que miento.

Él me estudia con los ojos achinados.

-Nunca te pudiste juntar, ni un día de la semana, todos ocupados durante un mes.- empieza.

-Estaba ocupada con el pian...

-Me decías que estabas comiendo y te sentías mejor, y me mentiste.- niega con la cabeza.- Estas muy delgada y necesitas ayuda, Luz, hablo en serio.

Yo rápidamente tomé distancia, mirándolo mal.

-No jodas Mateo, me veo igual, no me molestés.- respondí arisca, lo menos que necesitaba ahora eran sus regaños. Estos últimos meses me la pasaba re depresiva, casi ni salía de mi cuarto y sólo veía videos de gente comiendo muchísimas calorías, mientras yo trataba de consumir lo menos posible.

-¿Si quiera te ves al espejo? Estas re flaca, los fans se empieza a dar cuenta, ya hablan de eso, Luli.- me informó, haciendo que frunciera los labios. Ya sabía de eso, lo había leído, en cualquiera de mis redes ese tema aparecía. Y no había forma de evitarlo.

-¿Y? -pregunté de repente, sin expresión alguna.- Me da igual ya.- objeté, caminando en sentido contrario.

Él rápidamente me tomó del brazo atrayendome a su cuerpo.

-¿Cómo que "y"? -me agarró ejerciendo un poco de presión.- Estas desnutrida ¿no entendes? -me miró mal.- Estoy cansado de ver como te destruís la vida y no hacer nada para impedirlo.- me soltó pensativo, como cada vez que planea algo.

-¡Espera, Mateo! -exclamé llamando su atención.- ¿Qué vas a hacer? -pregunté asustada, pero él me ignoró.- ¡Mateo! -lo tomé del brazo preocupada para que me mirase.

Esto pareció suavizarlo, porque rápidamente me observó con fijeza, los pomulos marcados, ojeras que traté de cubrir en vano con maquillaje, pelo fino, claviculas sobresalientes, y no pudo seguir viendo más, porque rápidamente desvió la mirada.

Observé sus zapatillas, sintiendome culpable.

-No estuviste comiendo.- soltó de repente.

-Yo...- traté de decir algo, pero nada salía de mi boca.

-¿Por qué? -preguntó, observandome finalmente, mientras yo jugaba con mis dedos.

-Yo...- volví a decir, pero a estas alturas era como si mi cerebro no pensara, como si no pudiera razonar lo que me decía, como si hablaramos diferentes idiomas.- No sé.- dije finalmente, porque en verdad no sabía la respuesta, porque no entendía la pregunta, porque me la iba a tener que repetir como tres veces para procesarla y se daría cuenta de la seriedad del asunto.

Cada vez que no comía sentía como mis neuronas se morían, una tras otra. Pero podía permanecer tonta, si de ser linda se trataba.

-Luz.- volvió a llamarme.

Anorexia ; TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora